Tal y como habían venido anticipando en los últimos meses distintos medios internacionales y páginas webs especializadas en temas de Defensa, se
confirma que ante la amenaza de un hipotético ataque EMP (pulso
electromagnético) contra los Estados Unidos de América la Administración
Obama destinará 700 millones de dólares para recuperar el macro búnker del NORAD
(North American Air Defense Command, o Mando Norteamericano de Defensa
Aérea) excavado en la montaña Cheyenne (Colorado Springs) y que había
quedado abandonado tras el término de la "guerra fría" con la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
Esta misma semana se ha podido saber que será la corporación Raytheon,
vencedora de la adjudicación de la contrata con el Gobierno de los
Estados Unidos, la encargada de los trabajos, así como de proveer los
sistemas de soporte ante amenazas "aéreas, misilísticas o espaciales".
También coincide con el reconocimiento por parte del Pentágono y por
boca del actual jefe del NORAD, Almirante Gortney, de la efectiva
capacidad de Corea del Norte de desencadenar un ataque EMP sobre
territorio Estadounidense, lo que hasta ese momento venía siendo negado,
e incluso el velado reconocimiento por otras fuentes de la auténtica
gravedad del incidente tenido lugar en julio de 2013, cuando un carguero norcoreano consiguió aproximarse sin ser detectado a la Costa Este portando ocultos dos misiles con capacidad nuclear de corto alcance montados en lanzaderas móviles.
De este modo el "Complejo de la Montaña Cheyenne",
representado en numerosas películas de Hollywood, y que estuvo
operativo desde mediados de la década de los años sesenta, está dotado
de distintos accesos protegidos por puertas blindadas de 25 toneladas y
excavado bajo 610 metros de granito, que se estima capaz de resistir una
explosión nuclear directa de 30 megatones que se produjese dentro de un
radio de dos kilómetros (30.000 kilotones, siendo, por ejemplo, unos 16
kilotones la bomba de Hiroshima) es considerado una "caja faraday" natural y
el emplazamiento idóneo para que las principales estructuras de
gobierno y centros de comunicaciones del país pudiesen resistir los
efectos de cualquier tipo de pulso electromagnético.
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