La geografía de las exportaciones rusas de armas es
bastante amplia, y por ella, así como por los suministros de otros
exportadores líderes, es posible estudiar el “mapa militar” del mundo.
Rusia retiene posiciones
Los
exportadores rusos de armamento mantienen con estabilidad sus
posiciones, situándose en el segundo lugar después de EEUU. Además, no
se confirman las numerosas previsiones de años anteriores sobre la
reducción de los suministros de armamento ruso al exterior: aunque se
detuvo el crecimiento del volumen, en comparación con el año pasado, se
mantiene estable, por encima de los trece mil millones de dólares. La
cartera general de pedidos se calcula además en unos treinta y ocho mil
(38 000) millones de dólares.
El mayor volumen de
pedidos está vinculado a la aviación: los aviones y los helicópteros
suman el 38 % del total de contratos firmados; un 26 % corresponden a
sistemas de defensa antiaérea, un 17 %, a sistemas de la Marina de
Guerra. Los sistemas y armamentos para las tropas de infantería suman el
14,2 %. La situación actual de la exportación rusa de armamentos y de
sistemas se caracteriza por el hecho que, después de un prolongado
receso, los contratos de las exportaciones dejaron de ser dominantes en
la estructura de los ingresos de las empresas del complejo militar
industrial, como se conociera en la segunda mitad de la década del 90 y
de principios del 2000. Entre las consecuencias más importantes de tal
cambio valga mencionar los siguientes factores:
–En
primer lugar surgió en Rusia la posibilidad de hacer llegar a clientes
potencialmente interesantes nuevos modelos y sistemas en serie “para
sí”, lo que permite ofrecer al mercado un producto ya terminado, y no a
medias. Además, en una serie de casos, es indispensable la producción
prioritaria para las necesidades propias con el objeto de contar lo más
pronto con un arma moderna (por ejemplo, el sistema de misiles
antiaéreos S-400).
–En segundo lugar, los volúmenes
considerables de los pedidos estatales para la defensa permiten no
apresurarse con la exportación de los últimos armamentos, a la espera de
condiciones más ventajosas. Un ejemplo son las negociaciones con China
sobre posibles suministros de cazas Su-35, las que se prolongan ya por
más de dos años.
–En tercer lugar, la producción en
serie para las FFAA nacionales eleva considerablemente el estatus del
sistema propuesto para la exportación, a los ojos de los clientes
potenciales, aliviando el proceso de conversaciones. Actualmente, el
volumen de producción de armamentos y de sistemas de armas para las FFAA
del país supera ya considerablemente el de las exportaciones. En los
próximos años, esa diferencia va a aumentar: hacia 2016-2017 alcanzarán
el punto máximo las compras de armamentos enmarcados en el programa
estatal, de 2011 a 2020, de veinte billones de rublos.
Geografía de las exportaciones
Por
los suministros de armamentos de los mayores exportadores es
perfectamente posible estudiar la geografía política, y Rusia no es la
excepción. Los líderes en las importaciones de sistemas rusos de armas
son la India, China, Vietnam. Además, volúmenes considerables tienen
como destino Indonesia, Malasia, Argelia. Fuera del sureste de Asia y
del norte de África, de los mayores importadores se puede nombrar solo a
Venezuela. En el sur de África, no está descartado, podría nombrarse a
Angola, a condición de que el contrato firmado no hace mucho de venta
armamentos distintos, por una suma de mil millones de dólares, no quede
ahí.
Un progreso considerable de los últimos dos años
puede ser el retorno de Rusia al mercado del Oriente Próximo. Valga
nombrar el contrato por cuatro mil doscientos (4.200) millones de
dólares con Iraq, la reanudación de los suministros a Libia, según el
contrato firmado antes con el gobierno de Gadafi, la postura sólida en
el conflicto sirio, que permite confiar en la victoria final de su
gobierno legítimo en la guerra, y la ampliación del volumen de la
colaboración; las conversaciones con Egipto, en fin, todo ello sirve
para confiar en la superación del efecto político negativo de los hechos
de la última década. En este plano, el contrato con Iraq es
sintomático, debido a que fue firmado con un país que, hasta no hace
mucho, era totalmente controlado, y en los hechos ocupado por EEUU. Sin
embargo, habiendo recuperado la posibilidad de tomar decisiones propias,
el gobierno iraquí optó por la normalización de las relaciones con Irán
y la reanudación de la cooperación tecnológica militar con Rusia. Los
volúmenes del contrato ayudan a estimar que, en los próximos años, Iraq
entrará en el listado de los grandes exportadores de armamento y de
sistemas rusos de armas.
La geografía actual de los
suministros confirma el hecho que, el eje asiático, sobre todo la región
del Sureste de Asia, se torna un nuevo centro de confrontación mundial y
zona potencial de nuevos conflictos armados. Un potencial conflictivo
elevado persiste en el Oriente Próximo y es evidente que crecen las
tensiones en África, donde colisionan tanto los intereses de las grandes
potencias como las fuerzas políticas nacionales, incluidas las azuzadas
desde el extranjero. En tales condiciones no cabe esperar la caída de
la demanda de armas, ni menos en las de Rusia, considerando su buena
fama.
La Voz de Rusia
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