lunes, 21 de octubre de 2013

Posada Carriles y la FNCA.







Si bien no se pueden analizar la vida y las actividades de Luis Posada Carriles sin tener en cuenta sus vínculos con las agencias federales norteamericanas como la CIA y el FBI; y nunca se podrá  hacerlo sin tener en cuenta sus relaciones indisolubles con los militares y la ultraderecha gobernante de los países donde ha vivido y ha desarrollado sus actividades terroristas, tampoco puede hacerse un estudio serio de su avatar  violento sin tener en cuenta a la Fundación Nacional Cubano Americana. Esto es así, porque la  ha sido su soporte y su financista, su mentor y fuente de apoyo logístico, su mecenas y su fuente de dirección, su jefe y meretriz a la vez.


El maridaje  entre ambos no ha sido, sin embargo, pleno y feliz. En varias ocasiones la FNCA se ha distanciado del terrorista temiendo que éste, dado al egocentrismo y al impulsividad, saque a la luz pública su participación en bochornosos acontecimientos que pondrían en peligro su imagen ante sus seguidores y la opinión internacional. Dos acontecimientos evidencian esta aseveración. El primero de ellos ocurrió cuando la FNCA puso kilómetros de distancia entre ella y Posada Carriles en ocasión de destaparse el escándalo Irán-Contras en agosto de 1986. Otro fue cuando el terrorista internacional se vanaglorió de sus fechorías, en julio de 1998, ante los periodistas del New York Times Dan Rohter y Ann Louise Bardach.


La Fundación Nacional Cubano Americana fue creada mediante  el Decreto 501-C3 por el presidente norteamericano Ronald Reagan, el 1 de agosto de 1981. Aunque fue concebida como una institución de tipo humanitaria y educativa, ha representado una de las más importantes organizaciones dentro del varado espectro político de la mafia miamense, inclinada al cabildeo político y al apoyo y financiamiento del terrorismo.


Desde sus inicios se nuclearon en su seno los sectores más recalcitrantes de la contrarrevolución cubana, vinculados históricamente a la guerra sucia de la CIA  contra Cuba, así como representantes del poder económico, amasado sobre la base de aprovecharse de las donaciones de los incautos que creyeron en su beligerancia contra la Revolución, así como el hurto de parte del financiamiento gubernamental a su actividad. Hicieron riqueza también a partir del favorecimiento de las autoridades municipales y estaduales en las licitaciones de esa época.


Los requisitos para los aspirantes a miembro de su Junta de Director fueron:


● Contar con un amplia hoja de servicios en la lucha contra la Revolución Cubana.

●  Disponer de una considerable riqueza económica.

●  Gozar de la confianza de las autoridades norteamericanas.


El fundador y cabecilla de la FNCA, durante 16 años,  fue Jorge Lincoln Mas Canosa. Éste falleció el 23 de noviembre de 1997.


Le cabe, por tanto, el cuestionado honor de haber nucleado a los millonarios de origen cubano en la Florida, de haber sostenido y financiado a los más importantes terroristas, así como de haber sido una importante fuente de apoyo a las aspiraciones electorales de los representantes de los sectores ultraconservadores de los Estados Unidos.


Desde su creación, la FNCA implementó un claro programa encaminado a inmiscuirse en la política de las administraciones norteamericanas y condicionarla a una abierta confrontación con Cuba. En 1994 la revista norteamericana The New Republic publicó un extenso artículo en el que demuestra cómo varios congresistas recibieron fondos de la FNCA para  que implementaran legislaciones anti cubanas y ejercieran presiones sobre las decisiones ejecutivas con respecto a Cuba. En esa oportunidad se dio a conocer que los representantes por la Florida Ileana Ros Lehtinen y  Lincoln Díaz Balart, así como Robert Torricelli, Richard Helms y otros, habían recibido diferentes fondos para sus campañas por parte de la Fundación. Como resultado de estos favores, los legisladores presentaron dos criminales leyes anticubanas: la Ley Torricelli (1992) y la Ley Helms Burton (1996).


Otro campo de su accionar lo ha sido el cabildeo dentro de varios gobiernos europeos y latinoamericanos para lograr que mantengan posiciones hostiles contra Cuba y participen abiertamente en la campaña internacional de diversionismo ideológico contra la Isla. Varios directivos de la FNCA han visitado países como España, Nicaragua, Argentina y establecido alianzas en esos tiempos con sus gobernantes, como ocurrió con José María Aznar, Arnoldo Alemán y Carlos Menem, respectivamente. Un ejemplo evidente: En 1994  presionaron al gobierno colombiano para evitar una venta de petróleo a Cuba.


