De ahora en adelante, las autoridades pueden negar el ingreso al país a cualquier extranjero que rehúse dar la clave para revisar su correspondencia en la red global. Esta medida puede extenderse al resto del mundo. 

El año pasado, varios ciudadanos estadounidenses de origen palestino fueron deportados de Israel por no haber entregado las claves de sus correos electrónicos al servicio de seguridad del aeropuerto Ben-Gurion, en Tel Aviv. Cabe señalar que esa terminal aérea internacional, por la que pasan a diario decenas de miles de viajeros, es considerada entre las más seguras del mundo. No ha sufrido ni un solo atentado terrorista en los últimos cuarenta años. Se sabe que toda el área del aeropuerto está vigilada y que detrás de cada pasajero hay ojos que lo siguen. Ahora, los agentes de seguridad están legalmente autorizados también para revisar el correo electrónico del sospechoso. 

En el mundo contemporáneo, acceder al correo electrónico de uno equivale a irrumpir en su espacio personal descubriendo sus más íntimos pensamientos y secretos de su vida privada. No es de extrañar, por lo tanto, que la medida haya provocado una oleada de protestas por parte de los activistas de derechos humanos. A pesar de la explicación oficial de que los chequeos de ese tipo solo se aplicarán, con fines de seguridad y de acuerdo a la respectiva instrucción del servicio secreto Shin Bet, en casos extraordinarios cuando haya “motivos ponderables para sospechar”. Expertos predicen que si la medida resulta eficaz en Israel, la pueden implementar también otros países, Rusia entre ellos. El director de la revista Hacker, Stepán Ilyín, nos habló de las perspectivas de la nueva norma y los problemas técnicos que enfrentarán los servicios secretos israelíes. 

Es una tarea difícil de resolver, porque uno puede tener cualquier cantidad de correos electrónicos. Yo francamente no entiendo cómo sabrán los guardafronteras el buzón que habrá que revisar. El viajero fácilmente les puede mostrar un correo sin contenido o decirles que este buzón es mío. No hay sistema, ni banco de datos para definir cuál de los correos usa uno. 

Cerca de tres millones quinientas mil personas visitaron Israel el año pasado. Está claro que es imposible revisar a cada extranjero que llegue. Pero cualquiera puede verse entre los sospechosos. Naturalmente, esto supone ciertas incomodidades para algunas personas. Las autoridades israelíes, seguramente, están conscientes de ello. Pero estiman que la incomodidad de una persona no es nada ante la tragedia de los familiares de potenciales víctimas del terrorismo.