Desde que se anunció la
próxima visita del Papa Francisco a Cuba, la contrarrevolución interna ha ido
aumentando su ataque mediático contra la misma, a la par que ha desatado
diversas campañas y pedidos para lograr del mismo un cuestionamiento a la situación
actual de la Isla en el tema de los DDHH. Fueron significativos los materiales informativos
en torno a la próxima visita del Papa Francisco, aseverando los detractores de la Revolución que la misma
no reportará ningún beneficio para el pueblo y sí para sus gobernantes, además
de verter opiniones negativas con aristas politizadas.
Muchas han sido las cartas
enviadas a Su Santidad, los artículos de opinión y las quejas de diversos
contrarrevolucionarios y sus grupúsculos, con la finalidad de que el Pontífice
cuestiones este tema públicamente. Sin embargo, para desespero de los
manipuladores y falsarios, todo parece indicar que sus mentiras y plañidos han
caído en saco roto.
Otros, buscando presionar a
las autoridades eclesiásticas, han aumentado su discurso ofensivo,
tergiversando la serena y objetiva postura de la Iglesia, aferrada al principio
de no mentir y de no prestarse a las manipulaciones. Han llegado, incluso, a tomar
centros religiosos con vistas a crear provocaciones sumamente ofensivas y
cuestionables. También han llegado al extremo de tildar al Papa de izquierdista
o comunista en su desespero e impotencia.
Ha sido permanente la
distorsión de la realidad cubana con el propósito de que la visita del Papa sea
un fracaso.
Las cartas enviadas por el
delincuente y provocador José Daniel Ferrer, cabecilla del grupúsculo UNPACU,
así como las de la de la plataforma social Cuba Posible y la de la Comunidad LGTB, al
igual que la del terrorista Saúl Ramón Sánchez Rizo, cabecilla del Movimiento
Democracia, radicado en Miami, persiguen el mismo siniestro objetivo.
No se salvó de los fuertes ataques
el Cardenal Jaime Ortega Alamino, a quien han llegado a tildar de confabulado
con el discurso gubernamental.
Radio Martí y varios sitios
de la blogosfera contrarrevolucionaria se hicieron eco en los primeros días de
setiembre de una provocación realizada por un pequeño grupo de
contrarrevolucionarios pertenecientes al llamado Partido Republicano de Cuba,
quienes se introdujeron irrespetuosamente en la catedral de San Rosendo en Pinar
del Río, con el propósito de ejercer presión para que el Papa les atendiera en
sus falsos reclamos y de vender una imagen de caos y descontento inexistentes
en el país. El grupo estuvo integrado por Michael Valladares Cala, Daudy
Hermelo, Carlos Alberto Rodríguez, Irina Caridad León Valladares y Leodán
Suárez Quiñones
Todos los provocadores
fueron desalojados pacíficamente, arrestados y posteriormente puestos en
libertad, bajo la advertencia de que debían de abstenerse de realizar este tipo
de shows sin el consentimiento de las autoridades eclesiásticas dueñas del
templo.
No resulta casual que estos provocadores
hayan querido repetir “la hazaña” realizada en el mes de marzo del 2012,
alrededor de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba, cuando otros
contrarrevolucionarios penetraron ilegalmente en la Iglesia de la Caridad, en La Habana Vieja, en la Catedral de Holguín y en
la de Pinar del Río, con iguales propósitos, persiguiendo protagonismo dudoso,
alterando el orden público y violando el derecho de los fieles a orar en plena
paz y tranquilidad. En todos estos casos fueron desalojados y su show
desmontado.
Pocos días quedan para que
se realice la visita del Papa Francisco a Cuba, donde le espera un pueblo
respetuoso que sabrá darle la acogida que merece. Para dolor de
contrarrevolucionarios detractores y provocadores este acontecimiento se
realizará sin contratiempos y el Sumo Pontífice se llevará en su corazón el
amor de todos los cubanos y no el odio y la frustración de unos pocos
asalariados del Imperio.
Percy Francisco Alvarado
Godoy
Era de esperar que semejantes personajes intentaran deslucir la visita del Papa. Son claras las orientaciones de sabotear tal acontecimiento. Ya verán los videos en Internet de supuestas "represiones y detenciones arbitrarias", así lo exigió Miami.
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