¿Qué vendrá después? Hay que esperar que Trudeau pueda cumplir sus metas
sin obstáculos que se lo impidan. Por supuesto, una condición es el cambio de
su política hacia América Latina, agrego yo. ¿Se lo permitira EEUU?
Un interesante artículo de Eric Walberg continúa
la saga inicial que ya publicamos en este blog bajo el título de “Justin Trudeau: Comienzo de una leyenda canadiense”,
esta vez bajo el sugerente título de “Justin's band cleans up Harper holocaust”,
es decir, La banda de Justin limpia el holocausto de Harper.
Esta vez el autor -conocido en todo el mundo como periodista especializada en Oriente Medio,
Asia Central y Rusia, graduado de la Universidad de Toronto y Cambridge en
economía, quien ha vivido tanto en la Unión Soviética y Rusia, y luego Uzbekistán,
como asesor de la ONU; escritor, traductor y profesor; periodista del periódico más importante de El Cairo, Al Ahram,
y también colaborador habitual de Counterpunch,
Global Research, Al-Jazeera y otros medios-, ha puesto el dedo en la llaga
sobre el cambio de enfoque político asumido por Canadá bajo la dirección de
Justin Trudeau para volver la hoja sobre la imagen de su país en las relaciones
internacionales, abandonando la vieja política canadiense de marioneta USA.
Un resumen de las ideas expuestas por Walberg y que evidencian este giro, son:
El cese del malgasto de dinero mal empleado en otros fines a costa de la
cancelación de la investigación científica, los recortes de las ayudas a los
refugiados palestinos, la complicidad de un discurso hipócrita sobre el medio
ambiente, la puesta en marcha de una política independiente de EEUU al
retirarse de las coaliciones militares del Imperio y sus aliados contra Siria y
Yemen, ofreciendo una nueva imagen de concordia y pacifismo.
Los cambios establecidos en el programa del partido "Cambio real" están llegando a una velocidad de vértigo, con planes de: deshacer los recortes a la CBC, la ciencia y las políticas ambientales; restituir el largo censo; deshacer la restricción de inmigración uniendo familias y dando a los inmigrantes de vuelta su cobertura de Medicare; estableciendo con las provincias un enfoque común sobre política energética; instituyendo una nueva política electoral que evite el fraude en las elecciones; la renovación de la controvertida ley antiterrorista conocida como Ley C-51; uso de los fondos de defensa en un avión más efectivo, dejando atrás el dudoso proyecto relacionado con el avión de combate CF-18; trabajar con EEUU en la defensa de ambas naciones bajo el NORAD y contribuir a la seguridad de la OTAN, pero desestimando su involucramiento en campañas de agresión a las naciones árabes; establecimiento de un gabinete ministerial que exprese una representatividad más acorde con la población canadiense –la mitad del mismo son mujeres, algunos jóvenes, 10 musulmanes e incluye a los pueblos originarios-, multiétnico; el uso regulado de la marihuana; el desmantelamiento de una política anti musulmana y reexaminar su política hacia Irán; entre otros.
¿Qué vendrá después? Hay que esperar que Trudeau pueda cumplir sus metas
sin obstáculos que se lo impidan. Por supuesto, una condición es el cambio de
su política hacia América Latina, agrego yo. ¿Se lo permitira EEUU?
Fuente:
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