Los crímenes políticos ordenados o
ejecutados directamente por Estados Unidos y sus aliados, como Israel, y
las potencias occidentales son una constante en la historia. Desde el
asesinato de Cristo, a manos del Imperio Romano, hasta nuestros días,
hay una larga lista de líderes populares que, en secreto o abiertamente,
fueron ultimados por el imperialismo. ¿Es la enfermedad del Comandante
Chávez obra el imperialismo? Estamos obligados a pensar que sí, sería
ingenuo no llegar a esa conclusión. A continuación presentamos la
opinión de James Petras, Percy Alvarado, Rubén Dri y Javier Salado sobre
un tema que nos habla de la bestialidad imperialista, de sus métodos
perversos para atentar contra la vida de dirigentes y líderes en todo el
mundo y de la Guerra de V Generación, que se manifiesta en las
características que ha tomado la batalla entre la Revolución Bolivariana
y las oligarquías internacionales.
Entrevista con James Petras, profesor emérito de Sociología en la Universidad Binghamton de Nueva York, EE.UU.
“Después de tantos intentos fallidos por derrocar a Chávez sólo queda un acto clandestino”
Para este sociólogo norteamericano
crítico del imperialismo y autor de numerosos libros e investigaciones
publicadas en revistas académicas, la enfermedad del presidente Chávez
beneficia, en primer lugar, al imperialismo estadounidense. Fracasadas
las acciones tradicionales como el golpe de Estado, la agresión militar
desde Colombia o la guerra económica “¿cómo detener el ascenso de Chávez
y el declive de Estados Unidos”?, se pregunta Petras. “El contexto
histórico también apunta hacia un acto de envenenamiento contra el
presidente Chávez”, sentencia.
Si uno observa el historial de crímenes
políticos ejecutados o encargados por el imperialismo, ¿usted
descartaría que la enfermedad del presidente Chávez haya sido provocada?
J. P.: Podemos decir, a partir de la
historia, que Estados Unidos, particularmente las agencias clandestinas
como la CIA o la DEA han usado todos los instrumentos políticos
militares y policiales a su alcance para lograr sus metas. A veces
tienen un dictador que ha perdido el control de su país pero que no
quiere salir, cree que tiene un lazo estratégico con Washington mientras
Estados Unidos crea que ese dictador está disponible, si es necesario
defender el aparato estatal y los intereses económicos. Por ejemplo, en
Vietnam en los primero años de la guerra en los 60 había un dictador que
se llamaba Diem. Éste servía a los intereses norteamericanos pero
cuando estaba muy desprestigiado por la corrupción y su incapacidad
militar, le pidieron renunciar; al no renunciar lo liquidaron,
contrataron asesinos y lo mataron para reemplazarlo con un general. Lo
mismo pasó con Trujillo, un dictador que tenía excelentes relaciones con
Estados Unidos mientras masacraba decenas de miles de dominicanos, pero
llegó la Revolución cubana y la dictadura de Trujillo empieza a
temblar. Washington, otra vez, exige la renuncia, pero no renuncia,
entonces contrataron una pandilla de dominicanos, un ex general, un
oficial y lo mataron en una emboscada. Doy estos ejemplos, para mostrar
que el asesinato político es un instrumento utilizado por Estados Unidos
para un recambio político dentro del sistema del imperio.
Pero hay otros casos donde Washington y
no sólo Washington, también los países europeos, utilizan el asesinato
como instrumento político. Tenemos el caso del primer Presidente del
Congo, Patricio Lumumba, que era un nacionalista popular, que exigía la
independencia y condenaba las intervenciones imperialistas. ¿Y qué
hicieron? Washington, con la CIA y los belgas raptaron a Lumumba, lo
asesinaron y lo reemplazaron por un dictador totalmente entregado a los
intereses imperiales. Podríamos repetir este proceso de eliminar líderes
populares en otros contextos.
Israel, por ejemplo, asesinó a Yasser
Arafat con una inyección de veneno, después tenía que ir a Francia para
tratar de recuperarse, muere allá y lo enterraron rápidamente, sin una
autopsia rigorosa y ahora van a desenterrarlo para saber qué tipo de
veneno utilizaron los israelitas para matarlo. Tenemos el caso,
entonces, del uso de la ciencia para eliminar líderes.