Desde su fundación hasta 1993, en que fundaron el Frente Nacional Cubano, su núcleo militar secreto, la Fundación se dedicó a financiar la actividad terrorista de otras organizaciones contrarrevolucionarias como PUND, Comandos L, Alpha 66, Cuba Independiente y Democrática, Ex Club de Presos Políticos, Brigada 2506  y muchas otras. Gracias a esa ayuda, terroristas como Guillermo e Ignacio  Novo Sampoll, Rodolfo Frómeta, Ramón Orozco, Felíx Rodríguez, Gaspar Jiménez Escobedo, Luis Posada  Carriles, Nelsy Ignacio Castro Matos, Santiago Álvarez  y muchos otros, han perpetrado innumerables acciones terroristas en estas décadas.


Muchas de las acciones bendecidas y financiadas por la FNCA, detrás del telón, lo fueron:


●  Colocación de decenas de bombas en agencias que envían paquetes a Cuba entre los años 1980 y 1990, sin que las autoridades norteamericanas hayan detenido tales acciones.

●  Colocación de artefactos explosivos contra intereses y representaciones cubanas en el exterior, del que existe un amplio rosario de atentados.

●  Acciones terroristas contra el territorio cubano en los últimos 27 años, incrementadas en la década de los 90.

●   Financiamiento y participación de algunos de sus miembros y directivos en la planificación, organización, financiamiento y ejecución de planes de atentados contra Fidel Castro durante sus visitas al extranjero. En todas las Cumbres Iberoamericanas, con excepción de la IX celebrada en la Habana, se planificaron atentados contra el mandatario cubano.  En estos planes estuvieron directamente involucrados Jorge Mas Canosa y su hijo Jorge Mas Santos, Alberto Hernández, Francisco José Hernández Calvo, Feliciano Foyo, Arnaldo Monzón Plasencia, José Antonio Llamas, Roberto Martín Pérez y otros directivos de la FNCA, algunos de los cuales la abandonaron en el cisma del 2001 para integrar el Consejo por la Libertad de Cuba.


Para realizar estas acciones contaron con el empleo de terroristas de la calaña de Luis Posada Carriles, Gaspar Jiménez Escobedo, Ramón Orozco, Félix Rodríguez Mendigutía, Guillermo Novo Sampoll, Pedro Crispín Remón y otros, de amplios records  criminales.


●   Sostenimiento a la contrarrevolución interna desde los momentos mismos de su fundación en 1981, actividad que se incrementó con el surgimiento de los grupos de auto titulados “disidentes” dentro de la  Isla.

●   Financiamiento de la defensa de connotados terroristas enjuiciados en procesos legales por su participación en planes criminales, como ocurrió con los casos de José Dionisio Suárez Esquivel y Pablo Virgilio Paz Romero en el 2001, así como con los terroristas capturados en 1997 en el buque La Esperanza. Igualmente, la FNCA movilizó cuantiosos recursos para la defensa y liberación de Posada Carriles, Gaspar Jiménez Escobedo, Guillermo Novo Sampoll y Pedro Crispín Remón desde el 2000 hasta su supuesto indulto en el 2004.


La FNCA ha sufrido diferentes cismas desde su fundación en 1981 como resultado de serias contradicciones internas, ansias contrapuestas de protagonismo político y diferencias en la  participación de sus miembros en el disfrute de prebendas y favores  políticos por parte de los  gobiernos estadual y federal.


El 14 de agosto de 2003 Dennis Hays, vicedirector ejecutivo y representante de la organización en Washington, abandonó la FNCA. Como resultado de los “agravios” proferidos contra Bush por los 98 directores de la FNCA en sus cartas de agosto. En el trasfondo estaban las preocupaciones de algunos directivos simpatizantes de los republicanos que desaprobaban los coqueteos de Jorge Mas Santos y Joe García con los demócratas.


Dentro de los cismas dentro de la FNCA se encuentran las salidas de Frank Calzón y de la extinta Elena Amos Díaz-Verson en ocasiones anteriores.


La pérdida de imagen sufrida por la FNCA, derivada de las denuncias sobre sus vínculos con los atentados terroristas contra Cuba entre 1992 y 1997, así como el pésimo manejo que hicieron de la situación de  Elián González, niño al que se confabularon para secuestrar arbitrariamente con brutal intolerancia, colocó a la FNCA en una cuestionada posición pública.

