Israel oculta sus bombas atómicas y sus letales armas químicas,
bajo el subterfugio de una deliberada política de “ambigüedad”, que no
niega ni acepta su posesión, pero que la insinúa sutilmente; altos
funcionarios lo han admitido, incluyendo al expresidente Shimon Peres.
Exitosamente, Irán negoció su desnuclearización a cambio de suspender
férreas sanciones del P5+1, mientras Israel, con 400 bombas
termonucleares, ni siquiera le compele firmar el Tratado de No
Proliferación de las armas nucleares (TNP), erosionando el orden
internacional y el consenso universal.
Julián Borge, del rotativo británico The Guardian, centró la
atención sobre el arsenal nuclear secreto de Israel, quien fustiga en
hurtar secretos nucleares y desde la década de los 50 fabrica
clandestinamente sus bombas. Los gobiernos occidentales, incluyendo
Estados Unidos y el Reino Unido fingen ignorarlo.
Tres potencias (Francia, Estados Unidos y el Reino Unido),
miembros permanentes del Consejo de Seguridad, otorgan a Israel
materiales, tecnología nuclear y beneplácito a su poderosa “red de
agentes clandestinos” de la Oficina de Enlace Científico (Lakam), a
cargo de las Operaciones Especiales del Mossad.
En 1986, el valiente científico israelí, Mordejai Vanunu,
reveló secretos de la planta nuclear de Dimona, lo cual le valió su
encarcelamiento durante 18 años. Actualmente, es uno de los héroes
boicoteado por los multimedia occidentales (en su mayoría por sus
carceleros), prohibiéndole salir de Israel y siendo víctima de
inconcebibles restricciones en el siglo XXI.
Según desclasificación de archivos secretos de febrero de este
año, un extenso reporte del Pentágono develó en la década de los 60 (una
generación antes de las revelaciones de Vanunu), que el programa
nuclear de Israel, estaba casi paralelo a la capacidad existente en los
Laboratorios Nacionales de Estados Unidos. Se refirió a un acuerdo
secreto en 1959, sobre la venta de agua pesada en Noruega a Israel, con
intermediación del Reino Unido.
Israel oculta sus bombas atómicas y sus letales armas químicas,
bajo el subterfugio de una deliberada política de “ambigüedad”, que no
niega ni acepta su posesión, pero que la insinúa sutilmente; altos
funcionarios lo han admitido, incluyendo al expresidente Shimon Peres.
En 1979, el satélite estadounidense Vela, detectó la tercera
prueba nuclear de Israel en las costas de Sudáfrica, a cuyo régimen de
apartheid ayudó también a fabricar sus bombas nucleares, desmontadas
posteriormente por Nelson Mandela.
El portal The Atlantic considera que las bombas atómicas de
Israel constituyen su peor secreto guardado, estimándolas en 400.
Estados Unidos despidió a un empleado del laboratorio Los Alamos, James
E. Doyle (quien favorece la abolición de armas nucleares), por difundir
en un artículo el secreto sobre sus poseedores en el planeta.
William Greider comentó en el portal The Nation, que
oficialmente el Pentágono reconoció que Israel posee una “asombrosa
tecnología de armas nucleares similar a la de Estados Unidos”. Había
observado la ocultación de dicho armamento israelí cuando losmultimedia
se enfocaban en las ambiciones de Irán.
Greider, y los expertos del Centro de Contra Proliferación de
la Fuerza Aérea de Estados Unidos, aducen también que Israel posee
alrededor de 400 bombas termonucleares, confirmado por Global
Security.org, muy cercano al Pentágono. Ahora el secreto subyace en su
alta letalidad.
En el ranking del club nuclear global, a la zaga se encuentra
Estados Unidos (7,500), Rusia (7,200), Israel se ubicaría en el tercer
lugar (400), Francia (300), China (250), el Reino Unido (225), Pakistán
(120), India (110) y Norcorea (10).
Lo anterior plantea lo siguiente: Estados Unidos, Francia y el
Reino Unido, no pueden exigir a otros países firmar el TNP, cuando
eximen de ello a Israel, que no es sujeto de ninguna inspección de la
AIEA.
Hasta ahora, Israel se ha negado a firmar el Tratado de No
Proliferación Nuclear, pese a la presión internacional. Es inconcebible
que, en el siglo XXI, Israel viva en un gueto nuclear, al margen de la
ley internacional y del consenso universal.
Por Gustavo Adolfo Vargas*
*Diplomático, Jurista y Politólogo.
http://www.lajornadanet.com/diario/opinion/2015/septiembre/18.php
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