miércoles, 8 de agosto de 2012

En EE.UU. destapar un caso de brutalidad policial puede costar 21 años de cárcel

Un periodista estadounidense podría enfrentarse a 21 años de prisión por publicar las conversaciones que grabó con un agente del orden y empleados de un instituto mientras investigaba un caso de brutalidad policial en el estado de New Hampshire (EE.UU.).
Adam Mueller, periodista y fundador de un portal creado para difundir información sobre los agentes del orden que no aparece en los medios de comunicación, está en espera de juicio tras ser acusado de tres cargos de espionaje telefónico.
De ser declarado culpable, podría ser condenado a siete años de cárcel por cada uno de ellos. Mueller, alias ‘Ademo’, fue acusado tras publicar un reportaje en respuesta a un incidente ocurrido en un instituto de ese estado el año pasado, cuando Frank W. Harrington, un joven 17 años, fue arrestado por mala conducta.
Mueller recibió unas imágenes de video en las que se observa a un policía de la escuela agrediendo a Harrington y el periodista decidió continuar con la investigación por su cuenta. Para ello entrevistó a un alto cargo de la Policía, al director del instituto y a una secretaria. Más adelante, Mueller utilizó algunas partes de las entrevistas telefónicas en un video reportaje del incidente que publicó en su sitio web, www.copblock.org.
Aunque afirma que se identificó como miembro de los medios de comunicación cuando conversó con los funcionarios, ha sido acusado de espionaje telefónico por hacer públicas esas conversaciones sin pedir permiso. Como parte de un acuerdo extrajudicial, se le ha ofrecido que acepte una pena de dos años de libertad condicional.
Sin embargo, el acusado se niega rotundamente a aceptar dicha sentencia. “Así es como veo la oferta: se trataría de un gran acuerdo si realmente creyese que lo que había hecho estaba mal”, escribe el periodista en su página web.
“En primer lugar, no puedo ir en contra de mis principios y firmar un acuerdo que dice que yo reconozco mis acciones como erróneas o ilegales. En segundo lugar, yo no soy un hipócrita” y “en tercer lugar, estoy seguro de que puedo demostrar ante un jurado, con hechos y lógica, que no debería ser encarcelado por mis acciones. ¡Que comience el circo!”, concluye.
  

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