Informes de
inteligencia ponen sobre el tapete la dudosa actuación del servicio de inteligencia
francés con respecto a la prevención del ataque terrorista perpetrado en Paris
el pasado viernes 13 de noviembre. Unos expertos señalan a negligencia con
respecto al manejo de información sensible sobre este hecho, apuntando a que el
mismo pudiera haberse evitado y, con ello, la masacre cometida contra ciudadanos
de varios países. Otros, todavía más agudos y perspicaces, dejan entrever algo
más condenable que una brecha de seguridad: la complicidad de la Dirección
general francesa de la Seguridad Exterior (DGSE) con una operación de bandera
falsa, en la que otros servicios –presumiblemente el Mossad-, emplearon a
terroristas del Estado Islámico en dichos ataques.
Poco a poco van
apareciendo versiones sobre el hecho de que la DGSE fue avisada al menos 24 horas
antes sobre la amenaza terrorista. De acuerdo con estos informes hechos
públicos se supo que la inteligencia iraquí puso en aviso a su par francés
sobre el inminente ataque contra una nación europea por parte del ISIS. Según
esta versión, la inteligencia de Irak envió un despacho diciendo el líder del
grupo, Abu Bakr al-Baghdadi, había ordenado un ataque a países de la coalición
que luchan contra ellos en Irak y Siria, así como en Irán y Rusia, a través de
atentados u otros ataques en los días venideros, según destacó AP. Aparentemente, la DGSE no tomó en cuenta
dicha alerta y no adoptó medidas al respecto, lo que posibilitó que los
terroristas actuaran con total impunidad.
Por su parte el sitio
http://www.whatdoesitmean.com
plantea que otros servicios como el FSB ruso y el DMI israelí también
informaron a la DGSE francesa, 24 horas antes, sobre el ataque terrorista
perpetrado en París. Ampliando al respecto, dicho sitio se refiere a que 6 días
antes, el día 7 de noviembre pasado, el Centro de Inteligencia Conjunta (JIC),
en Bagdad, creado a instancias de Rusia, Iraq, Irán y Siria, había recibido un
alerta urgente proveniente de la Dirección israelí de Inteligencia Militar (DMI),
en el cual se establecen los peligrosos movimientos de importantes dirigentes
del ISIS.
Se supo que la fuente
de esta información era el asesor de Seguridad Nacional israelí, Yaacov
Amidror, que la semana anterior había estado en la reunión de Washington DC con
los jefes de espionaje de los Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña. Según
este sitio este fue el lugar posible donde se generó esta operación de bandera
falsa.
Resulta inaudito que
las informaciones provenientes de Irak, Rusia e Israel hayan sido descalificadas
por la DGSE y no se tomaran en cuenta para evitar la masacre del viernes 13.
Tampoco se tomaron en cuenta las advertencias que presentaban a Paris como
objetivo central del ataque y las informaciones que poseía la DGSE sobre los
movimientos de Salah Abdeslam, encargado de supervisar una célula del ISIS en
Francia y cuya residencia se encontraba en Bélgica. También es condenable, a la par que
sospechoso, que ninguno de los servicios de EEUU, Gran Bretaña y Francia hayan
advertido a sus ciudadanos sobre el inminente ataque y la amenaza denunciada en
tiempo real por Rusia, Irak, Egipto, Israel e Irán sobre el mismo. Cabe
destacar que el aviso de la DIM israelí se libró, en última instancia, para
proteger la vida de ciudadanos de ascendencia judía que pudieran ser atacados
en París. Lo mismo ocurrió al contactar la DMI al representante francés de
estos en Israel, Jonathan-Simon Sellem, sobre el inminente ataque. Empero, poco
hicieron las autoridades francesas notificadas para impedir tal acción
terrorista.
De nada vale que la
inteligencia francesa se escude en el hecho de que la información los iraquíes
no daba detalles sobre el país en que se efectuarían los ataques, ni fecha
precisa al respecto. Ante tal amenaza es cuerdo tomar urgentes medidas
preventivas.
Tanto la DGSE como los
servicios de inteligencia de EEUU hicieron caso omiso ante tal amenaza. Ni la
CIA, ni el FBI, ni la DHS, mostraron conocimiento con respecto al inminente
ataque. Parecían desconocer cualquier información –en apariencia– sobre la
posible masacre cometida en Francia.
Se sabe que el
personal de apoyo también se encargó del estudio de los sitios en que se
realizarían dichos ataques: un estadio,
una sala de conciertos y cafés de París, los que provocarían posteriormente 132
muertos, 352 heridos -99 de ellos de gravedad-. Otras fuentes señalan que los 19 atacantes se
dividieron en tres equipos. La primera parte del plan se ejecutó con la
explosión de una bomba por parte de un terrorista suicida sobre 9 y 20 de la
noche en las puertas del estadio de futbol y culminó sobre las 12 y 20 de la
madrugada del sábado 14, cuando tres atacantes, uno portando fusiles ametralladoras
AK-47 y otros con explosivos adosados a sus cuerpos, realizaron una virtual
masacra en el centro nocturno Bataclan, dejando un número cercano a los 90
muertos.
The New York Times dio elementos posteriores con respecto a los
atacantes. Se supo por este medio que, al menos uno de los mismos había
obtenido el pasaporte sirio en la isla de Leros, el 3 pasado de octubre,
muriendo su portador –de 25 años de edad– en el estadio. Otro atacante fue
identificado como residente en Courcouronnes, a unas 20 millas al sur de París,
y se le identificó como Ismaël Omar Mostefai.
The NYT cita al
respecto: “La búsqueda de posibles
cómplices de los terroristas ganó vapor el sábado. Funcionarios en Bélgica
anunciaron tres detenciones, una de ellas vinculada a un coche de alquiler se
encuentra en París. En Alemania, la policía estaba investigando si un hombre
que arrestó la semana pasada con las armas en su coche y su set navegador GPS
para París estaba vinculado a los ataques. Pero no quedó claro cómo una parcela
de tal sofisticación y letalidad podría haber escapado a la atención de las
agencias de inteligencia, tanto en Francia como en el extranjero.”
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