En los últimos meses de 1997,  lanzaron a una campaña de mejoramiento de imagen que incluyó la incorporación en su dirección de jóvenes profesionales angloparlantes, dirigida a buscar mayor apoyo de sus fuentes de financiamiento. En este sentido sumaron a sus filas a Dennis Hays, Joe  García, George Fowler y otros.


Esta americanización de la dirección de la FNCA creó serias contradicciones con un grupo de históricos dirigentes de la Fundación, quienes acusaron a Jorge Mas Santos de traicionar los ideales de su padre. Un numeroso grupo de 40 directivos, entre los que se encontraban Alberto Hernández, Feliciano Foyo, Luis Zúñiga, Elpidio Núñez, Horacio S. García Cordero, Ángel del Toro, Ángel E. Garrido, José Oliva, José Antonio Llamas, Ninoska Pérez Castellón, Roberto Martín Pérez  y otros, abandonaron sus filas y, meses después  fundaron, el 10 de octubre de 2001, el Consejo por la Libertad de Cuba. Esta separación no representa, desde luego, la desunión de los terroristas, pues todos ellos continúan planificando acciones contra Cuba de común acuerdo.


Con el nombramiento de Camila Ruíz en la vacante dejada por Hays, se pretendió mejorar las relaciones con los representantes cubanoamericanos por la Florida, los hermanos Díaz Balart e Ilena Ros Lehtinen, ya que Camila trabajó anteriormente al servicio de ésta.


A pesar de su pérdida de prestigio comprobada, la FNCA ha tratado de no perder su protagonismo y trató de aparecer en el escenario político de cualquier forma, muchas veces contradiciéndose a sí misma en torpes devaneos. Lo principal es hacerse notar, piensan sus directivos.


Varios ejemplos muestran la intolerancia de esta recalcitrante organización y su posicionamiento dentro de la ultraderecha norteamericana e internacional:


La FNCA recibió en  agosto de 2002 a Mart Laar, ex premier de Estonia,  durante su visita a Miami, en ocasión de un encuentro auspiciado por el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami, quien ha sostenido una política  de ataques a la Revolución en Europa. Lo mismo han hecho con otros representantes de la contrarrevolución internacional como Carlos Menem y José María Aznar.


Este mismo beneplácito ocurrió los días 19 y 20 de Julio de 2003, cuando recibieron al primer ministro de la República  Checa, Vladimir Spidla, y su canciller Cyril Svoboda, en  Miami, promotores de la internacionalización de una política contrarrevolucionaria contra Cuba.


Cuando Bush lanzó sus “Iniciativas para acelerar la transición democrática en Cuba” el 10 de octubre de 2003 y anunció la fundación de la llamada Comisión de Ayuda a una Cuba Libre, codirigida por Collin Powell, entonces Secretario de Estado, y Melquiades Martínez, Secretario de Vivienda, recibió total apoyo de la FNCA.


Cuando el  29 de octubre de 2003,  se realizó una sorprendente votación en el Senado norteamericano a favor del levantamiento de las restricciones de viajes de norteamericanos a Cuba, con 59 votos a favor y 36 votos en contra, provocó no solo el repudio de George W. Bush, sino una fuerte crítica de la mafia terrorista de Miami. La FNCA rechazó tal votación en las voces de Jorge Mas Santos y Omar López Montenegro, proclamado este último como Director de Derechos Humanos de la FNCA.


Otro momento de forzado protagonismo ocurrió el 28 de julio de 2003, cuando el gobierno norteamericano adoptó la inusual medida de devolver a  los secuestradores de una embarcación cubana de Geo Cuba y se produjo la condena en un tribunal del secuestrador de una aeronave del mismo país por el gobierno norteamericano, en una tímida reacción de EE UU por respetar los acuerdos migratorios.  Estas medidas provocaron una histérica reacción en la mafia de Miami. La FNCA, en esta oportunidad, se destacó por su reacción: Esto les va costar”, amenazó de forma airada Jorge Mas Santos. Días después, la FNCA envió  al presidente una carta que contenía veladas amenazas. El 6 de agosto enviaron una segunda carta en la que reprueban a la administración norteamericana por devolver a Cuba a “disidentes” y piden más apoyo para la Radio y la TV Martí.