Esta es una situación controversial
porque matar abiertamente con fusil o una pistola puede generar un
efecto boomerang. Si disparas contra un líder popular como Chávez,
puedes provocar un levantamiento como el “Bogotazo”, destruir no sólo la
ciudades, provocar una radicalización, una rebeldía, que afecte el
acceso al petróleo; entonces la utilización de algún veneno es factible.
Tenemos el ejemplo de Cuba, donde la CIA trata cientos de veces de
matar a Fidel Castro, utilizando en algunos casos maneras exóticas como
un cigarro que tenía un explosivo adentro, envenenando la comida, o
preparando una emboscada por la CIA, por la mafia, etc.
Entonces, no podemos descartar que
Estados Unidos, frente a la imposibilidad de derrotar candidatos de
izquierda, utiliza métodos diferentes del pasado, no como lo hicieron
contra Trujillo y Diem, donde abiertamente tiran un tiro en la nuca. En
este caso podríamos decir que se busca una manera de afectar la salud,
el cáncer en sangre a través de una inoculación es la manera que uno
puede imaginar en estas prácticas. Vimos otros presidentes y líderes con
en América Latina, entonces uno tiene que preguntar, ¿están usando
alguna inoculación del cáncer o es simple coincidencia?
Una pregunta elemental, James, ¿a quién beneficia la muerte de Chávez?
J. P.: Es obvio que el imperialismo es el
primer beneficiado porque desalojan a un presidente que está
encabezando el movimiento de integración latinoamericana, Chávez es el
primer opositor de la “Guerra contra el terrorismo”, que realmente es
una ofensiva de derrocar a gobiernos independientes, nacionalistas, como
hemos visto en Irak, en Libia, o ahora en Siria; Chávez es el primero
en denunciar eso, empezando en el año 2001 cuando declaró que no se
puede luchar contra el terrorismo usando métodos terroristas y eso
provocó una bronca tremenda en Washington. Y yo recuerdo que Chávez me
contó cómo un representante del Departamento de Estado fue a visitarlo
enseguida, en noviembre de 2001, un tal Grossman, y que lo amenazó, le
dijo Chávez “si no renuncias, tú vas a pagar y las generaciones próximas
van a pagar”. Fue una amenaza abierta y declarada del Departamento de
Estado, cara a cara, en la oficina presidencial.
Después tenemos el golpe de Estado
respaldado por Estados Unidos, el uso de violencia otra vez contra
Chávez, tenemos después el paro de los gerentes petroleros, el
referendo, todas esas cosas de acciones políticas abiertas fracasaron,
el uso de la oposición interna como instrumento fracasó, la carta de
Colombia con las bases militares tampoco funcionó para derrocar al
Gobierno de Chávez, la carta de la OEA fracasó también, entonces qué
queda, un acto clandestino, una inyección de alguna enfermedad.
Uno no puede excluir la posibilidad del
magnicidio porque la obsesión de Estados Unidos por derrocar a Chávez
sigue siendo importante. Y hay algo que decir francamente: el proceso de
cáncer es un proceso gradual de acumulación, detección, etcétera, pero
Chávez, que tenía exámenes médicos periódicos, le detectan de repente un
cáncer bastante avanzado y eso es bastante raro en los procesos
naturales de cáncer, no son tan bruscos y tan potentes, podemos decir.
Esta es otra razón para tener alguna sospecha sobre alguna inyección, y
también ocurre en un momento en que el impacto del chavismo no sólo en
América Latina, en todo el mundo, está creciendo mientras el prestigio
norteamericano está decreciendo. ¿Cómo detener, entonces, el ascenso de
Chávez y el declive de Estados Unidos? El contexto histórico también
apunta hacia un acto de envenenamiento contra el presidente Chávez.
¿Por qué cree que hay tan escasa difusión
de la tesis del magnicidio y qué consecuencias podría traer para la
región y para el mundo la confirmación de que el imperialismo provocó la
enfermedad del Comandante Chávez?
