La película “El
puente de espías” de Steven Spielberg ha asacado a la luz –luego de décadas- la
figura de James B. Donovan, un abogado de Nueva York que negoció el intercambio
en la vida real y que mantuvo contactos como negociador con el Comandante en
Jefe, Fidel Castro, con vistas a lograr el canje de los mercenarios capturados
tras el fracaso de la invasión de Playa Girón por una cantidad considerable de
alimentos. Este evento es reseñado hoy por The Nueva York Times.
Aunque la película se
centra en el reclutamiento de Donovan para lograr la liberación del piloto del
U-2 norteamericano Francis Gary Powers, derribado en la antigua URSS, en un intercambio por el coronel Abel, así como espiara a la KGB durante
los encuentros, es importante destacar que la CIA trató también de usar a Donovan para
que asesinara a Fidel Castro durante sus visitas frecuentes a Cuba en 1962. El
plan ejecutivo de la CIA era hacer a Donovan portador involuntario de un traje
de buzo de neopreno, el cual estaba envenenado, y que se pretendía entregar al líder
cubano.
Donovan se percató de
la conspiración y nunca entregó el mencionado traje. Al respecto, comentó: “Estoy en el negocio del canje, no del
asesinato”. Por su parte, Fidel Castro ridiculizó el plan al declarar en
ese entonces: “Yo nunca me habría puesto
un traje de neopreno en este clima tan caliente”.
De acuerdo con The New York Times, Donovan viajó una docena de veces a la Isla y en ocasiones llevó a su hijo de 18 años de edad, John, con la esperanza de congraciarse con Fidel, quien también tenía un hijo adolescente. Fidel los acompañó en viaje por carretera que incluyó una visita a un criadero de cocodrilos, a una zona de pesca en Playa Girón y les dedicó mucho tiempo, en el que les habló de los logros de la Revolución.
“Tanto mi padre como
Castro eran en realidad grandes conversadores”, dijo John Donovan hijo, ahora
con 71 años, en una entrevista telefónica con el Times.
Lo cierto es que
Donovan logró negociar exitosamente el cambio de alrededor de 1,100 mercenarios
-incluyendo la salida de Cuba de 9 700 de sus familiares y otras personas- a
cambio de 53 millones de dólares en alimentos -entre ellos, un gran cargamento
de compotas- y medicamentos de Estados Unidos.
Unos meses después
del último viaje de Donovan a Cuba, el presidente John F. Kennedy envió un
emisario en una visita de buena voluntad a La Habana para reunirse con Fidel.
Pero el progreso en la restauración de los lazos se extravió en la vorágine de
un acontecimiento abrumador: la reunión que tuvo lugar el 22 de noviembre de
1963, fue interrumpida por una llamada telefónica a Fidel con noticias
urgentes. El Presidente de los Estados Unidos había sido asesinado en Dallas.
Sobran los comentarios.
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