En los últimos años, como era de suponer, la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) siempre trató de no perder una espacio dentro de la política anticubana cocinada en los Estados Unidos,  no solo para mantener un forzado protagonismo en el diseño de la misma, sino también para ejercer presiones de todo tipo sobre políticos y ciudadanos, usando a veces el chantaje y la amenaza de vendettas al estilo de la vieja mafia siciliana.


Bastaría hojear las últimas noticias  sobre el diferendo entre ambas naciones, para encontrar corroboración precisa sobre cómo, hoy por hoy,  la FNCA ha tratado de convertirse en capitalizadora  de todo lo que tiene que ver con la Isla. No bien el gobierno de Bush anunció, el primero de mayo de 2004,  un conjunto de medidas para reforzar el bloqueo,  la FNCA cantó loas al emperador, aplaudiendo a manos sueltas al nuevo engendro injerencista de la comparsa anticubana del Departamento de Estado, capitaneada por Powell e integrada por  Roger Noriega, Otto Reich y otros  no menos importantes miembros de la administración norteamericana, integrados a la Comisión para acelerar la transición democrática en Cuba.


Con su tácita aceptación de las medidas anticubanas contenidas en el programa para acelerar la transición en Cuba, la FNCA dio la espalda en esos momentos  al consenso imperante entre los emigrados de la Florida, quienes no quieren, ni aceptan, la sucia política yanqui de pretender vencer por hambre a los cubanos. La FNCA, por tanto, demostró una vez más su intolerancia, su falta de sensibilidad y el real desprecio que siente hacia el pueblo cubano.


Allí, desde luego, no pararon las cosas. Cuando el 20 de mayo de 2004, en ocasión de celebrarse el 102 aniversario de la fundación de la república neocolonial, los viejos camajanes de la Florida quisieron explotar los sentimientos y añoranzas de los cubanos radicados en Miami,  para “recordar tiempos pasados”, la FNCA se incorporó con  inusitado entusiasmo a las festividades, bajo el lema de “Cuba Nostalgia”.


Esta fiesta del recuerdo, cuya repetición alcanza la sexta ocasión, está dirigida a rescatar una época basada en la cruel explotación de la gran mayoría de los cubanos; época de vicios y exclusiones,  de atraso económico y dependencia a los Estados Unidos, de pobreza para los muchos y bonanza para los menos.


Usando la figura de la desaparecida Celia Cruz, edulcorando el ambiente con comida cubana y música tradicional, los organizadores buscaron no sólo pingües beneficios (como es costumbre allá), sino también usar la añoranza en función de la política. Para ellos, Castro es el culpable de todo lo perdido y contra él hay que dirigir todo el odio posible.


La desfachatez de los organizadores, dentro de los cuales está la omnipresente FNCA, llegó al extremo de levantar réplicas del famoso cabaret Tropicana. ¿Se habrá olvidado, acaso,   Pepe Hernández,  ex presidente de la Fundación, que tanto él como otros directivos de la misma promovieron en tres ocasiones la voladura con explosivos de esta famosa instalación turística? 


Sin lugar a dudas, los escrúpulos de la FNCA  y de los organizadores de “Cuba Nostalgia” dejaron mucho que desear. ¿Por qué recordar  con añoranza a la antigua tienda El Encanto, cuando fueron precisamente terroristas radicados en Miami los que la quemaron  criminalmente, ocasionando la muerte de la trabajadora Fe del Valle? 


Jorge Mas Santos expuso los puntos de vista políticos de su organización en los últimos tiempos, los que son, en esencia:


• Hay que emplear el voto para lograr que los candidatos en disputa en las próximas elecciones en  los Estados Unidos ejerzan una mayor presión sobre Cuba. En tal sentido, Mas Santos proclamó: “Hay que utilizar el voto del exilio cubano para asegurar que cuando se hable de Cuba en la plataforma del Partido Demócrata o del Partido Republicano, se escuchen las voces de los opositores internos por encima de los políticos norteamericanos”.

No había dudas al respecto, la FNCA ha llamado nuevamente a condicionar la política norteamericana hacia Cuba con la amenaza del voto, tratando de repetir nuevamente el escándalo electoral de las pasadas elecciones.


