Leopoldo López es un político venezolano de ultraderecha, exalcalde y
exprecandidato presidencial, inhabilitado por hechos de corrupción,
vinculado a instituciones financiadas por la Agencia Central de
Inteligencia de Estados Unidos, golpista, responsable de acciones
desestabilizadoras, aliado del expresidente colombiano Álvaro Uribe y el
autor intelectual de las acciones violentas y fascistas que han tenido
lugar en Venezuela los últimos días.
El periodista canadiense Jean-Guy Allard relata que, en la década de
1990, López estudió en una institución estrechamente vinculada a la CIA,
el Kennedy School of Government de la Universidad de Harvard, “pues de
allí reclutan a muchos de sus agentes de inteligencia”.
López habría conocido en aquellos años al general David Petraeus,
exjefe de la CIA y hombre de confianza de Barack Obama en materia de
inteligencia, y a Paula Broadwell, especialista en contrainsurgencia y
análisis geopolítico de la inteligencia militar.
Luego, en Venezuela, se conectó con el Instituto del Partido
Republicano de EE.UU. (International Republican Institute), que le
extendió su apoyo estratégico y financiero. A partir de 2002, realizó
frecuentes viajes a Washington a la sede del Partido y a encuentros con
funcionarios del Gobierno de George W. Bush (2000-2008).
En el 2002 encabezó la marcha de oposición al Palacio de Miraflores,
en Caracas, que provocó la muerte de decenas de personas, propició el
golpe de Estado y el secuestro del entonces presidente Hugo Chávez
(1999-2013).
En esos días, participó en la persecución y detención ilegal del
entonces ministro de Interior y Justicia, Ramón Rodríguez Chacín. Sin
embargo, la causa judicial en su contra por estos hechos cesó en
diciembre del 2007, gracias a una amnistía otorgada por el propio
presidente Chávez.
Años después, lideró acciones desestabilizadoras en el país, llamadas
“guarimbas”. La estrategia consistía en atentar de manera violenta y
sistemática contra la paz y tranquilidad pública y provocar una
actuación “represiva” de las fuerzas del Estado, para incentivar una
sublevación cívico-militar, deslegitimar al Gobierno y forzar una
intervención extranjera.
En 2008, López fue inhabilitado políticamente por la Contraloría
General, por un caso de conflictos de intereses de 1999, era asesor de
la estatal “Petróleos de Venezuela”, justo cuando su madre, Antonieta
Mendoza, era Directora de Asuntos Públicos de la empresa.
En 2011, la Contraloría lo inhabilitó nuevamente por tres años, hasta
2014, por el desvió de recursos públicos cuando era alcalde Chacao
(2000-2008).
De acuerdo con Allard, López es primo de Thor Halvorssen,
autoproclamado jefe de la Human Rights Foundation, organización no
gubernamental financiada por la CIA que orquestó el fracasado golpe de
Estado contra el presidente boliviano Evo Morales, en 2009.
Posteriormente, en 2011, López era precandidato presidencial (aunque
sabía que estaba inhabilitado) y se alió con el exmandatario colombiano
Álvaro Uribe Vélez (2002-2010), con quien se reunió en varias ocasiones
para solicitar su “asesoría” en materia de “seguridad”.
Precisamente, Uribe -y su familia- ha sido vinculado a grupos
paramilitares y con el fallecido capo de la droga Pablo Escobar Gaviria,
es acusado de ordenar cientos de desapariciones forzadas cuando era
Presidente y se ha declarado “enemigo del Estado venezolano”.
Ahora, desde comienzos de 2014, López realiza convocatorias en aras
de romper el orden constitucional, incitar a la desobediencia civil y
demandar la salida del presidente Nicolás Maduro por vías
antidemocráticas.
Sus llamados han culminado con focos de violencia en varias ciudades
del país, especialmente en la capital, que hasta la fecha han dejado, al
menos, tres venezolanos fallecidos, decenas de heridos y daños material
incalculables.
López es solicitado por el Ministerio Público por delitos que van
desde instigación a delinquir, intimidación pública y daños a la
propiedad pública, hasta homicidio intencional calificado ejecutado por
motivos fútiles e innobles.
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