El jefe del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) se opuso el jueves a la alimentación forzosa de los reclusos que llevan adelante una huelga de hambre en la prisión de Guantánamo e instó a Estados Unidos a realizar un mayor esfuerzo para resolver su "insostenible" situación legal.
El presidente del CIRC, Peter Maurer, presentó sus argumentos en una reunión con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama,
celebrada esta semana en Washington, mientras una delegación de la ONG
con sede en Ginebra hacía un seguimiento de la huelga de hambre de
decenas de presos en la base naval de Estados Unidos en Cuba. Muchos llevan detenidos más de una década sin juicio o acusación.
Militares
estadounidenses dicen que 43 de los 166 reos han rechazado la comida,
mientras que abogados defensores estiman que entre 100 y 130 reclusos
se han sumado. Once han perdido tanto peso que han sido atados y son
forzados a ingerir nutrientes líquidos a través de sondas
nasogástricas.
La protesta ha llevado el centro de la atención sobre la instalación, abierta por el predecesor republicano de Obama, George W. Bush,
para retener a aquellos extranjeros sospechosos de terrorismo tras los
atentados contra Estados Unidos del 11 de septiembre de 2001.
Ante
los grandes obstáculos legales y políticos, Obama no logró cumplir su
promesa de cerrar la prisión en el plazo de un año tras asumir su primer
mandato en 2009. La Casa Blanca
insistió el jueves en que sigue comprometido a cerrarla, pero no
proporcionó información sobre cómo intentará lograrlo en su segundo
periodo.
Maurer dijo que la huelga de hambre, que comenzó hace
unos dos meses, es un "síntoma" de la situación legal de los prisioneros
y las autoridades coinciden en que refleja la frustración ante la falta
de resolución de sus situaciones.
"La cuestión de Guantánamo está
políticamente bloqueada en este país", dijo Maurer en una rueda de
prensa en Washington, en la que pidió a Obama y sus asesores que pongan
"todas sus energías" en alcanzar un compromiso sobre la prisión.
Al
ser consultado sobre si los prisioneros deben ser alimentados de forma
forzosa, Maurer dijo que los doctores del CICR respaldaban la opinión
de los grupos médicos internacionales que han denunciado la práctica.
Un
portavoz del CICR en Ginebra dijo el mes pasado que la organización
humanitaria estaba en contra de la alimentación forzada y ratifica el
principio de permitir a los detenidos elegir su destino.
"Hay una discrepancia entre la posición de Estados Unidos y la del CICR", sostuvo Maurer.
El jefe de la Cruz Roja
explicó que las principales cuestiones son los retrasos en las
revisiones prometidas de los casos de los prisioneros y las retenciones
en los traslados a sus países natales de aquellos ya no considerados un
riesgo para la seguridad.
Solo nueve prisioneros han sido acusados
o condenados de delitos, según los registros militares. El Congreso ha
dificultado la repatriación de otros, por preocupaciones de
inestabilidad o sobre su posible maltrato, y la mayoría de los países
receptores se muestran también reticentes a recibirlos, al rechazarlos
EEUU.
El CICR depende de Washington para la financiación y
cooperación, y usualmente mantiene la confidencialidad en sus acuerdos
con el Gobierno, especialmente sobre cuestiones de detenidos.
/Por Matt Spetalnick/
(Reuters)
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