J. P.: Puede tener un doble efecto, en un
sentido puede radicalizar el proceso en América Latina, al decir que es
imposible defenderse contra imperialismo simplemente en el frente
diplomático y político, sino que debemos profundizar el proceso de
transformación, debilitar el acceso que el imperio tiene a nuestros
países, fortalecer la seguridad, limitar la presencia norteamericana en
todos los sentidos.
Por otro lado, puede tener otro efecto,
que gobiernos particularmente de centroizquierda digan que lo que pasó
con Chávez es por oponerse al imperio y que entonces se deben acercar
posiciones, tratar de evitar eso a partir de alguna conciliación.
Entonces, hay dos posibles respuestas.
Ahora, ¿por qué nadie toma esta posición?
Porque significa enfrentar todos los medios de propaganda y sus
campañas por caricaturizar a estos gobiernos por inventar un imaginario
exótico, por promover teorías conspirativas, por estar fuera de la
realidad, etcétera. Estos gobiernos no se atreven a enfrentar a Estados
Unidos, tienen miedo de ser ridiculizados; sin pruebas en la mano, que
en este tipo de casos es muy difícil, pueden sospechar, pero no expresar
lo que están pensando sobre el asunto”.
Percy Alvarado, luchador antiterrorista
“No podemos dudar que está la mano de la CIA y el Mossad”
Este periodista y bloguero guatemalteco
fue agente de la seguridad del Estado cubano y estuvo durante años
infiltrado en las redes terroristas de Miami. Al ser consultado sobre si
la causa de la enfermedad del Presidente Chávez pudo haber sido
inoculada afirmó que “Estados Unidos cuenta con un poderoso arsenal de
guerra bacteriológica” y no dudó en señalar como responsables a las
agencias clandestinas enemigas de la Revolución Bolivariana.
¿No resulta ingenuo descartar que a Chávez le hayan inoculado el cáncer?
P. A: “Recientemente, en una entrevista
que hice con un canal venezolano, se analizó cómo Estados Unidos ha
desarrollado investigaciones para provocar el cáncer inducido en
asociación con el Pentágono y el Instituto Nacional de Cáncer, es decir,
la inducción del cáncer es posible, mediante la contaminación de las
comidas, trasplantes de órganos o a través de la sangre, no es
descartable la posibilidad de la transmisión o la inoculación del virus
del cáncer en determinados individuos. Esto se ha hecho sospechoso en
los últimos años con la aparición del cáncer en todo un grupo de
dirigentes y líderes progresistas en América Latina y en el resto del
mundo. Lo importante es que Estados Unidos cuenta con un poderoso
arsenal de guerra bacteriológica, que la utiliza de manera masiva para
realizar actividades de genocidio como para realizar también actividades
de asesinato selectivo de personas.
¿Cómo analizas el momento en que aparece la enfermedad de Chávez y de otros colegas suyos en el Continente?
P. A: La posibilidad real existe y se
realiza en un momento en que la Revolución Bolivariana se está
enrumbando hacia el Socialismo, en que se ha ido radicalizando. Chávez
en estos momentos representa el factor unitario de toda una serie de
sectores progresistas, por tanto, el descabezamiento de él, es decir,
sacarlo a él de la escena política es una maniobra o un objetivo con el
fin de descabezar a la Revolución Bolivariana. Chávez, sin embargo, ha
logrado nuclear a todo un grupo de compañeros que hoy integran la
dirección colectiva de la Revolución que deben, sobre todo, crecerse,
organizarse, unirse para poder impulsar el movimiento revolucionario en
Venezuela.
El momento estuvo muy bien escogido, un
momento en que la derecha pugna por todos los medios con el apoyo de los
servicios enemigos por derrocar el ascenso del Socialismo en Venezuela,
fue muy bien escogido e indudablemente en el trasfondo de esta
situación no podemos dudar que está la mano de la CIA y del Mossad.
