Dámaso
José Lescaille Tabares (Santiago de Cuba, 1934), es uno de los más
extraordinarios combatientes internacionalistas cubanos, más conocido por su
nombre de guerra de Ulises Estrada Lescaille, durante la Guerra Fría fue un
verdadero azote para los servicios de inteligencia de Occidente.
Estrada
se ubica en la genealogía de la familia de patricios cubanos Maceo Grajales,
como bisnieto de María Baldomera Maceo y tataranieto de Mariana Grajales y
Marcos Maceo.
En
su natal Santiago de Cuba desde muy joven se entregó a la causa revolucionaria,
al incorporarse a las filas del Movimiento 26 de Julio en la lucha clandestina
contra el General Fulgencio Batista.
Desde
1960 tomó parte activa en el aplastamiento de “la Guerra sucia”, fomentada por
las guerrillas aupadas y mantenidas en toda la isla por la Agencia Central de
Inteligencia (CIA), estuvo al lado del Comandante Manuel Piti Fajardo cuando
este fue emboscado y muerto en Escambray y él mismo se encargó de capturar al
asesino.
Por
sus méritos en esa epopeya pasó a integrar los Organos de la Seguridad del
Estado, en el Departamento Técnico del Ministerio del Interior y a las órdenes
del legendario Comandante Manuel Piñeiro.
Como
director general de la Dirección V, encargada del apoyo solidario de la
Revolución Cubana a los Movimientos de Liberación Nacional de África y Medio
Oriente, desarrolló sus funciones en lo adelante.
El
internacionalismo cubano nace con Joaquín Infante, el cubano que combatió bajo
la égida de Simón Bolívar y el mexicano-español Francisco Javier Mina, en la
Revolución de 1810, después se extiende al dominicano Máximo Gómez, los más de
mil cubanos que lucharon en las filas de los republicanos españoles y los
estudiantes que defendieron a Costa Rica de la voracidad de Somoza.
Ulises
recuerda con admiración el desembarco cubano del 14 de junio de 1959 en las
localidades dominicanas de Constanza, Maimón y Estero Hondo, que provocaron a
fin de cuentas el ajusticiamiento del dictador y asesino Rafael Leónidas
Trujillo, también evoca el buque Bahía de Nipe, que en 1961 llevó armas a los
guerrilleros argelinos que combatían contra el colonialismo francés y regresó a
Cuba con una preciosa carga de heridos y enfermos de ese conflicto.
“Fidel
–precisó Lescaille- en todo momento dirigió esos esfuerzos y lo secundaron al
mayor nivel el Che Guevara y el Comandante Manuel Piñeiro”.
Estrada
rememoró el trabajo de los internacionalistas y dejó bien claro que: ¡Cuba no
exportó la revolución, los revolucionarios nos solicitaban la ayuda que nunca
negamos y por nuestra parte asumimos la responsabilidad con el ejemplo que
emanaba de la Revolución cubana”.
Acerca
del trabajo con intelectuales mencionó a los franceses Regis Debray, y y
Francois Masperó y al italiano Gian Giacomo Feltrinelli, “no nos acercamos a
estos como aparato de inteligencia sino como políticos y revolucionarios. Por
respeto nunca realizamos inteligencia con ellos”, señaló.
Evocó
la primera tarea que le encomendó el Che en Colombia de ayuda a unos
revolucionarios que le pidieron ayuda. “Eran jóvenes del Movimiento Obrero
Estudiantil de Colombia que fracasaron y luego crearon el Ejército de
Liberación Nacional (ELN)”.
Aseveró
que las principales dificultades radicaban en los Partidos Comunistas que
abogaban por la vía electoral frente a la opción armada que emanaba de la
experiencia cubana.
Por
otra parte mencionó tres acciones que se realizaron desde Bolivia a inicios de
los 60, y que fueron los traslados de tres focos guerrilleros desde este país
hacia Perú, comandados por Guillermo Lobatón, Héctor Béjar y Luis de la Puente
Uceda.
