Hoy aparece un artículo en El Nuevo Herald sobre realidades que no pueden esconderse y que muestran que no todo lo que brilla es oro. Supongo que la agazajada Yoani apenas le prestó atención al asunto.
¨Miami arremete contra monjas que alimentan a desamparados¨, reza el referido artículo, firmado por Daniel Shoer Roth y en algunas de sus partes dice:
¨Hace 33 años, la Madre Teresa de Calcuta vino a Miami a poner en
acción su misericordioso lema de amor: “Servir a los más pobres entre
los pobres”.
Desde entonces, cada mañana un grupo de hermanas de
la Congregación de las Misioneras de la Caridad cubiertas con el
distintivo sari blanco con rayas azules, deja tras de sí la verja del
pequeño convento donde viven sin aire acondicionado ni lavadora ni
televisión, para entrar, al otro lado de la calle, en el mundo de la
pobreza: un comedor para los desamparados fundado por la Madre Teresa.
En
días recientes, al terminar la oración matutina en una capillita con la
imagen de Nuestra Señora de Fátima, las hermanas, acostumbradas a
escuchar palabras cándidas de personas agradecidas, se encontraron con
una notificación de la Ciudad de Miami en un poste de electricidad que
las acusa de una violación de los códigos municipales.
Aparentemente, nunca habían obtenido un permiso para alimentar
gratuitamente –y sin fondos del erario público–, a cientos de
desamparados que ven en ellas el reflejo del símbolo universal de la
compasión y la dignidad que representa la Madre Teresa.
“¿Qué
estamos violando?”, preguntó la hermana Lima Marie, superiora de la
casa. “¿Ocuparse de los desamparados es una violación?”
Las
hermanas se sintieron intimidadas porque la notificación culmina
recordándoles que la operación “de un negocio sin las licencias
requeridas es ilegal bajo la ley estatal y local, y es penalizado con
arresto criminal o cierre del negocio”.
Con ese agresivo lenguaje
se hace obvio que el gobierno de la ciudad no tiene ni el mínimo respeto
por estas abnegadas religiosas ni la sensibilidad necesaria para
diferenciar entre un “negocio” sin licencia, y una obra de caridad.
“Nosotras
no estamos operando un ‘negocio’. Nuestro ‘negocio’ es hacer el bien”,
comentó la superiora a El Nuevo Herald en una inusual entrevista; las
misioneras no hacen declaraciones públicas al haber jurado votos de
humildad y pobreza.
“Para nosotras”, continuó, “la misión es solo
una: saciar la sed de Jesús en la Cruz mediante el trabajo por la
salvación y santificación del alma”.¨
Ninguno de los contrarrevolucionarios radicados en la ciudad, ni el gobierno federal y estadual se preocupa sinceramente por el elevado índice de pobreza reinante en la ciudad. Yoani, por supuesto, mira al otro lado, precisamente allí en donde abundan los agazajos de terroristas, corruptos y políticos filibusteros.
Es una verdad de Perogrullo que alcaldes, comisionados y representantes ante el Congreso se apropian de gran parte del dinero para paliar la situación de los desamparados. La pobreza, señores, no se puede ocultar. Lo mismo sucede con la pobreza del alma.
Percy Francisco Alvarado Godoy
Notificación a las monjas:
http://media.elnuevoherald.com/smedia/2013/04/02/17/33/Cep7G.So.84.pdf
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