Se informa que los funcionarios israelíes están
cada vez más nerviosos ante la posibilidad de que los esfuerzos
internacionales para destruir las armas químicas de Siria puedan servir
de preludio para exigir a Israel que elimine sus armas de destrucción
masiva (ADM) no declaradas.
Israel mantiene una postura que califica de “ambigua” sobre si posee
armas nucleares o químicas. Pero la opinión general es que Israel tiene
un gran arsenal de bombas nucleares, ocultas al escrutinio
internacional, y hay fuertes sospechas de que ha desarrollado en secreto
un programa de armas químicas.
Estas preocupaciones se intensificaron después de la revelación, este
mes, de un informe confidencial de la CIA (Agencia Central de
Inteligencia) que sugiere que Israel habría creado un importante arsenal
de armas químicas a comienzos de los años ochenta. Israel se ha negado a
firmar el Tratado de No Proliferación de 1968, que cubre la regulación
de armas nucleares, y a ratificar la Convención de Armas Químicas de
1993, que obliga a los Estados a someterse a la supervisión
internacional y a destruir los agentes químicos que posean.
En los últimos días ha habido una serie de acciones de otros Estados
de Medio Oriente para atraer la atención internacional a las ADM de
Israel.
Estos esfuerzos tuvieron lugar después de la ratificación por parte
de Damasco de la Convención de Armas Químicas la semana pasada y del
anuncio, el fin de semana, de un programa, acordado por Rusia y EE.UU.
(Estados Unidos) para desarmar a Siria de sus arsenales químicos, que
durará hasta mediados del próximo año.
Ahora Israel es uno de los seis Estados que se niegan a implementar la Convención, junto a Egipto, Myanmar, Angola, Corea del Norte y Sudán del Sur. Este hecho ha suscitado la preocupación de que Israel podría convertirse rápidamente en un Estado paria en este terreno.
El periódico Haaretz informó esta semana de que la perspectiva de una
creciente presión internacional sobre Israel para que confiese la
verdad sobre sus ADM “mantiene a una buena cantidad de máximos
funcionarios de la defensa israelíes despiertos por la noche”.
Shlomo Brom, exgeneral israelí y actualmente investigador en el
Instituto de Estudios de Seguridad Nacional en la Universidad Tel Aviv,
calificó de “poco sensata” la política actual de Israel sobre armas
químicas:
“La realidad en Medio Oriente ha cambiado desde que Israel se negó a
ratificar la convención. Ya no existe una buena razón para que Israel
permanezca con el puñado de regímenes que se oponen.”
Esta semana algunos Estados árabes presentaron una resolución al
organismo de control nuclear de las Naciones Unidas, el Organismo
Internacional de Energía Atómica (OIEA), llamando a Israel a colocar sus
instalaciones nucleares bajo el régimen de inspección del OIEA como
parte de los esfuerzos para crear una zona libre de armas nucleares en
la región.
El Tratado de No Proliferación Nuclear que Israel se ha negado a
firmar se estableció en 1968, al año siguiente del que, según se cree
generalmente, Israel consiguió su primera ojiva nuclear.
“Medidas serias”
Un informe de dos expertos publicado el domingo estimaba que Israel
había construido un total de 80 bombas nucleares en 2004, el año en el
que se cree que detuvo la producción. El mismo informe concluyó que
Israel tiene existencias de material fisible suficientemente grandes
como para duplicar en breve plazo la cantidad de bombas.
Sin embargo los funcionarios estadounidenses rechazaron la acción de
los Estados árabes en el OIEA. Joseph Macmanus, el enviado de EE.UU. en
la agencia, dijo que la resolución “no hace avanzar nuestro objetivo
compartido de progresar hacia una zona libre de ADM en Medio Oriente. En
su lugar, debilita los esfuerzos para un diálogo constructivo hacia ese
objetivo común”.