Nadie se imaginaba que Yasser Arafat fuera envenenado, tuvo que hacerse
una investigación. Y también debe hacerse una serie de investigaciones
sobre la desaparición de líderes políticos en América Latina; unos
asesinados mediante accidentes o simplemente ejecutados, otros a través
de métodos más sofisticados. Es decir, yo tomo las palabras del Che
cuando dice que ‘en el imperialismo no se puede confiar, pero ni un
tantito así’.
Cristo, el primer socialista asesinado por el imperio
Por: Rubén Dri *
Con la incorporación de la Palestina al
Impero Romano a principio de la era cristiana, los campesinos judíos de
la zona de Galilea, al norte de la Palestina, sufren una pesadísima
crisis debido a los pesadísimos tributos que ahora debían pagar tanto al
sacerdocio como al imperio. Esto los llevó a ir perdiendo sus campos y a
entrar en la mendicidad o en la lucha, surgen movimientos proféticos
con base campesina que inician la lucha en contra de la dominación
imperial y del sacerdocio aliado al imperio.
Jesús, el Cristo, era un campesino que
residía en la aldea de Nazaret y ante la dominación sacerdotal e
imperial anunció el Evangelio del Reino de Dios. El evangelio hasta ese
momento consistía en la trasmisión de las victorias de las tropas
imperiales sobre los pueblos. Jesús resignifica el símbolo, comienza a
crear un lenguaje contrahegemónico, las nuevas noticias, el evangelio,
no vienen del poder dominador, no vienen del imperio, sino del pobre,
del oprimido, el evangelio de Jesús es el evangelio del pobre, Dios está
en el pobre. De allí lanza el evangelio, las buenas nuevas, “El Reinos
de Dios está cerca”, proclama. Este símbolo tiene una larga historia.
Después de la entrada del grupo de
Moisés, que se había liberado de la dominación egipcia en la tierra de
Canaán en el 1200 A.C., junto con otros grupos que se habían sublevado
en contra de las monarquías cananeas, forman una confederación de tribus
denominada Reino de Dios, una sociedad que reconoce a Dios como único
rey, antijerárquica, antimonárquica, antitributaria, solidaria, una
sociedad comunista.
Jesús de Nazaret, utilizando el mismo
símbolo del Reino de Dios, repropone una sociedad solidaria que se
organiza alrededor del don, es decir, del compartir, con una economía
que rechaza toda acumulación individual y con un Estado en el cual el
poder no es dominación, sino una función de servicio. Para implementar
el proyecto construyó un movimiento profético, popular, con base
campesina. Está claro que dicho proyecto chocaba de frente con los
intereses sacerdotales y sobre todo imperiales, Jesús tenía claridad
sobre los enemigos del proyecto liberador: los estamentos dominantes
formados por la nobleza sacerdotal, la nobleza laica, los escribas y
sobre todo el Imperio Romano que tenía su presencia en la tierra judía
por medio del prefecto romano y del ejército. Tanto al ejército romano,
el instrumento represivo del imperio, como al templo, expresión del
dominio sacerdotal, Jesús dijo que había que “echarlos al mar”.
Jesús se vio obligado a llevar una vida
de semiclandestinidad, no podía estar en las ciudades, andaba por las
aldeas, los campos y los cerros, tenía sus escondites. Finalmente, en
Jerusalén, Judas lo traiciona y revela su lugar de refugio en el huerto
de Getsemaní, los sacerdotes se encargan de apresarlo, juzgarlo,
condenarlo y entregarlo a Pilatos, el prefecto romano, el cual lo
condena a ser crucificado, acusándolo del delito de “lesa majestad”, es
decir, el delito de haber atentado contra el Estado romano.
Jesús, el Cristo, fue como dice el
comandante Hugo Chávez, el primer socialista y en consecuencia el primer
líder popular asesinado de una larga lista de líderes populares.
¿Será una casualidad que tantos líderes
populares latinoamericanos hoy sufran severas enfermedades que ponen
serios obstáculos para seguir cumpliendo la tarea de liderar la
liberación de nuestros pueblos?”
*Rubén Dri es filósofo, profesor
universitario y teólogo argentino. Ha escrito numerosos trabajos sobre
el cristianismo y el proyecto revolucionario de Jesús, autor de los
libros: Autoritarismo y Democracia en la Biblia y en la Iglesia, La
Utopía de Jesús, Hegel y la Lógica de la Liberación, y El Movimiento
Antiimperial de Jesús.
