Entre 2004 y 2006, la Usaid donó unos 15 millones de dólares a
más de 300 organizaciones no gubernamentales en Venezuela y les ofreció
“apoyo técnico y capacitación”, para ejecutar planes desestabilizadores
William Brownfield |
Un
documento filtrado por el portal WikiLeaks revela una estrategia de
cinco pasos implementada por Washington con la pretensión de debilitar y
destruir el “chavismo” en Venezuela, teniendo a la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por su sigla en
inglés) como principal punto de enlace con las expresiones
desestabilizadoras en el país suramericano.
La cadena Russia Today (RT) reseñó que el exembajador norteamericano
en Caracas William Brownfield (2004-2007) envió un mensaje a la Casa
Blanca en el año 2006, dando detalles de los resultados obtenidos por su
“estrategia antichavista” tras el golpe de Estado del 2002 y el
referendo revocatorio del 2004.
Precisó que entre 2004 y 2006, la Usaid donó unos 15 millones de
dólares a más de 300 organizaciones no gubernamentales (ONG) en
Venezuela y les ofreció “apoyo técnico y de capacitación”, a través de
su Oficina de Iniciativas de Transición (OTI), para desestabilizar.
El texto expone que eran cinco los objetivos de aquella estrategia:
“fortalecer las instituciones democráticas , penetrar en la base
política de Hugo Chávez, dividir el chavismo, proteger los negocios
vitales de EE.UU. y aislar a Chávez internacionalmente”.
Asimismo, Wikileaks revela que la Usaid pretendía llevar a hasta la
Corte Internacional de La Haya supuestas violaciones de los derechos
humanos en Venezuela, para así socavar la credibilidad internacional del
Gobierno de Chávez.
En ese sentido el texto cita a organizaciones como Observatorio
Venezolano de Prisiones y Human Rights Lawyers Network in Bolivar State
(Red de Abogados por los Derechos Humanos), entre otras que hacen vida
en Venezuela.
Brownfield también explicaba que millones de venezolanos se sentían
incluidos con la ideología democrática de Chávez, motivo por el cual
hicieron planes para atraer a miles de venezolanos a un “programa de
educación cívica” denominado Democracia Entre Nosotros.
Por otro lado, la Usaid también abogaba por “confundir tanto a los
venezolanos como a los extranjeros”. Para ello, gastó más de un millón
de dólares en la organización de cientos de foros, cuyo único objetivo
era reunir a activistas opositores a Chávez para que ”interactuaran con
chavistas y así provocar el efecto de alejarlos lentamente del
chavismo”.
Adicionalmente, la embajada de EE.UU. organizó una serie de visitas
de Brownfield a “zonas pobres del país” para demostrar “la preocupación
del Gobierno de EE.UU. con el pueblo venezolano”.
El documento sostiene que la finalidad era “confundir” a la población
y retrasar el “intento de Chávez de utilizar a EE.UU. como un enemigo
unificador”.
La OTI también invitaba a “profesores universitarios, ONG y líderes
políticos” internacionales de otros países a participar en sus eventos,
para que al volver a sus países “se convirtieran en aliados de la
oposición venezolana” en el extranjero.
Planes de este tipo han sido constantemente revelados, con el pasar d
ellos años, por activistas estadounidenses que valoran la gestión del
Gobierno Bolivariano. Con base en esas informaciones, en 2010 la
Asamblea Nacional de Venezuela aprobó una ley que prohibía el
financiamiento externo para fines políticos en el país, legislación que
llevó al cierre de la OTI.
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