En el año 2010 EE.UU. patrocinó un plan egipcio que establecía las
bases para crear un Medio Oriente libre de ADM a pesar de la oposición
de Israel. Sin embargo el año pasado Washington anunció que postergaba
la acción hasta una fecha no especificada. Mientras tanto, el domingo
pasado, el ministerio de Exteriores de Irán instó a la comunidad
internacional a “adoptar medidas serias” para obligar a Israel a
respaldar la Convención de Armas Químicas.
Después de la ratificación de la convención por parte de Siria, su
embajador en la ONU, Bashar Jaafari, dijo que “el principal peligro de
las ADM es el arsenal nuclear israelí”, y agregó que Israel posee armas
químicas pero que la mayoría de los demás Estados no están dispuestos a
hablar del tema.
Eso podría cambiar. Se dice que los funcionarios del Gobierno israelí
están preocupados porque el secretario de Estado de EE.UU., John Kerry,
podría demandar la ratificación de Israel como parte de los esfuerzos
estadounidenses para limpiar Medio Oriente de armas químicas. “Ahora
Kerry podría decir que EE.UU. necesita la ayuda de Israel mediante la
ratificación del Tratado que prohíbe el uso de armas químicas”, informó
el periódico Haaretz.
Según informaciones en los medios israelíes, las embajadas israelíes
en el exterior han recibido directivas para que evadan las preguntas
planteadas por periodistas y diplomáticos con respecto a las armas
químicas israelíes.
El ministerio de Defensa israelí se negó a hacer comentarios a
Al-Jazeera, enviando las preguntas a la oficina del primer ministro.
David Baker, un vocero de Netanyahu, también se negó a comentar,
calificando cualquier discusión semejante de “especulación”. No estuvo
dispuesto a decir si Israel había impartido directivas a sus
funcionarios.
En una excepcional declaración pública Amir Peretz, exministro de defensa, dijo en Radio Israel esta semana: “Espero sinceramente y estoy seguro de que la comunidad internacional no lo convertirá en un problema central y que mantendremos el statu quo”. A diferencia de Siria, dijo, Israel es un “régimen democrático, responsable”.
Uri Avnery, periodista y expolítico israelí, dijo que los israelíes
asumen que su país posee secretamente ese tipo de armas. “El Gobierno
israelí ha sostenido siempre que Israel es una excepción, que es un
Gobierno responsable y que por lo ello no necesita someterse a
convenciones internacionales, sean nucleares, biológicas o químicas. Los
israelíes creen que debido al Holocausto tienen derecho a protección
especial, lo que en la práctica significa acceso a todo tipo de armas”.
El secreto que mantiene Israel se debe, en parte, a la promesa de
evitar problemas a EE.UU. al declarar sus armas de destrucción masiva.
Washington estaría violando la ley estadounidense al dar a Israel los
miles de millones de dólares de ayuda que recibe cada año si Israel
posee armas nucleares fuera del régimen de no proliferación.
Posición miope
Calificando la negativa de Israel de ratificar la convención de armas
químicas junto a Siria de “posición miope de dudosa utilidad”, un
editorial en Haaretz dijo que un cambio de política mostraría que Israel
está “haciendo su parte en el esfuerzo general para librar a la región
de armas de destrucción masiva”.
Las sospechas de que Israel pueda estar ocultando un programa de
armas químicas han aumentado después de un informe reciente de Foreign
Policy, una revista estadounidense, que revela que los satélites espías
de EE.UU. localizaron una instalación sospechosa de armas químicas en el
desierto Néguev, de Israel, por primera vez en 1982.
Un informe confidencial de la CIA de 1983 revelado a la revista
identificó “una probable instalación de producción y almacenamiento de
un agente neurotóxico [arma química] cerca de la localidad israelí de
Dimona, que se encuentra cerca del reactor nuclear de Israel. La revista
dijo que también se cree que las industrias químicas de Israel están
involucradas en la producción de armas.
