Maduro saluda a Capriles |
Muchas
veces nos enredamos más en las contradicciones y olvidamos las cosas que deben
unirnos. Si tan solo pensáramos que somos parte de una Patria, más allá de las
diferencias ideológicas, seríamos más dignos de ella. El odio ha de quedar
atrás, las rencillas han de desaparecer y la armonía debe primar cuando las
soluciones comprometen a todos. Eso ocurre hoy en Venezuela.
Si
de algo sirvió el asesinato de Mónica Spear –dimensionado mediáticamente por
ser ella una figura querida y reconocida internacionalmente, aunque a diario
son asesinadas otras personas menos públicas-, fue para darnos a todos un
aldabonazo en nuestras conciencias. La respuesta a esta violencia que enluta a
los hogares venezolanos, sin importar las filiaciones políticas, la posición
social, las creencias y las edades, o el género, es una responsabilidad de
todos los venezolanos. Quiérase o no, hay que cerrar filas ante este flagelo.
¡No más luto en los hogares y no más impunidad por parte de los criminales!
Quisieron
las circunstancias políticas que gobierne en Venezuela el presidente Nicolás Maduro, continuador de la obra
profundamente humanista de Chávez. Las críticas de la oposición no sirven más
que para fermentar rencores y dividir a los venezolanos. Creo que hay hombres
sabios y enemigos honestos a los que hay que involucrar –o involucrarse ellos-,
en la extirpación de ese mal que daña a todos sin exclusión. Creo que Capriles,
al que tanto he criticado, puede dar una muestra de dignidad ciudadana, así
como la propia MUD, para impulsar con sincero civismo, fuera de la
manipulación, el plan necesario de pacificación para Venezuela. ¡Dejemos atrás el
discurso político y pasemos a una acción inclusiva, capaz de eliminar las
raíces de la violencia con mano dura y responsabilidad social!
Fuera
Maduro u otro quien gobernara al país; fuera un gobierno de derecha o de otra
orientación política, la acción contra la violencia se convierte en prioridad
social en estos momentos. Es por eso que convoco a todos los venezolanos a
apoyar y participar al llamado del presidente ante los gobernadores y alcaldes. Allí lo dijo
con total claridad, en el salón Simón Bolívar del Palacio de Miraflores: "Nadie se puede cruzar de brazos. El
asesinato, la violencia, la masacre contra esa joven venezolana y su
esposo es una bofetada para todos", (…) "Las
armas las tienen que tener solamente las fuerzas armadas y las policías".
Para
nadie es una duda que la tasa oficial para el año pasado fue de 39 asesinatos
por cada 100 mil habitantes. Todo un record doloroso que debe llevarnos a la meditación,
al compromiso y a la acción. Pero este fenómeno, simplemente, no puede verse
aislado de su impacto social, pues el luto no queda en las familias
exclusivamente y afecta a cientos de personas, a la par que genera miedo e
inseguridad en los demás. Bolívar dijo: “La Justicia es la madre de las virtudes
de la República”. Pero la justicia no es solo responsabilidad del Estado –aunque
el mismo, junto al sistema judicial, el legislativo y el público, son garantes
de la misma-, se extiende más allá al
ciudadano común, a sus medios de expresión, a la vigilancia permanente y la
denuncia oportuna. Cumplir con Bolívar
no es solo combatir a la delincuencia y sus actividades, sino ir a las raíces mismas de los fenómenos que la
fomentan, a hacer valer la educación y la cultura, a incorporar valores éticos
y de responsabilidad ciudadanos. Esto impone hacer prevalecer el concepto de
cambio profundo en la manera de pensar y de actuar, hacer de la justicia de
instrumento actualizado a las nuevas circunstancias y darle a los instrumentos penales
un real carácter reeducativo.
Como
acertadamente señala Pedro A. Oliva Sierra, en un artículo publicado hoy por
Aporrea, “Todos somos responsables de lo
que nos está pasando. Si queremos ser el Estado de la República Bolivariana de
Venezuela, todos debemos contribuir decisivamente en su construcción. Empecemos
por denunciar la corrupción en las instituciones del Estado y por erradicar la
inmoralidad en nuestras familias. Ambas acciones no nos cuesta nada material,
pero como familia y sociedad iremos creciendo cada día más.”
Respeto,
por tanto, el justo reclamo de actores, cantantes, productores, directores,
artistas plásticos, deportistas y otros, reunidos en la plaza Alfredo Sadel y comparto
su dolor sinceramente. Mas no solo basta con exigir a la Asamblea Nacional más
seguridad y respeto a la vida en Venezuela. A ellos los convoco a involucrarse
en el uso de los medios, al empleo de su impacto mediático para desarrollar
campañas a favor del cese de la violencia, a impostar mensajes educativos, a
invocar a la paz social y a hacer reflexionar a sus seguidores en el valor del
humanismo, el respeto a la vida y a la solidaridad humana. Respeto también el
dolor de sus amigos y compañeros de trabajo en Telemundo y a todos aquellos con
los que Mónica intercambió hermosos momentos de amistad. Al igual los insto a
reflexionar que el asesinato de Mónica es uno más de los tantos que ocurren hoy
y que deben ser denunciados y condenados con igual compromiso.
Felicito,
por igual, a las instituciones gubernamentales que ya han obtenido las pruebas
necesarias para arrestar a 22 involucrados en este penoso suceso, incluidos los
responsables materiales de este atroz homicidio. La captura de Adolfo David
Rico Agreda, de 26 años de edad, alías El Adolfito y líder de la banda “Los
Rapiditos”, así como sus cómplices, fue el aparente colofón de la
investigación. Esta misma diligencia debe ser usada para esclarecer cualquier
asesinato, de manera tal que el pueblo se sienta confiado y seguro.
Ayer
fue asesinada Eliana Margarita Blanco, de 21 años, de un disparo a quemarropa
en la cara, en el sector El Chacal del barrio Nuevo Horizonte de Catia. Otra
víctima más.
La violencia no ha derrotado al gobierno de Maduro, amenaza con derrotar a los venezolanos. No
es momento de deslindarnos de las culpas y descargar sobre el gobierno toda la
responsabilidad. No es el momento de urdir paros nacionales como intentan hacerlo algunos señores de la ultraderecha, llenos de afanes desestabilizadores. Es momento de unidad, de abierta colaboración, de civismo y
compromiso. Es momento de adecuar las leyes y hacerlas cumplir. Es momento de
hacer valer la justicia, respetándola. Venezuela se los agradecerá.
Percy
Francisco Alvarado Godoy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario