martes, 11 de febrero de 2014

La basura espacial es una amenaza para la Tierra

La basura espacial es una amenaza para la Tierra

El carguero espacial Progress M-20M, que el 3 de febrero se acopló a la Estación Espacial Internacional (EEI), cesó su vuelo autónomo y hoy martes, a eso de las 20.00 hora de Moscú, será hundido en una región no navegable del Pacífico. Lleva a bordo cerca de una tonelada de basura y equipos en desuso, evacuados de la EEI.

Los científicos todavía no han inventado la manera de desguazar otro tipo de basura espacial, que, dicho sea de paso, representa un gran peligro para los satélites y cosmonautas.

La época de la conquista activa del espacio cósmico comenzó cincuenta y seis años atrás. El 4 de octubre de 1957 científicos soviéticos lanzaron el primer satélite artificial de la Tierra. Nadie sabe cuántos satélites y expediciones pilotadas fueron lanzadas desde entonces. Y todas ellas dejaron en su rastro en el espacio: bloques de aceleración de los cohetes que perdieron el control. Esta basura representa un gran peligro, dice el miembro de número de la Academia de Cosmonáutica Tsiolkovski de Rusia y especialista en política cósmica, Andréi Ionin.

–El que el tamaño de la mayor parte de estos restos de basura espacial no sea grande no debe dar lugar a confusión, porque en el espacio extraterrestre esas piezas se desplazan a enormes velocidades y aún hay que calcular las velocidades relativas.

Se dieron casos en que algunos restos se acercaban a la estación y representaban una amenaza para ella. Los cosmonautas se ponían las escafandras y pasaban a la cápsula Soyuz, para el caso de que se diera una situación peligrosa tener la posibilidad de partir hacia la Tierra. La EEI de momento tuvo suerte. Pero el revestimiento de los transbordadores norteamericanos dos veces fue perforado. En 2006 un minúsculo trozo de algún ingenio espacial impactó contra un satélite. Como resultado los habitantes del Extremo Oriente se quedaron por un tiempo sin televisión. Teniendo en cuenta que las tecnologías terrestres están cada vez más ligadas al espacio, la basura espacial en cualquier momento puede alterar la vida de cada uno de nosotros, señala el director de la revista Nóvosti Kosmonáutiki(Noticias de la Cosmonáutica), Igor Marinin:

–Tanto en Rusia como en cualquier otro país no hay ninguna resolución razonable acerca de cómo quitar esa basura. Algunos dicen que se lo puede hacer con una red. El proyecto es totalmente irreal, porque la basura se desplaza en diferentes direcciones y velocidades de entre diez y doce kilómetros por segundo. Más rápido que una bala. Ninguna red puede atrapar esos restos. Otros hablaban de imanes. También es irreal, porque la mayoría de los metales con que se construyen los satélites no se imantan, son de duraluminio.

Se expusieron ideas fantásticas como la de quemar los restos con rayos láser desde la Tierra, también se proponía lanzar al espacio un robot recolector de objetos. Pero, en realidad, la única resolución eficiente es que cada uno junte su propia basura. Por ejemplo, el bloque de aceleración, que pone a los satélites de una órbita baja a otra alta, queda en vuelo libre en el espacio. Si en el proyecto se prevé una mayor cantidad de combustible y se contempla la posibilidad de mando, entonces en el momento necesario se puede sacar el bloque a la atmósfera, donde se quemará. Pero esto eleva el coste del proyecto y por eso no todos aceptan la idea, destaca el experto Igor Marinin:

–Surgen grandes problemas con los nanosatélites y los microsatélites, que últimamente están de moda. Son más baratos. Con ayuda de un enjambre de tales satélites se pueden cumplir tareas que resuelve un costoso armatoste espacial. No está mal. Pero, por lo general, estos satélites tienen un ciclo de vida corto, se deterioran rápidamente y no tienen posibilidad de abandonar la órbita. De tal modo, ensuciamos el espacio con nano y microsatélites. Por otra parte, es irreal obligar a los institutos y universidades, que se dedican a estos pequeños satélites, a fabricar instalaciones motrices y exigirles que, una vez acabado el ciclo de vida, los satélites sigan siendo dirigibles y abandonen la órbita por mando desde Tierra. Esto aumenta el coste de los satélites y los vuelven no rentables.

Según diversos datos, ahora entre trescientos y seiscientos aparatos de diferente tamaño se encuentran en vuelo libre. La mitad son viejos satélites y piezas de esos ingenios. Se tiene calculado que la mayor parte de la basura espacial pertenece a China, el 40 %, a EEUU el 27,5 % y a Rusia el 25,5 %.

Natalia Kovalenko  

La Voz de Rusia

No hay comentarios:

Publicar un comentario

ShareThis