Mientras
en la ONU se libra un enconado debate diplomático en torno a Siria, quedando
aún más aislados los que pugnan por una salida bélica –Estados Unidos, algunas
naciones europeas y las dinastías árabes-, la suerte de los llamados
mediáticamente como “rebeldes”, para esconder su esencia terrorista y
mercenaria, está en franca picada.
Cada
día que pasa, el desencanto y el
desconcierto hacen brechas en la tan cacareada “unidad” de los opositores a
Bashar Al Assad. Frustrados por los largos combates y la falta de éxito ante el
arrollador ataque del Ejército Árabe Sirio, así como por la falta de apoyo que
encuentran entre la población, los grupos terroristas se encuentran en una
débil encrucijada. Tal es así, que más de una decena de estos grupos terroristas,
afectados por el descontrol de sus jefes de la CIA y el Mossad, se dividen y
fracturan entre sí. Ya Al Qaeda tampoco ejerce control sobre ellos, ni tampoco,
por supuesto, la llamada Coalición Nacional Siria, sarta de oportunistas exiliados
en cómodos lugares en Europa y, particularmente, en Turquía.
Uno
de los aspectos cruciales de los desencuentros radica en el extremismo islámico
que mueve a varias de estas facciones, las que no admiten un futuro de
diversidad religiosa para Siria.
Las
reservas y suspicacias sobre la Coalición Nacional Siria, la que trata de
aparecer como brazo político del Ejército Sirio Libre, van en aumento, en la
medida en que el radicalismo les acusa de plegarse incondicionalmente a los EE UU, la
OTAN y a las dinastías árabes. Obviamente, si como resultado de la labor
diplomática rusa se logra arrinconar a Obama y a sus aliados en unas
conversaciones de paz, muchos de los terroristas involucrados se verían sin
representación en las conversaciones, siendo representados por políticos en los
que no confían. De hecho, los terroristas radicales han preferido sobreponer
las armas en lugar de la política, debilitando al Ejército Sirio Libre y
acercándose aún más a un caudillismo focalizado y libertino. Esta situación
pone en peligro la pretensión de la Coalición Nacional Siria sea capaz de crear
un gobierno interino en las pocas zonas bajo control del ESL, ubicando allí a
su fantoche premier Ahmad Toumeh y su gabinete.
Estados
Unidos y sus aliados corren, por cierto, el peligro de que estos grupos
terroristas a los armó y financió, se vuelvan contra sus objetivos en la
región, aumentando peligrosamente sus intereses.
Mientras
tanto, John Kerry y el Departamento de Estado se encuentran asustados por el
giro de las cosas, viendo debilitado su control sobre Siria ante la ineficacia
e irrespeto hacia su Coalición Nacional Siria, así como el viraje hacia el
extremismo de sus peones terroristas, entre los que se encuentra,
paradójicamente, una organización a la que tiene en la lista de terroristas,
como es Al Nusra. Lo cierto es que el radicalismo terrorista en Siria desconoce
tácitamente a la Coalición y al gobierno de Toumeh, así como reconocen
orientarse en un futuro hacia la ley de la Sharia como única legislación.
Todo
parece indicar que Al Nusra desbancará al ESL dentro de los opositores armados
a Al Assad, obstaculizando cualquier acuerdo de paz en esa nación. El ESL se
quedará debilitado con un reducido grupo de terroristas más conservadores y que
poco podrán hacer contra la arrolladora marcha del Ejército Árabe de Siria.
Hoy
por hoy, a pesar de las amenazas internas y foráneas, la hábil política rusa y
siria han logrado debilitar la amenaza inmediata de una agresión, a la par que
debilitar al terrorismo interno, el cual sigue siendo peligroso y nocivo para
el pueblo sirio.
Percy
Francisco Alvarado Godoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario