Foto: EPA
Ígor Kudrin opina sobre las causas y supuestas decisiones
del juzgado en el que la infanta debe actuar de testigo en el caso de
corrupción de su marido.
La Constitución no prevé
derechos especiales para la defensa de la familia del jefe del Estado
español. Los habitantes del palacio real, comenzando por el rey Juan
Carlos y su esposa, dos hijas, el hijo y los nietos, con todo el respeto
a la dinastía, carecen de privilegios especiales de sus antepasados.
Cuando
yo trabajaba como corresponsal en Madrid, vi cómo Juan Carlos y su hijo
Felipe, príncipe de Asturias, tranquilos, con la mínima guardia,
visitaban la concurrida feria del libro, y cómo la hija mayor con sus
niños paseaba en el patio. A propósito, cuando entre ella y su marido,
propietario de una farmacia, surgió un conflicto, ni siquiera mis
colegas más “cáusticos”, hicieron declaraciones malévolas. Respetando a
la familia real, los españoles se daban cuenta de que no debían
curiosear los secretos familiares. Así se comportaban también respecto a
Cristina. Al comienzo los españoles estaban orgullosos de su belleza,
se alegraban del aumento de la joven familia, discutían los éxitos
deportivos de su marido Iñaki Urdangarin. Pero paulatinamente en la
prensa comenzaron a filtrarse datos sobre otros “méritos”, que distaban
mucho de los logrados en las competiciones.
Aprovechando
sus viejos logros deportivos y esperando equivocadamente el apoyo de la
familia real, se incorporó a una actividad financiera sospechosa de
ciertas organizaciones deportivas nacionales. Como notaban los
periodistas, esto condujo a apropiación de dinero ajeno. Como es
natural, la familia real, que desconocía estos hechos, no reaccionó a
las infracciones del ex campeón. En todo caso, ahora, cuando la hija del
rey Cristina fue citada para actuar de testigo y hacer declaraciones
respecto a los actos ilícitos de su marido, está claro que la familia no
vive sus mejores momentos. Antonio Torres de Moral, profesor
universitario y especialista en asuntos constitucionales, conocedor de
estos sufrimientos, dice que es una noticia muy triste para la imagen
del palacio real, pues el rey es jefe de Estado. Y cuando miembros de su
familia violan la ley, esto socava la confianza hacia las autoridades y
puede desestabilizar más la situación del país en crisis.
La
propia mención del proceso judicial contra un miembro de la familia
real causa un grave daño moral a la respetada familia que sirve de
ejemplo para millones de españoles. Cada uno comprende: si el juzgado de
un país democrático da un paso para incoar un proceso y cita como
testigo a la hija del jefe de Estado, esto causa un serio daño moral a
cada uno de los miembros de la familia real y en primer lugar al rey
Juan Carlos respetado en el mundo entero. Si bien, pude leer en algunos
medios de información de Occidente infundios inusitados de periodistas
irresponsables sobre la vida personal del monarca, que empañan la vida
de su familia unida.
Creo que el futuro proceso, incluso
si comprueba la culpa del esposo de Cristina, no podrá hacer nada a su
esposa. Contra ella nadie presenta acusación alguna. Sin embargo,
algunos juristas estiman que el juez sostiene que el recurso de la
fiscalía no paraliza la situación de la infanta. Y si de repente ocurre
esto, Cristina quedará indefensa frente a acusaciones injustas y falsas,
como resalta un conocido abogado, la infanta Cristina carece del
privilegio de un diputado autonómico.
vs/mo/er
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