Todas las operaciones de seguimiento fueron coordinadas por la detective Alba Luz Flórez Gelwez, mejor conocida con el alias de la Mata Hari del DAS. Foto: Archivo / Terra Colombia |
El ex subdirector de Fuentes Humanas del desaparecido
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) William Romero,
reconoció haber recibido la orden de adelantar una serie de seguimientos
contra magistrados de la Corte Suprema de Justicia que serían
entregadas al entonces presidente Álvaro Uribe, con el fin de establecer
los posibles vínculos entre el magistrado Yesid Ramírez y el
narcotraficante Giorgio Sale.
''El objeto de la misión era la recolección de
información en el flanco político Corte Suprema de Justicia con el fin
de que la subdirección de fuentes humanas obtuviera las facturas de
compra del reloj Rolex que le había regalado el señor Giorgio Sale,
sindicado de narcotráfico, al magistrado Yesid Ramírez'', aseguró
Romero.
Puesto que el resultado fue imposible de obtener debido a
la dificultad en hallar el documento, se determinó dar inicio a una
operación que permitiera establecer los nexos del narcotráfico para con
el magistrado Yesid Ramírez a partir de operaciones de inteligencia que
comenzaron a derivar en todas y cada una de los documentos que iban
encontrando, las cuales incluían grabaciones y la copia digitalizada de
un sin número de procesos.
De acuerdo con el testimonio del testigo dos de las
empleadas que entre otras funciones se dedicaban a servir tintos en el
alto tribunal recibieron sumas de dinero que oscilaban entre los 200.000
y hasta 8 millones de pesos con el fin de obtener la mayor cantidad de
información posible respecto a la actividad adelantada por los
magistrados.
En tal sentido, al funcionario llamó particularmente la
atención el hecho de que se le solicitara a las denominadas fuentes
humanas empleados por la desaparecida agencia estatal, el que obtuvieran
acceso a los expedientes que se adelantaban en contra de
personalidades como Piedad Córdoba, Wilson Borja, Dilian Francisca Toro y
José Fernando Vives Lacouture, Gloria Inés Ramírez y Rafael
García, haciendo particular énfasis en lo que respecta al
correspondiente al senador Mario Uribe.
Estas personas también recibieron adiestramiento
especial para grabar conversaciones en la oficina del magistrado
auxiliar Iván Velázquez, así como en la sala donde la sala plena del
alto tribunal se reunía, previa inspección de dichos lugares con el fin
de determinar si se habían instalado algunos elementos capaces de
detectar los instrumentos empleados para adelantar las interceptaciones.
EL PLAN ESCALERA
Conocido como lo que más tarde se conocería con el nombre clave de
Plan Escalera, los múltiples seguimientos recibieron la aprobación y el
beneplácito de las diferentes directivas del DAS, además de impartirse
nuevas instrucciones por parte del subdirector de Fuentes Humanas,
William Sánchez, y el visto bueno del director de inteligencia, capitán
Fernando Tabares.
De acuerdo con el testimonio de Romero toda las labores de
seguimiento fueron coordinadas por la agente de control Alba Luz Flórez
Gelwez, más conocida como la Mata Hari del DAS e identificada bajo clave
1066, y quien tenía la misión de ejecutar la totalidad del plan de
acción gracias a unos recursos provenientes del fondo de gastos
reservados con los que se financió la fachada del agente, pagos de
arriendo, así como comunicaciones y papelería.
''Ella era una detective que trabajaba a cubierta, no podía entrar en
el Palacio de Justicia y aparte de hacer los informes debía tener una
nueva casa en medio de una actividad que demandaba unos gastos de
funcionamiento que incluía el pago e incentivación de las fuentes
humanas, contemplado dentro de plan de recursos que debía ser aprobado
por un comité de gastos reservados'', explicó el exfuncionario.
De acuerdo con la versión de Romero, la agente debía rendir un
informe mensual y entregar un plan de trabajo que establecía la entrega
de información útil y el reclutamiento de dos fuentes humanas cada seis
meses, entre quienes se encontraba el escolta de Iván Velázquez, su
conductor y las dos empleadas de servicios generales.
Así mismo se resolvió la compra de sofisticados equipos de grabación
entre los que el exfuncionario destacó la compra de micrófonos
camuflados en esferos que debieron ser substituidos por grabadoras
convencionales debido a su limitado alcance y la deficiente calidad de
en la reproducción del sonido.
''En un tercer intento se compró una grabadora sencilla a un valor
comercial de 350.000 pesos que podía ser remplazada de manera rápida a
la fuente en caso de que se perdiera'', acotó el exfuncionario
destacando que gracias a los éxitos alcanzados la agente especial de la
agencia estatal fue premiada con un vehículo a su entera disposición,
además de un computador personal, una videograbadora y otra grabadora
para que pudiera adelantar su trabajo con mayor facilidad, hacia
mediados de 2008.
El plan continuó su marcha y la detective conformó una fachada que
consistía en hacerse pasar como distribuidora de productos Omnilife, con
el fin de justificar su aparente retiro del DAS y poder justificar ante
sus antiguos compañeros de la unidad de protección especial su
discontinuidad como agente especial y la imagen que reflejaba al
interior de la institución, de acuerdo con el argot que se emplea en
este tipo de organismos.
Juan Carlos Millán Guzmán
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Tomado de http://noticias.terra.com.co
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