No bastaron tus 82 años y soportar en tu ancianidad la injusta ausencia del hijo alejado de ti, cuando te llenaba de honra y orgullo por su resistencia y valentía. No bastaron los oídos sordos, la ingrata manipulación de nuestros enemigos, ni la reciente muerte de tu hijo Roberto, para mantenerte como un roble fuerte al que derribó el golpe insano de la muerte.
No puedo decirte adiós. Siempre te veré en las batallas y en aquellos eventos en que nos mantendremos peleando hasta la injusticia cese. Serás bandera, brújula permanente, noble empuje.
Mi abrazo para ti, René, hermano del alma.
Simplemente, a la gente como tú, le miramos de frente y solo le decimos: !Hasta la victoria siempre querido Cándido!
Percy Francisco Alvarado Godoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario