Querida Ana, ¿que pensarías de todo esto? ¿Qué pensarías sobre lo que se ha convertido el mundo? ¿Qué sentirías acerca de cómo nos seguimos comportamos? ¿Te sorprenderías de lo que ha sucedido con el pueblo Judío desde tu muerte y de cómo se ha desarrollado su historia en el siglo XXI? ¿Te impactarías con el uso indebido de la memoria del holocausto?
¿Qué escribirías en tu diario hoy día, Ana Frank? ¿Cuáles serían tus sueños y esperanzas?
Se supone que sería el genocidio para acabar con todos los genocidios.
La alerta final del poder monumental del odio. Pero después vino
Camboya, Ruanda, Bosnia y Darfur. Todo lo que hemos aprendido es que
nunca aprendemos. Cada generación debe descubrir que no existe la
victoria sobre el odio, sólo perdón y vigilancia.
Como otros, me he preguntado qué significa ser Judío después de
Auschwitz, después de Belsen y Treblinka. ¿Qué significa ser Judío
después de Ana Frank?
Ana, te convertiste en el símbolo del millón y medio de niños judíos
asesinados por Hitler y los Nazis. No podemos comprehender esas vidas
perdidas, pero podemos atesorar la tuya. Como dijiste una vez en tu
diario: "Me gustaría seguir viviendo después de mi muerte". Eso
es lo que yo desearía también. Tu fe en la humanidad y tu creencia que
el bien puede triunfar en los tiempos más duros, es el mensaje al que
debemos aferrarnos.
Pero, ¿qué sucede cuando tu muerte, y la de todos los que representas,
se usa para justificar el abuso sobre otro pueblo, su identidad, su
historia y su herencia?
¿Qué hemos hecho a tu memoria, Ana, cada vez que decidimos calificar de
anti-semita a cada crítico de Israel y de Nazi moderno a cada
Palestino? ¿Qué sucede con el significado de tu vida cada vez que
elegimos victimizarnos eternamente, siempre amenazados?
La verdad es que 70 años después, el pueblo judío aún sufre un terrible
trauma. Es el trauma que ha distorsionado nuestro pensamiento colectivo
y nuestra identidad. Un trauma que ha desviado la brújula de nuestra
moralidad. En Israel y la diáspora judía, el Holocausto se ha usado para
explicar y justificar cada agresión, cada familia Palestina despojada,
cada pedazo de tierra robada, cada casa demolida, como medidas para
prevenir un segundo Holocausto.
Hemos elevado el Holocausto más allá de nuestra historia. Le hemos dado
existencia metafísica, un horror como ningún otro, un mal sin
comparación. Mencionar cualquier atrocidad en la misma frase es tratado
como una herejía. Espero que concuerdes, Ana, que esto es un peligroso
sinsentido. La escala del Holocausto es única y sus métodos nunca deben
ser repetidos, pero ese modo de pensar y el sufrimiento no son nuevos y
se han seguido repitiendo.
El comentarista israelí Boaz Evron dijo en 1980: "Dos cosas terribles han sucedido este siglo al pueblo judío: el Holocausto y las lecciones aprendidas de él."
El sionismo ha tomado el Holocausto como una vindicación de su teoría
acerca de la historia judía: los judíos no tenán futuro en Europa y
nunca serían completamente aceptados; sólo un estado Judío traería
normalidad y seguridad.
Pero en pleno siglo XXI, ¿qué es más anormal y anacrónico que un estado
Judío etnocrático, que por su propia naturaleza favorece a un grupo de
ciudadanos por sobre otro?
Con trágica ironía, hemos creado para nosotros un nacionalismo cada vez
más estridente basado en la creencia de una superioridad étnica,
religiosa y cultural. Hemos recreado en nuestra tierra ancestral, las
mismas condiciones que causaron nuestra persecución en Europa y sin
embargo lo describimos como un milagroso renacer.
Ana, hay dos mujeres que me gustaría presentarte. Ambas me han ayudado a
entender como los judíos podemos pensar acerca del Holocausto y cómo
integrarlo en nuestras vidas.
Sara Roy es la hija de una sobreviviente del Holocausto y ha estudiado
desde hace más de 25 años los efectos de 40 años de ocupación y bloqueo
económico Israelí sobre la Franja de Gaza. Su padre fue uno de los dos
sobrevivientes del campo de exterminio de Chelmno, también sobrevivió a
Auschwitz y Buchenwald. La experiencia de sus padres la influenció
profundamente en su compromiso de estudiar la desintegración social y
económica en Gaza. Ella explica el porqué su madre decidió no vivir en
Israel después de la guerra:
"Su decisión de no vivir en Israel se basó en una creencia,
aprendida y reforzada por sus experiencias durante la guerra, que
tolerancia, compasión y justicia no se pueden ser practicadas cuando uno
vive sólo entre los propios." Citando a su madre: "Quería
vivir como Judía en una sociedad pluralista, dónde mi grupo fuese
importante para mí, pero dónde otros grupos también lo fueran."
"Las lecciones del Holocausto siempre se me han presentado como
algo particular (es decir Judío) y universal. Tal vez lo más importante
es que se me han presentado como indivisibles. Dividirlas significaría
disminuirlas".
Irena Klepfisz, poeta y feminista, escapó del guetto de Varsovia con su
madre. Su padre fue asesinado poco después del inicio de la resistencia
Judía en los guettos. Irena cree que la mejor manera de rendir tributo a
áquellos que lucharon, resistieron y murieron en el levantamiento judío
de Varsovia es sostener su visión y fiera indignación hacia la
destrucción de la vida cotidiana de su pueblo.
"..la histeria de una madre por su hijo baleado; una familia muda
ante su hogar vandalizado o demolido; una familia separada, desplazada;
leyes injustas y arbitrarias que demandan el cierre o apertura de
colegios; la humillación de un pueblo cuya cultura es denominada
inferior; un pueblo desamparado sin nacionalidad; un pueblo viviendo
bajo gobierno militar. Por nuestra experiencia, reconocemos estos males
como obstáculos a la paz."
Irena reconoce el cruel trueco que el Holocausto ha jugado en su sensibilidad moral: "¿Se
ha convertido el Nazismo en la única norma por la que los Judíos juzgan
el mal, y áquello que no sea su exacto duplicado es considerado
moralmente aceptable?"
Ellas son voces judías de la conciencia para que abramos nuestros
corazones y oídos. Son también las voces que se ahogan diariamente en la
ruidosa arrogancia y chauvinismo que prefiere poder a deber, poder
Judío a ética Judía.
Ana, hoy más que nunca necesitamos tu fe simple en la naturaleza
humana. Necesitamos que vivas después de tu muerte, tal como lo
deseaste.
¿Recuerdas estas bellas palabras?
"Qué maravilloso es que nadie necesite esperar un solo momento antes de enpezar a mejorar el mundo".
Ana,
Tu espiritú luminoso sea recordado.
Tus esperanzas vivan a través de otros.
Tu aprendizaje sea nuestro aprendizaje.
Tus esperanzas vivan a través de otros.
Tu aprendizaje sea nuestro aprendizaje.
Tuyo en busca de justicia, bondad y humildad,
Robert A.H. Cohen
Acerca del Autor
Robert A.H. Cohen, es un judío del Reino Unido. Vive en la localidad de cumbria. Mantiene el blog Micah's Paradigm Shift con una mirada crítica al sionismo.
Tomado de http://www.palestinalibre.org
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