La derecha continental se entusiasma frente a la posibilidad de que
Macri asuma como nuevo presidente en la Argentina y se transforme en el
abanderado contra la democracia en Venezuela. Es la pieza en el tablero
que necesitan para alterar el equilibrio regional en su favor
Las rebeliones populares que se produjeron en el continente a fines
de siglo XX y principios del XXI como rechazo a los modelos neoliberales
y sus consecuencias sociales y económicas, lograron cambiar parte de la
historia del continente. Tal vez la expresión más cabal es la derrota del proyecto ALCA en noviembre de 2005, alterando
las relaciones de dependencia entre los países latinoamericanos y
Estados Unidos, por primera vez en la historia. La conformación de la
UNASUR y la CELAC años más tarde, permitieron consolidar un nuevo bloque
regional que estableció mayores grados de independencia con respecto al
gobierno de Estados Unidos y la Organización de Estados Americanos
(OEA), la herramienta norteamericana para el continente.
Sin embargo, el gobierno de Estados Unidos no abandonó su empeño en
dominar la región y para eso, planteó un objetivo claro: retomar el
poder político y aniquilar, como ellos lo denominan, al
“bolivarianismo”.
A principios de siglo, mientras los gobiernos neoliberales caían o
huían frente a la indignación popular, en Washington elucubraban nuevas
estrategias para retomar el poder político que habían perdido en países
como Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina, Paraguay, Honduras,
entre otros. En algunos de estos procesos, como los últimos países
mencionados, lo hicieron mediante golpes de Estado. No
obstante, la estrategia del consenso y la táctica electoral se han
convertido en el principal camino elegido para esta etapa. Macri en Argentina, Aécio Neves en Brasil, Capriles y López en Venezuela, Guillermo Lasso en Ecuador y Samuel Doria Medina
en Bolivia son los encargados de romper los procesos integracionistas
en América Latina. Y para ello se han trazado un plan, pensado desde
años por su máximo referente regional: Álvaro Uribe Vélez. Este plan
comienza con un posible triunfo de Macri en el balotaje presidencial del
próximo domingo.
En un artículo publicado por el diario La Nación el 2 de noviembre
pasado, Andrés Oppenheimer, periodista argentino residente en Miami,
columnista de CNN y férreo opositor de los gobiernos populares
latinoamericanos, manifestó: “Estos grandes cambios en el mapa político
de América Latina (refiriéndose al posible triunfo de la derecha en
Argentina y un juicio político contra Dilma en Brasil) tendrían un gran impacto en las elecciones legislativas de Venezuela del 6 diciembre.
Privarían al presidente de ese país, Nicolás Maduro, del apoyo de los
mayores países de la región si decidiera hacer un fraude electoral”.
Continuando con su proyección, Oppenheimer reveló, en el mismo diario
el 11 de noviembre, otra pieza importante en este armado: Luis Almagro,
secretario General de la OEA. Este uruguayo, quien fuera canciller
durante la presidencia de Jose Mujica, publicó esta semana una carta de
18 carillas en la que cuestiona el sistema electoral venezolano,
comprobado por la UNASUR y el Centro Carter como uno de los más
avanzados y seguros del mundo. Oppenheimer insiste: “En este nuevo clima
político, puede que Almagro haya decidido tratar de ponerse a la
vanguardia de los cambios que se vienen. Cualesquiera que fueran sus
motivos, merece un aplauso por mostrar liderazgo y tratar de hacer
cumplir los tratados de la OEA en defensa de la democracia en la
región.” Estas declaraciones van en la misma línea que aquellas emitidas
por John Kelly, jefe del Comando Sur, en octubre, cuando manifestó que
ora por Venezuela porque “su pueblo está sufriendo terriblemente” y que
el gobierno de Estados Unidos está dispuesto a intervenir en Venezuela
por la “crisis humanitaria y sólo si se nos pidiera”, mediante
organismos como la ONU, la OEA y las FAO.
Más recientemente, el 17 de noviembre, Oppenheimer publicó un artículo de opinión en El Nuevo Herald
titulado “La política exterior de Macri”. En línea con toda la
corporación mediática, quienes dan por asumido que Macri es el ganador
del domingo, Oppenheimer dice: “Sobre los bloques económicos y políticos
de América del Sur, Macri ha dicho que su prioridad será forjar una “alianza estratégica” con Brasil
para, conjuntamente, iniciar conversaciones de unidad con el bloque de
la Alianza del Pacífico. Hasta ahora, Argentina había sido reticente a
un acercamiento a ese bloque, al que Venezuela y Bolivia se han referido
como demasiado cercano al “imperialismo” norteamericano”.
Y agrega que, “(Macri) renovaría el vínculo bilateral (con Estados
Unidos), y que la prioridad con Washington sería coordinar esfuerzos
conjuntos en la lucha contra las drogas. El gobierno de Macri también
reduciría significativamente la retórica antiestadounidense de
Argentina”.
Al mismo tiempo, todos los analistas internacionales que han
publicado artículos sobre este tema coinciden en la línea “aperturista”
de Macri. Entrevistado por AFP, Mauricio Claveri, de la consultora
Abeceb, dijo que “con Macri, tal vez la estrategia de inserción apunte con mayor decisión a la Unión Europea y Estados Unidos,
y no tanto al Mercosur”. El objetivo de Macri es torcer la voluntad
actual del bloque y concretar un Tratado de Libre Comercio con la Unión
Europea y la suspensión de Venezuela del Mercosur, en la próxima reunión
del bloque a realizarse el 21 de diciembre en Asunción.
Lo cierto es que las manifestaciones de este periodista evidencian lo
ya conocido: desde Washington se refriegan las manos frente a un
posible triunfo electoral de Macri en la segunda vuelta del domingo 22.
Como reveló Santiago O`Donnell en su libro “ArgenLeaks” (donde
desclasifica los documentos revelados por Julian Assange), Macri
intervino al menos cinco veces ante la Embajada de Estados Unidos para
pedir sanciones de este país contra el gobierno kirchnerista. Esto
demuestra que su relación y diálogo con esta embajada es muy frecuente.
Todos estos elementos indican que, si Macri logra un triunfo el
domingo, Argentina se convertirá en la punta de lanza de Estados Unidos
para erosionar la independencia regional impulsando desde el sur una
reedición de las conocidas “relaciones carnales” de los 90.
Artículo de Micaela Ryan (Notas.org.ar) publicado en Diagonal.
Tomado de http://arainfo.org/2015/11/macri-la-pieza-de-la-derecha-para-controlar-america-latina/
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