La muerte viaja con la compañía
Por Javier Salado *
En toda investigación criminal, para
esclarecer un asesinato, lo primero a determinar son los motivos y la
oportunidad. Luego se entran a valorar los medios y si estaban al
alcance del sospechoso.
Cada plan de atentado para asesinar a un
dirigente o personalidad política importante en la historia
contemporánea tiene detrás fuertes motivaciones de intereses económicos,
políticos y estratégicos. Sobre todo cuando la personalidad política es
una figura indomable e incorruptible, que molesta la estrategia de
dominación imperialista.
Las formas de la ejecución son disímiles:
Patricio Lumumba fue asesinado a golpes; a Salvador Allende tuvieron
que darle un golpe de Estado fascista hasta que libró su último combate
en La Moneda; Emiliano Zapata fue abatido a tiros; con Fabricio Ojeda
simularon un suicidio; al Che, estando herido, le disparó un soldadito
borracho; a Yasser Arafat, como no pudieron matarle a bombazos y
cañonazos, le inocularon una rara enfermedad…
No siempre los asesinos son tan exitosos.
A Fidel Castro han tratado de asesinarlo 638 veces, sólo tomando en
cuenta aquellos planes donde se conoció, neutralizó y/o detuvo a sus
participantes por parte de la Seguridad Cubana. No son tan infalibles
los Servicios Especiales del imperio.
Pero tienen muchos medios y las
oportunidades les sobran. Volviendo a la investigación criminal, es
preciso conocer los “antecedentes penales” de los sospechosos. Tenemos
entonces que repasar los rastros dejados por el principal servicio
especial de Estados Unidos, la CIA:
En abril de 1962, la CIA, y la Maffia,
entregaron en Miami al dirigente cubano opositor Tony Varona un frasco
con cápsulas venenosas fabricadas especialmente para asesinar a Fidel.
Varona, utilizando al diplomático español acreditado en La Habana,
Alejandro Vergara, las envió a una de sus redes en Cuba, un trabajador
del hotel Habana Libre, con el propósito de que éste envenenara la
comida del Comandante en la primera ocasión que se le presentara.
En marzo de 1963, la CIA planeó
eliminar a Fidel utilizando un traje de buzo embadurnado con bacterias
que infectaban la piel con el bacilo de la tuberculosis.
En noviembre de 1963, Desmond Fitzgerald,
alto jefe de la CIA, se reunió en París con su agente AM/LASH, Rolando
Cubela, comandante del Ejército cubano para coordinar un proyecto de
golpe de Estado en Cuba y el asesinato del Comandante. El 22 de
noviembre, en el momento en que era asesinado el presidente Kennedy, le
entregaba a Cubela un bolígrafo con una aguja hipodérmica para inocular
un poderoso veneno al líder cubano.
Con estos antecedentes, y tomando en
cuenta los extraordinarios adelantos de la ciencia en la actualidad, no
hay dudas de que es el imperialismo el principal sospechoso de la
extraña enfermedad que obliga al Comandante Hugo Chávez a luchar
duramente por su vida.
Motivos les sobran, medios también y
oportunidades han sido múltiples. Una cápsula envenenada, un bolígrafo
dotado de una aguja hipodérmica tan fina que no se siente el pinchazo,
un “apretón de manos” malintencionado, no sabemos. Quizás dentro de 20 ó
30 años, cuando se desclasifiquen los documentos secretos de la CIA, o
una comisión senatorial, como la Church en los 70’, vuelva a investigar
sus “Acciones Ejecutivas” -eufemismo con el cual denominan los
operativos de asesinatos contra dirigentes y personalidades extranjeras
“incómodas” o contrarias a los intereses de Estados Unidos- sabremos la
verdad, o parte de la verdad sobre la enfermedad que aqueja a Chávez.
No lo duden, la muerte viaja con la CIA.
*Javier Salado es analista internacional
Escrito por Equipo de Debate Socialista
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