lunes, 8 de abril de 2013

Desempolvando Archivos: La espía española que engañó a Hitler

Pasajes de la historia. El espía Arabela para los alemanes y Bovril o Grabo para los aliados fue uno de los responsables de que el Alto Mando alemán creyera que la invasión iba a producirse en Calais, en lugar de Normandía. Su esposa fue la responsable de que el agente doble forme ya parte de la historia.

"En Lisboa, el antiguo criador de pollos Juan Pujol, invulnerable al rechazo, había continuado dando la lata a los británicos para que le reclutaran. A pesar de que suministraba pruebas que demostraban que ahora estaba al servicio de los alemanes, fue rechazado de modo reiterado. Su mujer, Araceli, que era su cómplice desde el principio, se hizo cargo de su causa y se acercó al agregado naval estadounidense en Lisboa, que contactó con su equivalente en la embajada británica, el cual debidamente (pero muy despacio) envió un informe a Londres. Al final, el MI6 se dio cuenta de que el agente que mandaba los mensajes falsos debía ser Juan Pujol García, el español que les había contactado repetidamente en Lisboa". Este párrafo pertenece a La historia secreta del Día D (Crítica), libro escrito por Ben Macintyre que narra muchos aspectos hasta ahora desconocidos de la historia de los agentes dobles que engañaron a la Alemania nazi y facilitaron el desembarco de Normandía, que acabó con la derrota del régimen de Hitler.

Para algunos, el párrafo puede parecer un galimatías, pero para otros es la confirmación del importante papel que jugó una española, Araceli González Carballo, dentro de la red de espías agentes dobles que lograron hacer creer a Hitler y al resto del Alto Mando alemán que la invasión de las tropas aliadas iba a producirse en Calais, donde los nazis habían procedido a organizar una fortísima defensa, cuando en realidad se efectuó en Normandía, un lugar en el que los alemanes no la esperaban. El engaño se perpetró entre varios agentes dobles, y uno de los más importantes fue el citado Juan Pujol, alias "Bovril" y "Garbo" para los aliados, alias "Arabela" para los alemanes.

La figura de Araceli González Carballo no es en absoluto desconocida. Hace tres años, José de Cora estrenó un documental sobre su vida destacando su labor de espía, hecho que ningún historiador ha discutido. Ahora bien, lo que sí ha sido objeto de debate ha sido la verdadera dimensión de su papel en un evento tan importante como fue el Desembarco de Normandía. A esta incógnita puede responderse ahora con más rigor tras lo escrito por Ben Macintyre, y no tanto por lo que dice como por quién lo dice pues Macintyre, columnista y editor de The Times, y uno de los más prestigiosos investigadores del mundo del espionaje, bebe de las fuentes directas de los últimos archivos abiertos de los dos servicios de inteligencia británica: el MI5 y el MI6.

Araceli González Carballo (Lugo, 1914-Madrid, 1990) y Juan Pujol García (Barcelona, 1912-Caracas, 1988) se conocieron en Burgos en 1938. Pujol era un joven oficial que había comenzado la guerra del lado republicano pero que después se pasaría al bando nacional, decisión de la que muy pronto se arrepentiría. Por su parte, Araceli era una "mujer bella, de familia acomodada, valiente y cosmopolita" que, durante la guerra, había prestado sus servicios como enfermera y que "despuntó por su carácter nada melindroso". De Cora confesaba que, investigando la vida de Araceli, llegó a preguntarse quién era el auténtico espía en aquel matrimonio, si él o ella, y existe un detalle en el que se repara: el alias alemán de Juan Pujol, "Arabela" , que significa mujer bella, resulta muy fácil de interpretar como un juego de palabras con Araceli.

El que Juan Pujol hubiese podido convencer a los aliados de que podía ser un excelente agente doble gracias a la intermediación de Araceli, que buscó sus contactos no ya entre los ingleses sino acudiendo a los norteamericanos, no es el único descubrimiento que Ben Macintyre hace en este libro. Aunque no se extiende demasiado sobre el asunto, el autor del subtitulado La verdad sobre los superespías que engañaron a Hitler también "deja caer" que a finales de la Segunda Guerra Mundial, el matrimonio Pujol-Carballo atravesaba por graves desavenencias, por no decir que estaba roto, hecho que "Garbo" delataba en sus flirteos con las mujeres bellas con las que se encontraba, algo que no se le había notado hasta entonces.

Y la pareja ciertamente, se separó tras la guerra. Juan Pujol "se divorció de Araceli y se mudó a Venezuela -escribe Macintyre-. Como aficionado de toda la vida al lenguaje y a la literatura se convirtió en profesor de castellano de la Shell Oil y abrió una librería. A instancias suyas, Tommy Harris (su antiguo jefe directo en el MI5) difundió un rumor de que había muerto de malaria en Angola. "Garbo" se deslizó silenciosa y completamente fuera del centro de atención, fijando su residencia en Zulia, en la orilla del lago Maracaibo (...) En 1984 surgió brevemente de las sombras cuando el escritor Nigel West se lo encontró y le convenció para regresar a Londres para un reconocimiento de sus logros durante la guerra en Buckingham Palace. Después volvió a desaparecer en Venezuela. Murió en 1988 y está enterrado en Choroní, junto al mar".

Es posible que, a esas alturas, Araceli aún continuase luciendo sus esplendorosos sombreros. Ella falleció dos años después en Madrid a los 86 años.

Tomado de  http://www.levante-emv.com

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