Refugiados, este viernes, en un tren en Bicske. / Petr David Josek (AP) |
Unos 500 refugiados, que se oponen a ir al campamento de acogida de
la ciudad húngara de Bicske, a 40 kilómetros al oeste de Budapest,
pasaron la noche en un tren en la estación de esa localidad. El tren que salió ayer de la estación Keleti de Budapest
con destino a la ciudad de Sopron, junto a la frontera con Austria, fue
retenido por los policías que querían llevar a los refugiados al
campamento, pero la mayoría decidió no alejarse del convoy, asegurando
que quieren llegar al país vecino. La policía informó de que los
refugiados ofrecen “resistencia pasiva” al negarse a descender del tren.
Un
hombre ayer se tiró a las vías junto a su mujer, que gritaba pidiendo
ayuda, y su bebé, y tras un forcejeo con un grupo de agentes fue
esposado y separado de su familia. En reacción, otros refugiados que
habían abandonado el convoy se opusieron a los agentes y lograron volver
a subir al tren, del que se niegan ahora a descender por el temor,
además, a que les tomen las huellas dactilares, lo que puede dificultar
que les concedan asilo en Estados del norte de Europa.
La compañía ferroviaria
húngara MAV, por su parte, ha informado de que no partirán trenes desde
la capital hacia destinos de Europa Occidental, solo a las fronteras,
donde los pasajeros deben cruzarla a pie y allí subir a otros vehículos
para llegar sus destinos.
Este viernes por la mañana un tren rumbo a Sopron ha partido desde la
estación sin refugiados, supuestamente porque estos esperan que se
reinicie el transporte directo a países como Austria o Alemania, informó
el portal “Index”.
Mientras tanto, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, continúa con su discurso contra la llegada masiva de inmigrantes.“La
realidad es que Europa está amenazada por el flujo masivo de personas,
muchas decenas de millones de personas podrían venir a Europa”, ha
subrayado este viernes. “Ahora hablamos de cientos de miles pero el año
que viene hablaremos sobre millones y esto no tiene fin”, ha advertido.
“De repente, veremos que somos una minoría en nuestro propio
continente”, ha augurado en declaraciones a una radio local, instando a
Europa a “mostrar fuerza protegiendo nuestras fronteras”.
La policía húngara ha informado este viernes de que que las autoridades
interceptaron ayer a 3.313 refugiados que entraron en el país de una
forma ilegal por la frontera sureña con Serbia. Los cinco campos de
acogida húngaros solo tienen capacidad para un máximo de 8.000
refugiados. Es una capacidad ridícula para la avalancha que llega a este
país de menos de diez millones de habitantes. ACNUR calcula que ya han
entrado más de 150.000. Solo ayer se sumaron 2.061, entre ellos 353
menores, según datos policiales. Pero Budapest es una trágica estación
de tránsito.
http://eju.tv
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