OPINIÓN Una versión de un exparamilitar indica que la reunión se habría dado en Amalfi a comienzos del 2003, cuando ya era presidente. ¿Qué pensará la justicia al respecto?
Foto: SEMANA
¿Es
probable que un presidente de la República se haya reunido con quien en
su momento fue el vocero de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc),
de manera clandestina en un pueblo del nordeste de Antioquia sin mayores
problemas y escoltado por paramilitares?
No sé r
ealmente qué tan probable sea pero a juzgar por lo
dicho por un exparamilitar del Bloque Metro de las Autodefensas
Campesinas de Córdoba y Urabá (Accu), parece que el encuentro ocurrió a
comienzos del año 2003 en el municipio de Amalfi, tierra natal de Fidel,
Vicente y Carlos Castaño Gil, promotores del paramilitarismo en la
década del 90 en el país.
La descripción del
encuentro la hizo ante el Fiscal 45 Delegado ante la Unidad Nacional de
Justicia y Paz en Medellín el exmiembro del Bloque Metro Néstor Abad
Giraldo Arias, alias ‘El Indio’, el 9 de diciembre del 2011 en Medellín
durante una audiencia de versión libre, dentro del proceso de justicia
transicional de la Ley 975 de 2005.
Según
Giraldo Arias, el entonces presidente de la República, Álvaro Uribe
Vélez, se reunió en la población de Amalfi a comienzos de enero del 2003
con Carlos Castaño Gil, vocero de las Auc, y Carlos Mauricio García
Fernández, alias ‘Doblecero’, comandante del Bloque Metro de las Accu.
El encuentro se habría dado muy temprano en la mañana en la casa de un
paramilitar conocido como ‘Móvil Ocho’, de quien no se estableció el
nombre y apellidos.
Para ese momento, Uribe
Vélez llevaba cinco meses en la Casa de Nariño y en Antioquia se venía
dando una fuerte confrontación armada entre el Bloque Metro de las Accu,
liderado por alias ‘Doblecero’, y el Bloque Cacique Nutibara, al frente
del cual estaba Diego Fernando Murillo Bejarano, alias ‘Don Berna’, que
estaban dejando una estela de sangre en las subregiones del Valle de
Aburrá, Oriente y Nordeste. Diferencias entre ambos comandantes sobre el
tema del narcotráfico los llevó a chocar militarmente.
Adicional
a ello, para el mes del supuesto encuentro ya había comenzado la fase
exploratoria entre el Gobierno Nacional y el Estado Mayor de las Auc
para concretar el proceso de dejación de armas y reinserción de los
distintos bloques de esas autodefensas, que se refrendaría el 15 de
julio del 2003 en Santa Fe de Ralito, Córdoba.
Giraldo
Arias, quien participó en varias acciones criminales en diversas
subregiones de Antioquia como integrante del Bloque Metro durante su
pertenencia a ese grupo armado ilegal, recordó detalles de la visita del
presidente Uribe Vélez a Amalfi, los cuales quedaron registrados en
video, en el que se observa que el postulado habló sin ningún apremio y
convencido de estar diciendo la verdad, requisito clave para acceder a
los beneficios de la norma transicional, entre ellos una pena
alternativa de 5 a 8 años de cárcel. Si se le comprueba que dice
mentiras, sería excluido del proceso y pasaría a ser juzgado por la
justicia ordinaria, lo que le representaría altas penas en prisión.
Según
la versión del postulado, el entonces presidente de la República llegó
al corregimiento Hatillo, de Barbosa, a eso de las 6 a.m. de un día de
enero del 2003, en una camioneta con algunos escoltas. Allí hicieron
contacto con un grupo de paramilitares del Bloque Metro, quienes tenían
la responsabilidad de acompañarlo hasta Amalfi.
Giraldo
Arias dijo que la orden de escoltar al jefe de Estado vino de García
Fernández, quien se la transmitió a alias ‘Jota’, uno de sus hombres de
confianza y este a su vez llamó a alias ‘Guillermo’, comandante de
milicianos urbanos del Bloque Metro asentados en el municipio de
Barbosa, y de quien no se precisó su identidad.
“El
señor ‘Jota’ le da la orden a ‘Guillermo’ de recibir al señor Álvaro
Uribe Vélez para escoltarlo desde El Hatillo hasta el municipio de
Amalfi”, explicó Giraldo Arias. La orden fue recibida la noche anterior
del encuentro y de inmediato se conformó un grupo de seis paramilitares,
quienes emplearon para ello una camioneta y una motocicleta. Además,
portaron un fusil AK 47, un rifle Mini 14, un revólver calibre 38 y una
pistola.
“Lo que nos dijo el comandante de
nosotros fue que éramos la seguridad del presidente para llevarlo hasta
Amalfi, donde estaban el señor Carlos Castaño, el señor ‘Rodrigo
Doblecero’ y ‘Móvil 8’, que era el comandante de Amalfi”, precisó
Giraldo Arias, quien sobrevivió a la guerra contra el Bloque Metro y
logró ser postulado a los beneficios de la Ley de Justicia y Paz.
El
grupo de milicianos del Bloque Metro se apostó a un lado de la vía
pública en el corregimiento El Hatillo, del municipio de Barbosa, norte
del área metropolitana, desde las 5 a.m. a la espera del presidente
Uribe Vélez, quien arribó al lugar una hora después en una comitiva
compuesta por cuatro camionetas negras. “El afán no nos dejó mirar
placas ni nada”, dijo alias ‘El Indio’.
Una vez
llegó a El Hatillo la comitiva presidencial, uno de los escoltas de
Uribe Vélez se bajó de uno de los vehículos y habló con alias
‘Guillermo’. “Estaba muy bien vestido y tenía una pistola en la mano.
Esa reunión no duró ni cinco minutos. Luego dieron la orden de que
arrancáramos”, relató Giraldo Arias. De acuerdo con las precisiones
dadas por este exparamilitar, adelante se ubicó la motocicleta, luego le
seguían los cuatro carros de la comitiva presidencial y en la parte de
atrás la camioneta del Bloque Metro con sus cuatro ocupantes armados.
A
Amalfi llegaron pasadas las 7 a.m. y de inmediato buscaron la casa de
‘Móvil 8’, una residencia de dos plantas ubicada en la plaza del pueblo y
de fachada azul, según la descripción que hizo alias ‘El Indio’.
“Cuando llegamos, el señor Carlos Castaño y ‘Rodrigo Doblecero’ estaban
en la calle esperando al señor Álvaro Uribe Vélez. Yo vi cuando llegó se
dieron la mano y se abrazaron. No sé qué más pasó de ahí”, detalló el
exparamilitar. El postulado dijo desconocer la hora de salida de la
comitiva presidencial de Amalfi y presumió que al regreso fue escoltada
por hombres del grupo de alias ‘Móvil 8’.
Se
supone que toda información entregada a la Unidad Nacional de Justicia y
Paz debe ser cotejada para establecer si lo dicho por los paramilitares
obedece a la verdad o, por el contrario, están faltando a ella, lo que
cual tendría implicaciones al momento de obtener los beneficios
otorgados por la ley. Dos años después de esta confesión, ¿qué habrá
pasado con la misma?
Por Juan Diego Restrepo E.
En Twitter: @jdrestrepoe
Tomado de http://www.semana.com
*Periodista y docente universitario.
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