domingo, 29 de septiembre de 2013

¿Los CDR en caída libre? Otra es la verdad




Los Comités de Defensa de la Revolución, núcleo aglutinador del pueblo cubano, siempre han sido en centro de los ataques mediáticos de los mafiosos que sustentan una incesante guerra ideológica anticubana. 

¿Cuál es realmente la razón de ese ensañamiento provocador contra los mismos? La respuesta es simple: desde su fundación han sido el brazo vertebral de la Revolución y el motor impulsor de las transformaciones socio económicas en las comunidades, barrios y calles del país, a la par que han sido un poderoso factor de enfrentamiento a la delincuencia, al terrorismo y a las indisciplinas sociales. Por eso se les cuestiona y se les odia, se les ataca y desprestigia, se les menosprecia y se les ofende.

Cierto es que no todo ha sido color de rosa en el trabajo cederista y muchas veces se ha bajado la guardia en el desempeño de sus tareas, ignorando la necesidad de cambiar tácticas y estrategias acomodadas a los nuevos tiempos, las que reclaman el fortalecimiento de sus compromisos fundacionales y la incorporación de nuevas funciones dentro de la sociedad cubana. Más la realidad demuestra que los CDR siguen siendo el bestión principal que Fidel convocó desde hace décadas, y que es justo el reclamo de que dejen atrás el formalismo en el cumplimiento de las tareas, la apatía en algunos de sus miembros y eleven la combatividad día tras día. El enemigo está allí y se debe seguir combatiéndolo.

Obviamente, los CDR representan al pueblo y jamás grupúsculo enemigo podrá movilizar a tanta gente en este país. De allí emana el odio impotente hacia esta organización incapaz de mercenarizarse, ni de traicionar a la Revolución.

En los últimos días la organización cederista ha sido atacada mediáticamente desde fuera y desde adentro del país por nuestros enemigos, tratando de impostar la matriz de opinión de que han perdido su razón de ser y que tienden a desaparecer (o deben ser desintegrados). Varios son los ejemplos:

El contrarrevolucionario cienfueguero Alejandro Tur Valladares, auto titulado “periodista independiente” y vinculado al minúsculo detractor Jagua Press, expresó que: “los CDR han perdido legitimidad y poder de convocatoria.” (…) A pesar del desarrollo del presente congreso de los Comités de Defensa de la Revolución, se prevé una crisis terminal de la institución, ahora vinculada con el aparato represivo del régimen.”

El blog contrarrevolucionario “Dario de Cuba” publicó un artículo titulado  “Lenta muerte de los CDR”, del contrarrevolucionario Orlando Delgado, en el que sataniza a la organización con despreciables epítetos, indicando que “se creó para vigilar y delatar a ciudadanos o grupos que tempranamente mostraron su desacuerdo con la Revolución.”

La manipulación de Diario de Cuba trata de vender una distorsionada realidad del papel del CDR en la cuadra, viéndolo como represor y negándole su carácter educativo y su misión preventiva. Con descaro, reseña: “Tales palabras convocan a lo que el cubano de a pie no tiene ya la menor disposición de hacer, pues ¿a quién va vigilar y combatir? ¿Será al vecino que ha podido mejorar su nivel de vida gracias a que ahora trabaja en un almacén donde tiene "búsqueda"?  ¿O a la vecina que le da de comer a sus hijos ejerciendo la prostitución o vendiendo lo que le caiga en sus manos? Así se pudieran enumerar miles de actividades consideradas ilegales por el Gobierno y que forman parte de la vida cotidiana en la Isla.”

Y otra vez aparece la misma matriz de opinión sobre la inexistente fuerza combativa de los CDR, mostrándolos únicamente como ejecutores mecánicos de campañas y convocatorias del gobierno, sin iniciativa y sin influencia en las comunidades. Continúa la manipulación: Los CDR muestran un prolongado desgaste. Muestra de ello es que mucho antes que el Gobierno llenara la ciudad de lacitos amarillos para desviar la atención de los acuciantes problemas de la sociedad cubana, paulatinamente iba estampando una nueva pegatina en la puerta de los presidentes de los CDR para reafirmar que allí vive el máximo dirigente de la cuadra y que la organización aparenta que funciona, aunque muchos de los residentes en el lugar no conozcan a esa persona y muestren su apatía hacia las esporádicas actividades que convoca.”
Cubanet, otro sitio contrarrevolucionario, ofende la misión de la vigilancia revolucionaria de los CDR en una nota titulada “Símbolo de la chivatería”, firmada por otro contrarrevolucionario, Julio César Álvarez, en la que trata de mantener otra matriz de opinión en las redes sociales: “…la imagen que identifica a los CDR debiera ser la de la delación.” Sigue su ataque tildándolos de “engendro maquiavélico”, “chusma popular”, etc.,  cuya acción es limitada y parcializada, e incapaces de enfrentar a la corrupción de los altos cargos del gobierno. Para ellos, según la nota, los únicos enemigos son los “disidentes”, ignorando la tenaz batalla de la organización contra la delincuencia y la indisciplina social.