Mencionó
a la guerrilla que dirigiría el argentino Jorge Ricardo Massetti, el primer
director de la agencia de noticias Prensa Latina, cuya operación monitoreó
personalmente el Che Guevara, el sitio escogido fueron las selvas de Salta,
colindantes con Bolivia,. El trayecto hacia estas sería a través de Argelia que
se ocuparía del internacionalismo cubano en América Latina, mientras Cuba se
haría cargo de los intereses de esa nación árabe en Africa.
“Los
compañeros que tuvieron a su cargo por la parte cubana la exploración de esos
territorios lo fueron el actual ministro del interior cubano Abelardo Colomé
Ibarra y el internacionalista José María Martínez Tamayo (Embili en la selva
congolesa y Ricardo, Papi o Chinchú en la guerrilla boliviana).
“El
Che designó a sus hombres de confianza para aquella experiencia –subrayó
Estrada- estaban los capitanes Hermes Peña y Alberto Castellanos invasores con
el Che desde la Sierra Maestra hasta Santa Clara”.
Según
el disertante, Castellanos, en una exploración fue prisionero del ejército, que
lo condenó a prisión, “y milagrosamente pudo sostener la identidad peruana que
le habíamos facilitado durante sus cuatro años de prisión argentina, gracias al
pasaporte y la leyenda de un estudiante peruano que estudiaba en Cuba y se le
parecía físicamente”, sostuvo el disertante.
El
internacionalista cubano recordó la preparación de la guerrilla boliviana del
Che, el trabajo febril de los comunistas del Beni, Inti y Coco Peredo, y
Rodolfo Saldaña, y la preparación esmerada que le dieron a los agentes
encubiertos Tamara Bunke Bider (Tania la guerrillera) y Renán Montero.
El
balance de aquellos años lo calificó de glorioso pero doloroso, la guerrilla de
Salta se perdió, murieron Massetti y el cubano Hermes Peña, los focos de los
peruanos Béjart, Lobatón y De La Puente Uceda fueron aniquilados y el magnífico
y sensible poeta Javier Heraud caído en combate.
Por
una provocación montada por los servicios de inteligencia del imperialismo a
Ulises Estrada lo expulsaron de Bolivia, y ya en Cuba fue castigado por su
amigo, el capitán Carlos Chaín, segundo de Manuel Piñeiro “Barbarroja” en el
viceministerio técnico.
Después
pasó en su discurso a Centroamérica y la actitud partidaria de la lucha armada
del comunista salvadoreño Shafick Handal, esclareció los matices entre los
sandinistas nicaragüenses Daniel Ortega, Jaime Wheelock y Henry Ruiz, y destacó
el apoyo de los comunistas costarricenses dirigidos por Manuel Mora Valverde.
Evocó
el asalto al palacio presidencial somocista, que los sandinistas no revelaron a
nadie, el encarcelamiento previo del futuro jefe del comando Edén Pastora en
Panamá a pedido de las autoridades norteamericanas que preparaban el viaje de
Jimmy Carter a ese país, la feliz toma del palacio y la salida en libertad de
los sandinistas presos.
Sobre
el Che recordó que este trató de incorporarse a la guerrilla venezolana, pero
la acción recibió la negativa del partido Comunista de ese país, evocó su
partida para el Congo en operación preparada por el capitán Osmany Cienfuegos,
en aquel momento secretario de relaciones internacionales del Partido Comunista
cubano, habló acerca del fracaso de aquella contienda, los disfraces del
Guerrillero Heroico, y su negativa a regresar a Cuba por petición expresa de
Fidel después de la publicación de su carta de despedida el 4 de octubre de
1965.
La
permanencia del Che en Praga, fue otro momento importante en la exposición pues
hacia ese país centroeuropeo debió partir por las posibilidades de permanencia
incógnita en la ciudad del barrio de La Mala Strana, y la imposibilidad de
hacer lo mismo con los soviéticos porque estos no aprobaban la actividad
internacionalista armada de la Revolución cubana.
Estrada
solía hacerle escuchar Los Beatles y Miriam Makeba al Che, el argentino
rechazaba a los ingleses por “imperialistas” y prefería a Mamá Africa, pero al
final le dijo “ponme a los imperialistas que me están gustando”.