Según las interceptaciones de las comunicaciones militares israelíes
que hizo entonces la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU., los
bombarderos de la Fuerza Aérea de Israel habían realizado misiones
simulando bombardeos con armas químicas en el Néguev.
El informe sugiere que “varios indicios nos condujeron a creer que
Israel dispone, por lo menos, de agentes nerviosos persistentes y no
persistentes, un agente de mostaza, varios agentes de control de
disturbios y de los sistemas de lanzamiento adecuados”.
Aunque no es posible saber si la instalación de almacenamiento de
armas químicas identificada por la CIA a principios de los años 80 sigue
funcionando, existen indicios de que Israel ha seguido trabajando en
agentes neurotóxicos en los años siguientes.
Se sabe que Israel tiene un Instituto de Investigación Biológica en
Ness Zioma, a unos 20 km al sur de Tel Aviv, que se describe como centro
de investigación del Gobierno. Oficialmente el Instituto realiza
investigación médica y de defensa y ayuda a que Israel se prepare contra
los efectos de un ataque de armas químicas o biológicas.
Se cree que el instituto también ha desarrollado en secreto
capacidades ofensivas que se utilizaron, en el caso más famoso, en un
intento de asesinato contra un líder de Hamás, Khaled Meshal, en
Jordania, en 1997.
Meshal, a quien pulverizaron una toxina en un oído en una operación
del Mossad, solo se salvó porque dos agentes involucrados fueron
capturados mientras aún estaban en Jordania. Benjamin Netanyahu, el
primer ministro israelí de entonces, como ahora, aceptó entregar un
antídoto a cambio de la liberación de los agentes.
Armas experimentales
Ha habido sospechas de que Israel utilizó una toxina igualmente
difícil de detectar en la muerte, todavía no explicada, del líder
palestino Yasir Arafat en 2004.
La conexión entre Israel y las armas químicas también salió a la luz después de la caída de un avión israelí cerca de Ámsterdam en 1992.
Los medios holandeses informaron de que el avión de El Al llevaba
cantidades sustanciales de un importante componente químico del sarín,
el agente neurotóxico utilizado en el ataque cerca de Damasco el mes
pasado del que se culpó al Gobierno sirio. La compañía
estadounidense que suministró el producto químico dijo que debía
entregarse al Instituto de Investigación Biológica de Ness Ziona.
Una serie de informes, incluso de la BBC, a principios de la segunda
Intifada palestina, hace una década, también acusó a Israel de utilizar
lo que parecía una forma experimental de gas lacrimógeno que condujo a
severas convulsiones a muchas de las personas que lo inhalaron.
Más recientemente, los repetidos ataques de Israel a Gaza han llevado
a afirmaciones de que utiliza municiones de Explosivo Metálico Denso
Inerte (DIME), un arma experimental que todavía no está cubierta por los
tratados internacionales. Su explosión causa severos daños internos a
las víctimas y deja trazas de metales carcinogénicos, como el tungsteno,
en los cuerpos de los sobrevivientes.
En el invierno de 2008-2009, Israel también fue ampliamente criticado
por el uso de fósforo blanco en áreas residenciales de Gaza. Aunque
está permitido para crear una cortina de humo en el campo de batalla, el
fósforo blanco se considera un arma química cuando se utiliza en áreas
en las cuales es probable que habrá civiles. Los pedazos ardientes del
producto químico queman a través de la carne y los pulmones y son
difíciles de extinguir.
Bajo presión internacional, los militares israelíes prometieron
terminar con el uso del producto químico a principios de este año.
Jonathan Cook ha obtenido el Premio Especial de Periodismo Marta Gellhorn. Sus últimos libros son: Israel and the Clash of Civilisations: Iraq, Iran and the Plan to Remake the Middle East ( Pluto Press) y Disappearing Palestine: Israel s Experiments in Human Despair ( Zed Books). Su nueva página web es: www.jonathan-cook.net .
Traducido para Rebelión por Germán Leyens / Tomado de Al Jazeera
Fuente: http://bit.ly/1eB5lGK
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