En el texto enviado a nuestra
redacción, el Secretariado insiste ver el proceso iniciado en la Habana como un
“punto de encuentro de dos maneras de ver la problemática nacional y de plantear
su resolución. De un lado está la óptica del gobierno, que defiende las clases
pudientes y la inmovilidad del orden vigente. Del otro, la propuesta de la
insurgencia, construida desde la visión de los sectores populares que urgen y
claman por cambios. Nos parece normal que en un comienzo las posiciones se
presenten lejanas”.
Dice el comunicado que en las
diferentes partes de la geografía nacional, los guerrilleros reciben impresiones
de la población que expresa una gran esperanza de lograr una vez y para siempre
la anhelada paz con justicia social.
También sostiene que la Delegación de
Paz de la guerrilla en la Habana, reciben muchos mensajes y propuestas para
fortalecer los mecanismos y la misma agenda política del
proceso.
“Nuestro empeño apunta a que las voces
de todos los colombianos resulten bienvenidas en el proceso de conversaciones.
Sólo así creemos que puede crearse una paz duradera. ¿Significa esto una agenda
paralela, en contravía de lo acordado hasta el momento? De ninguna manera. Se
trata tan solo del desarrollo consecuente del preámbulo del Acuerdo General, un
imperativo de primer orden y de simple sentido común”, afirma el Secretariado de
las FARC que llama al pueblo de tomar las riendas:
“Es la población colombiana quien
soporta la enorme carga tributaria que el Estado impone para poner en marcha el
gigantesco aparato militar con el que se pretende acabar a la insurgencia. El
ciudadano del común ve crecer incesantes las cargas presupuestales destinadas al
mantenimiento de un desproporcionado Ejército, en detrimento de la inversión en
salud, educación, vivienda, obras públicas, ciencia y tecnología. Todo lo cual
explica las motivaciones y el papel cardinal desempeñado por las organizaciones
sociales colombianas en el impulso a la apertura del escenario de diálogo y
concertación. (. . .) El país entero tiene que movilizarse a exigir su
participación decisoria en el proceso de paz”.
A continuación ANNCOL reproduce el
comunicado del Secretariado de las FARC-EP:
Declaración Política del
Secretariado Nacional de las FARC-EP
Las conversaciones que se adelantan
entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC-EP en La Habana, despiertan
intenso interés en el conjunto del pueblo colombiano. Las unidades farianas
reportan de lo ancho y largo del país, que la población demanda conocer cada vez
más sobre lo que se discute en Cuba. Igualmente, a la Delegación de Paz de las
FARC-EP en la Habana llega un caudal de mensajes del mismo tenor, voces de
aliento y apoyo, solicitudes de participación, propuestas y proyectos. Se trata
de la viva manifestación de nuestro pueblo por no seguir excluido de las
decisiones nacionales.
La Mesa de La Habana es el punto de
encuentro de dos maneras de ver la problemática nacional y de plantear su
resolución. De un lado está la óptica del gobierno, que defiende las clases
pudientes y la inmovilidad del orden vigente. Del otro, la propuesta de la
insurgencia, construida desde la visión de los sectores populares que urgen y
claman por cambios. Nos parece normal que en un comienzo las posiciones se
presenten lejanas. El esfuerzo consiste en poner a prueba el arte de ensartar
perlas, como definía John Agudelo Ríos al oficio de acercar posiciones,
flexibilizar y construir salidas satisfactorias para las dos
partes.
Nuestro empeño apunta a que las voces
de todos los colombianos resulten bienvenidas en el proceso de conversaciones.
Sólo así creemos que puede crearse una paz duradera. ¿Significa esto una agenda
paralela, en contravía de lo acordado hasta el momento? De ninguna manera. Se
trata tan solo del desarrollo consecuente del preámbulo del Acuerdo General, un
imperativo de primer orden y de simple sentido común. Es sobre los hombros del
grueso de la población que se descargan las más funestas consecuencias del
conflicto armado, y es en su modo de vida miserable donde subyacen las causas
del alzamiento.
Es la población colombiana quien
soporta la enorme carga tributaria que el Estado impone para poner en marcha el
gigantesco aparato militar con el que se pretende acabar a la insurgencia. El
ciudadano del común ve crecer incesantes las cargas presupuestales destinadas al
mantenimiento de un desproporcionado Ejército, en detrimento de la inversión en
salud, educación, vivienda, obras públicas, ciencia y tecnología. Todo lo cual
explica las motivaciones y el papel cardinal desempeñado por las organizaciones
sociales colombianas en el impulso a la apertura del escenario de diálogo y
concertación.
En el contexto de la participación
popular en la construcción de la paz, debe ser centro de la discusión la
creación y consolidación de una democracia auténtica, no sólo para la Mesa, sino
para toda la vida política nacional. Únicamente con una verdadera democracia
podrá Colombia superar la crisis endémica que la aqueja. Su adecuada conjugación
en la actual coyuntura nos puede llevar a feliz puerto, a democratizar la
propiedad de la tierra y el uso del suelo, la vida política, los derechos
económicos, sociales, culturales y ambientales, los medios masivos de
comunicación, la vida misma al interior de las familias.
Todos hemos sido partícipes y víctimas
de un conflicto que pesa ya bastante en los hombros de la nación entera, que
como un enorme lastre nos impide alzar el vuelo hacia mejores horizontes.
Definitivamente la paz no podrá ser resultado de un diálogo alejado del pueblo
de Colombia, de una decisión por las alturas, de imposiciones unilaterales de
cualquier orden. El país entero tiene que movilizarse a exigir su participación
decisoria en el proceso de paz. Movilicémonos todos para ser por fin escuchados,
movilicémonos todos a democratizar la patria, movilicémonos todos por la
recuperación de nuestra soberanía.
Secretariado del Estado Mayor Central
de las FARC-EP
Montañas de Colombia, 4 de diciembre de
2012
Tomado de ANNCOL
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