A
esa altura de las cosas, Ulises Estrada dijo algo muy interesante: “la idea de
la guerrilla en Bolivia partió de los bolivianos, de Mario Monge y la
dirigencia del partido comunista, el Che se incorporó a ese proyecto y se
entrenó en Cuba, posteriormente llegaron las discrepancias con el Che porque el
liderato del partido del país sudamericano pretendía dirigir desde la ciudad la
lucha armada a lo que el guerrillero argentino-cubano se opuso.
Cuando
se produce la muerte del Che se estaban preparando en Cuba unos guerrilleros
uruguayos para que se le incorporaran, aunque el partido comunista dirigido por
el inolvidable Rodney Arismendi, no consideraba al país del litoral como
adecuado para ese tipo de lucha, ellos permitieron la participación en la
contienda armada de luchadores del país de José Gervasio Artigas.
Estrada
Lescaille mencionó la labor unitaria de Cuba en la Guyana de Jagan y Burham,
con el Panamá de Torrijos y el partido comunista del istmo, y entre los
sandinistas.
Recordó
el impacto internacional del líder de Guinea Bissau y Cabo Verde, Amilcar
Cabral, quien se convirtió en algo así como la estrella de la Conferencia
Tricontinental, y la entrada como embajador en Guinea Conakry del diplomático
cubano Oscar Oramas Oliva, quien fungió como traductor en las conversaciones
del líder africano con Fidel Castro en la Sierra del Escambray.
Seguidamente
volvió al Ministerio de Interior, la separación del Viceministerio técnico del
área de Liberación comandada por Manuel Piñeiro y la posterior creación del
Departamento América del Comité Central, revivió las protestas de los antiguos
miembros del MININT a dejar sus uniformes verde olivo por la vestimenta formal
del funcionariado, sus carnéts y merecidos grados militares.
Estrada
rememoró los días luminosos y tristes del Chile de Allende, los contactos con
Miguel Enríquez y Andrés Pascal Allende, dirigentes del MIR, el pedido a estos
de que apoyaran al presidente y la aceptación entusiasta de estos.
Rememoró
el golpe de estado, la valiente resistencia cubana en la embajada a metrallazo
limpio de fusiles Kahlasnikov, el vuelo de las trazadoras y el susto del
ejército chileno que pensaba le tiraban con lanzallamas, la partida del
personal cubano a regañadientes del embajador soviético, la negativa de un
funcionario de la aviación rusa a llevar carga cubana y la decisiva ayuda de un
agente de la desaparecida KGB a los isleños.
Las
Memorias de Ulises Estrada, uno de los grandes internacionalistas cubanos, y el
novio de la famosa Tania la Guerrillera, conmovieron a todos los presentes en
la Sala Simón Bolívar del Centro de Estudios Martianos, sede de esa jornada,
ante la presencia de Armando Hart y un grupo de distinguidos miembros de la
Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
Ulises
Estrada había llegado a la conferencia muy delicado de salud, cojeando y casi
sin el poder debido en las piernas para sentarse, como consecuencias de la
diabetes que padece, a medida que fluyó su discurso la fuerza acudió a él,
recordó como era o como sigue siendo. Y fue el mismo Ulises que luchó contra
Batista, combatió a los alzados, o luchó en el Congo al lado del Che.
js
22
de marzo de 2012
Tania, encontrándose en el campamento guerrillero de Ñancahuazú (Bolivia), le escribió una carta de amor a su amado Ulises Estrada, pero esta carta, como el resto de las cartas que otros guerrilleros escribieron a sus familiares jamás llegaron a sus destinatarios.
ResponderEliminarLa carta de Tania lo pueden encontrar en la siguiente dirección:
http://martinezestevez.wordpress.com
Cuando ingresen a este sitio, deben hacer click donde dice: CATEGORIAS y luego hacer click en: GUERRILLAS DEL CHE GUEVARA.
En este blog podrán leer muchísima información inedita incluido fotografías de lo sucedido durante las guerrillas del Che Guevara en Bolivia.
También encontrarán fotografías de esta guerrilla, en el album de fotografias del facebook de Diego Martínez Estévez
Atte.