• Desenfocar el tema del embargo y priorizar  el apoyo a la  oposición interna como estrategia para un “futuro democrático” en Cuba. Al respecto, Mas Santos significó que una de las medidas de mayor trascendencia es la ayuda de 36 millones de dólares a la “disidencia”. La preferencia de este señor por esta medida, incluyendo el cuestionado tema del bloqueo que recibe cada vez mayores críticas dentro de Estados Unidos, tiene, desde luego,  una indudable fundamentación económica. ¿No  le tocará, acaso, a la FNCA parte de la tajada?

Para la FNCA, el apoyo incondicional de los sectores más recalcitrantes de Estados Unidos al tema del  bloqueo, es asunto incapaz de cuestionarse en realidad. Como los más fervientes opositores de la Revolución, el asunto de matar al pueblo cubano con armas o con hambre es cuestión bendecida y puesta sobre la mesa.  Cuestionar a Bush o a Obama, al respecto, sería, a  fin de cuentas, un asunto innecesario.


• En un claro y oportunista  rejuego, empleado durante mucho tiempo para ganar adeptos dentro los cubanos radicados en Estados Unidos, la FNCA ha mantenido su posición con respecto a la política norteamericana de “pies secos, pies mojados”. Mas Santos declaró al respecto: “Tomamos la decisión de enfrentar a esta administración por la política injusta de pies secos, pies mojados, que desde 1995 devuelve a la Isla a los inmigrantes cubanos interceptados en el mar”.  Sería bueno preguntarle al señor Mas Santos si no le preocupa  de la misma forma la situación que padecen los inmigrantes en la frontera mexicano norteamericana y si  ¿no aprecia, acaso,  que es esa misma política la causante de la muerte de miles de cubanos en el Estrecho de la Florida y del estímulo a actos violentos, tales como secuestros de naves  y aviones perpetrados decenas de veces?


• Jorge Mas Santos,  el actual Chairman de la FNCA,  ha abogado  hipócritamente por “una actitud de reconciliación hacia los compatriotas de la Isla”. Con palabras engañosas y falsas, ha expresado él en alguna ocasión: “Soñamos con una  patria donde los cubanos  podamos poner a un lado las venganzas y los odios”. ¿A quién pretende engañar este señor? ¿Cree incautos, acaso, a los cubanos, al extremo de pensar que recibirán a los agresores con flores y banderas, esperando de ellos concordia  y buena fe?


Un nuevo escándalo sacudió a la FNCA  el 22 de junio del 2006, cuando José Antonio Llamas,  ex directivo de la Fundación Nacional Cubano Americana,  acusó a varios de sus cúmbilas terroristas  de esa tenebrosa organización de haberlo estafado y arrojarlo a la ruina económica. Histérico y dolido, reconoció haberse involucrado junto a varios directivos de la Fundación  en diversos planes extremistas contra Cuba, entre los que se destacaban atentados contra Fidel Castro y otros dirigentes de la Revolución; la voladura de hoteles, termoeléctricas, refinerías, hospitales y otros objetivos sensibles de la vida nacional cubana; así como agresiones por medio de explosivos contra aeronaves y oficinas diplomáticas y representaciones de Cuba en el exterior. Este macabro y secreto complot se llevó a cabo cuando él desembolsó la suma de 1,4 millones de dólares para la compra, entre otras cosas, de aviones teleguiados para bombardear a grandes concentraciones de personas y otros objetivos previamente marcados con el GPS en Cuba.  Varios nombres se dio a este engendro de la maldad y el odio irracional contra los cubanos, integrado por un grupo selecto de la dirección de la FNCA: Comisión Militar, Frente Nacional Cubano y otros, tratando de enmascarar sus actividades.


Los nombres de Jorge Mas Canosa, Francisco José Hernández Calvo, Arnaldo Monzón Plasencia, Luis Zúñiga Rey, Horacio Salvador García y otros directivos de la FNCA salieron a la luz en sus ataques. De inmediato, tal como están acostumbrados a hacer, los directivos de la Fundación y algunos de los acusados, de manera personal, se apresuraron a negar las afirmaciones de Llama.


En una de sus cínicas y frecuentes  declaraciones, emitida por la Fundación el 23 de junio de ese año, se  expuso de manera hipócrita y falsaria: “La FNCA reafirma que las acciones de los hombres y mujeres de esta institución han sido siempre el de servir con todo el corazón al pueblo cubano y trabajar arduamente por su libertad. La FNCA está comprometida con una transición pacífica y no violenta hacia la democracia en Cuba.”


Los detalles de la conspiración terrorista, sacada a la luz pública por José Antonio Llamas, evidencian que la misma tuvo sus orígenes en una reunión del congreso anual de la FNCA, el que tuvo lugar  el junio de 1992 en Naples, Florida. Luego se perfiló, un año después, en otra reunión de la Junta de Directores de la FNCA celebrada en Puerto Rico.  En esta última reunión se formó el grupo de la célula paramilitar que se encargaría de llevar a cabo el macabro plan: estaría dirigido por Francisco José Hernández Calvo y lo integrarían Elpidio Núñez, Horacio García y Luis Zúñiga, Erelio Peña y Raúl Martínez, de Miami; Arnaldo Monzón Plasencia y Ángel Alfonso Alemán, de Nueva Jersey, implicado en el caso La Esperanza; Fernando Ojeda, Fernando Canto. Luis Prieto, Miguel Ángel Martínez, Fermín Pernas Roberto Martín Pérez,  Ninoska Pérez Castellón,  Domingo Sadurní y  Luis Botifoll.


Los primeros pasos conllevaron a adquirir un helicóptero de carga, 10 aviones ultralivianos con control remoto, siete embarcaciones y abundante material explosivo. Los primeros fueron encargados a  la firma Nautical Sports Inc, de la Florida y a Refri Auto, radicada en República Dominicana, mientras que los explosivos los consiguió Raúl López, propietario de una firma autorizada al efecto en ese entonces y mediante un préstamo del Ready State Bank, de Miami, por decisión del propio Pepe Hernández. 


El plan, sin embargo, falló y José Antonio Llamas perdió más de un millón de dólares invertidos en el mismo.


Antonio Llamas volvió a la carga contra sus ex socios de correrías terroristas cuando  el 24 de noviembre de 2008 hizo publicar una nueva acusación en el  Nuevo Herald, en la que la hace culpable de desviar donaciones a damnificados de los huracanes Gustav e Ike,  que azotaron a Cuba. Según él, éstas se desviaron a favor de candidatos demócratas en la última campaña electoral norteamericana.


Pretendiendo ganar nuevos adeptos entre los cubanos residentes en Estados Unidos y mejorar su ya tan deteriorada imagen, la FNCA acaba de apoyar las regulaciones adoptadas por la administración de Obama para  permitir a los cubanos viajar a la Isla, aparecidas en los primeros días de  septiembre de 2009. Según Jorge Mas Santos, presidente de la junta directiva de la FNCA, “éstas representan un paso crítico para    desarrollar  una  nueva política hacia Cuba que vaya más allá   de la vacía retórica del pasado". La decisión del   Departamento  del  Tesoro  de  Estados  Unidos implementa las medidas que anunció a bombo y platillo    el   presidente   Barack Obama, el pasado 13 de abril de 2009.


En una crítica a quien antes su benefactor, Mas Santos criticó la política de restricciones de George W. Bush, destacando que: “habían   limitado  severamente  la  capacidad  de  los    cubanoamericanos   de   proveer   asistencia   crítica  a  sus   familiares  en  la Isla e impedían que la ayuda tan necesitada   por  ellos llegara a las familias de los prisioneros políticos   y los disidentes en Cuba". Sin lugar a dudas, la FNCA realiza un nuevo rejuego político para congraciarse con la actual administración, mostrando una aparente solidaridad con la misma y buscando espacios de protagonismo político.


Como puede apreciarse, en el desempeño de la FNCA durante los últimos años  hay mucho de desfachatez  y de malas intenciones. Ha mostrado, por un lado cara de santo y, por otro, de manera frecuente, cara de demonio. Sus relaciones con el terrorismo y con Posada Carriles  lo demuestran.


Hoy por hoy hay una sola verdad: la FNCA ha usado a Posada Carriles, pero le teme. ¿Quién sabe si ahora, cuando se encuentra en Miami esperando el reinicio de su juicio en El Paso, Texas, tanto la FNCA como la CIA, no se encuentren pensando en cómo mantenerlo callado? ¿Lo asesinarán? ¿Presionaran a los jueces de inmigración para liberarlo con total impunidad, dando un espaldarazo a su pasado terrorista? ¿Quién sabe? No sería la primera vez que se deshacen de “una papa caliente” por una de ambas vías.

Capítulo del libro "Luis Posada Carriles, un engendro incondicional de la CIA", Percy Francisco Alvarado Godoy. Ediciones Correo del Orinoco, Colección Tilde, Caracs, Enero de 2011.


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