Desde comienzos de semana ha sido comidilla en Miami una declaración del Congresista Joe García a favor de que se pruebe en Estados Unidos
el medicamento Herberprot-B para el tratamiento del pie diabético. Los
enemigos políticos de Joe García le han dicho de todo y del ataque a su
persona han pasado a lo mismo: a las calumnias contra la revolución
cubana y su sistema de salud; en particular contra su industria
farmacéutica.
Joe García ha tenido que defenderse
diciendo que lo hace por cuestiones humanitarias y que “Solo se trata de
medicina”. Ha reconocido que hay 70.000 amputaciones anuales en los
Estados Unidos por problemas de diabetes y que él no quiere tener el
triste mérito de ser el legislador que determine que las personas no se
curen solo porque hay que obedecer un embargo. Dijo en su declaración
que el que desee hablar de política que lo haga, pero que desde el punto
de vista humano,“Si el tratamiento funciona, ¿por qué no habríamos de
usarlo?”.
A pesar de las campañas calumniosas que
se hacen, la salud pública cubana tiene un gran prestigio internacional.
Reconocen su calidad especialistas de las ciencias médicas de EEUU,
Europa y el resto del mundo; incluyendo varios Premios Nobel. Pero sobre
todo lo agradecen los pacientes y sus familiares, que han visto los
resultados.
Cuba ha hecho una gran
inversión en la investigación médica y biotecnológica y se ha mantenido
en la punta de muchos índices investigativos gracias a la visión de Fidel,
que desde el primer momento del triunfo revolucionario de 1959
comprendió que había que hacer de Cuba un país de hombres y mujeres de
ciencia.
Institutos cubanos como el de Medicina
Tropical, el Hospital Ortopédico Frank País, el Instituto de Ingeniería
Genética y Biotecnología, la red de Hospitales Docentes del país, el
Centro Internacional de Investigaciones Médico Quirúrgicas y muchos
otros son respetados internacionalmente. Los resultados de este sistema
de investigación científico técnica Cuba los ha podido comercializar a
precios módicos o sencillamente los ha donado a los más necesitados.
Como parte de los avances se desarrolló
el medicamento que ahora es motivo de disgusto de los extremistas de
Miami. Ni siquiera son capaces de tener en cuenta que las afecciones a
las extremidades son de las más peligrosas en un diabético. Además de la
lesión física y el peligro latente de amputaciones sucesivas, ello trae
aparejado un gran daño psíquico y emocional por lo que implica perder
partes del cuerpo. Es algo realmente traumático.
Con el medicamento cubano existe la
posibilidad de que enfermos en Estados Unidos se traten y prevengan
secuelas como las descritas. Ha sido un gran acierto el de Joe García el
tratar de facilitar que se pruebe con el Heberprot-B, aunque por esto
haya tenido que sufrir la guerra de los insaciables extremistas de
Miami.
Como muchos saben yo he sido crítico del
Rep. Joe García. Lo he sido en la radio, por escrito y, lo más
importante, personalmente. Y mañana o la semana próxima lo podría volver
a criticar con la misma dureza si es necesario. Él lo sabe. Sin
embargo, por esta vez tengo que felicitarlo y expresarle mi solidaridad
frente a sus rivales.
En este caso la derecha extremista, que
siempre ha odiado y perjudicado al pueblo cubano, perjudica también al
propio pueblo norteamericano al tratar de negarle el producto médico.
Para ello se inventan todo tipo de falacias, denigraciones, mentiras,
porque no les importa la salud del pueblo. Lo que le interesa a la
Congresista Ileana Ros-Lehtinen y a Mario Díaz-Balart es hacer politiquería para conservar sus puestos y saciar sus ansias de venganza. Por eso fueron los primeros en saltar.
Además de los congresistas la prensa de
Miami ha arremetido contra el uso del medicamento cubano. Ninoska
Lucrecia Pérez Castellón, la vocera del grupo más extremista de la
ciudad de Miami, no ha dejado de maldecir toda esta semana contra la
medicina cubana. Y se ha incorporado a la campaña un personajillo
tristemente célebre, que se presenta como médico aunque se comporte como
todo lo contrario.
Me refiero al llamado Doctor Darsi
Ferrer, que estudió gratuitamente en Cuba y como otros se convirtió en
extremista. Ferrer ha acusado sin pruebas al Congresista Joe García de
ser un cabildero a favor de la comercialización de medicinas; le ha
tratado como ignorante y falto de principios políticos. Bajo ha caído
este Doctor, que según cuenta el escritor Raúl Capote en
su último libro era el candidato de la diplomática Kelly Keiderling
para liderar la llamada oposición en los días inmediatos a la enfermedad
de Fidel. Un líder de barro el Doctor Ferrer que al primer desorden
corrió y se refugió en la casa de un diplomático, con perro incluido.
Este señor, que se vende como jefe de la
oposición cubana y no ha sido líder ni en su propia casa, solo está
tratando de que le suban el precio en el negocio de difamar a Cuba desde
Miami. Es inaceptable que esto lo haga una persona que se dice medico,
una profesión donde debe primar el humanismo.
Esto tiene un significado histórico
importante. Tengo que decir que Ileana Ros-Lehtinen lo vio, se dio
cuenta. Con una visión retrógrada pero pragmática, porque sencillamente
es lo que ella defiende, Ros-Lehtinen se alarmó porque es la primera vez
que un cubanoamericano electo al congreso de los Estados Unidos se
desmarca de la manada. Por lo menos ya hay una voz disonante en algún
asunto.
Se me hace muy significativo que habiendo
hecho público el Partido Republicano que va con todo para recuperar en
el 2014 el Distrito 26, Joe García se atreviera a defender la prueba con
el medicamento cubano como si no le importara el voto de los
extremistas de Miami o su influencia. Puede ser que tenga una buena
carta política bajo la manga; puede ser que haya comprendido que ese
sector obsoleto ya no decide elecciones y confíe en que puede conservar
su puesto como legislador federal basado en las nuevas fuerzas
políticas. Si es así, el entierro definitivo de la derecha
cubanoamericana de Miami habría comenzado.
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