 El detractor y provocador blog “YaCubaTuitea” colocó otra nota falaz titulada “Celebrado anoche el funeral de los CDR”, en la que esgrime su insano odio hacia el pueblo organizado. Esta vez recoge un comentario grabado del mercenario Ramón Bolaños Martín, secretario de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), en el municipio Mella, provincia Santiago de Cuba, quien llama al evento festivo de nuestro pueblo como “otro día de miseria y humillación”. ¿Será que recuerda y no puede desprenderse de los actos de repudio popular a su actitud provocadora y mercenaria?

Bolaños trata de ridiculizar las tradicionales fiestas cederistas esperando el advenimiento de su aniversario, impostando hacia sus financista de La Florida, la siguiente y falaz opinión: “Si cinco o seis personas alrededor de una cazuela puesta al fuego en la calle, se le llama "Fiesta de los cubanos" entonces es verdad.” 

Dolor incurable y la otra verdad

CDR 7 de la zona 120, ubicado en la cuadra 2 A Norte entre 5 y 6 Oeste, en el Reparto Pastorita de la ciudad de Guantánamo
Les duele hondamente, en realidad, la permanencia de los CDR en la primera línea de la defensa de nuestras conquistas. El propio Raúl lo confirmó el 27 en el marco del Congreso de los CDR: no cederemos un ápice, ni nos someteremos a las pretensiones de nuestros enemigos. Fue claro cuando expresó:   “Cuba puede tener relaciones, basadas en el respeto mutuo, con todos los países del mundo, pero sometimiento, ¡ninguno!, y ante nadie”.

EL VIII Congreso de la organización marca un hito en la vida de los CDR, marco en que se analizaron los problemas que les afectan, la necesaria revitalización, la dinamización de su forma de actuar y el necesario reajuste de sus funciones, atemperadas con el momento actual.

“Este muerto está bien vivo” podría decírsele a esos guanajos mentirosos y provocadores. Ellos son el pilar de la revolución y la garantía de su existencia. Son también juez y parte activa en el proceso de profundas transformaciones que estamos realizando, sin perder nuestro rumbo socialista. 

Fiesta cederista en Caibarién
El incremento de la labor subversiva, su creciente capacidad para aprovecharse de nuestras debilidades, brechas que dejamos abiertas y el deficiente trabajo con las masas y la juventud, constituyen nuevos retos para los cederistas. Al respecto Raúl enfatizó: “Hay que cambiar los métodos de lucha, el combate no”.

No cabe la menor de las dudas de que el VIII Congreso sirvió para detectar las deficiencias en el trabajo, dejar a un lado la rutina y el campañismo, plantear nuevos retos en el trabajo comunitario y con la juventud,  fortalecer el enfrentamiento contra las ilegalidades y las indisciplinas sociales, así como elevar la vigilancia revolucionaria contra el delito, la contrarrevolución y otros lastres que hoy afectan a nuestra sociedad actual.

Machado Ventura, al clausurar el evento, también fue claro y preciso sobre la necesidad de aumentar la efectividad de la respuesta de los miembros ante las tareas y otros acontecimientos que tratan de vulnerar nuestra constitucionalidad. El aumento de la vigilancia en cada cuadra, el perfeccionamiento de las estructuras haciéndolas menos complejas y efectivas, aumentar la incidencia en la educación moral de los jóvenes y niños, aumentar el acceso de los vecinos a la recreación, a la cultura y al deporte, la preparación de los dirigentes de los CDR para que cumplan su papel como líderes en las comunidades, el enfrentamiento a los proyectos contrarrevolucionarios en los barrios, son las demandas de los nuevos tiempos.


Los CDR ganarán, como siempre, la pelea cotidiana por hacer una sociedad mejor y más justa, siendo expresión de las legítimas aspiraciones de nuestro pueblo.


Percy Francisco Alvarado Godoy

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