En Venezuela existen 581 Centros de
Diagnóstico y Orientación (CDI) donde trabajan médicos cubanos. Bastó la
mentira del periodista opositor Nelson Bocaranda en Twitter (“hay urnas
electorales escondidas y los cubanos de allí no las dejan sacar”) para ubicar
en ellos el blanco del odio...
- Misión Barrio Adentro. Surgió en 2003 con el objetivo de garantizar el acceso pleno a servicios de salud integrales y de calidad en Venezuela. Esta Misión ha sido posible gracias al convenio de cooperación binacional con el pueblo hermano de Cuba. Cuenta hoy con 1.600 consultorios populares en todo el país.
- Actualmente ascienden a 32 mil los médicos cubanos en Venezuela.
- Datos históricos de la colaboración médica cubana.
- Sitio Web de la Misión médica cubana en el extranjero.
La mentira de
Bocaranda en Twitter hizo a los CDI blanco del odio fascista
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Cuando
en abril de 2002 ocurrió el golpe de estado contra el presidente Chávez,
no existían las misiones sociales. En ausencia de centros de salud a los que
atacar, los entusiastas de la violencia acosaron entonces casas de líderes
chavistas y la embajada de Cuba.
En
el caso de la misión diplomática cubana, los acosadores -entre los que
estuvo el derrotado candidato opositor en las recientes elecciones, Henrique Capriles-
mantuvieron cercados y sin electricidad, agua y alimentos, a niños y mujeres,
por el sólo hecho de ser cubanos. El pretexto fue la mentira -fabricada por los
medios- de que en el lugar se escondía el entonces vicepresidente venezolano
Diosdado Cabello, quien era reclamado por la multitud enardecida que, con toda
seguridad, hubiera dado al ahora presidente de la Asamblea Nacional venezolana
el mismo destino que a los autos diplomáticos cubanos que quedaron fuera de la
embajada: aniquilación por despedazamiento.
En
la más reciente ola de violencia- que costó ocho vidas chavistas-, tras la
derrota de la oposición en las elecciones del 14 de abril,
la existencia de las misiones sociales y la presencia de más de treinta mil
colaboradores cubanos de la salud dieron a los valientes defensores de la
democracia que aplaude Washington la oportunidad de sumar al acoso de líderes
chavistas, y hasta de la presidenta del Consejo Nacional Electoral, el ataque a
instalaciones de salud donde laboran médicos de la Isla.
En
Venezuela
existen 581 Centros de Diagnóstico y Orientación (CDI)
donde trabajan médicos cubanos. Bastó la mentira del
periodista opositor Nelson Bocaranda en Twitter, diciendo que en un CDI
“hay urnas electorales escondidas y los cubanos de allí no las dejan sacar”
para ubicar el blanco del odio en la mira del fascismo. La mentira repetida por
Capriles durante todas sus campañas electorales de que Venezuela “regala” su
petróleo a Cuba porque lo utiliza para pagar servicios sociales como salud,
educación y deporte, brindados por colaboradores cubanos, había allanado el
camino para que sus partidarios ejecutaran por sí mismos lo que la derrota de
su candidato no les permitía: acabar con las misiones sociales que han
convertido en derecho para las mayorías lo que antes era sólo un privilegio de
los ricos.
Más
allá de los tontos útiles que se prestan como instrumentos de la clase que
quiere volverse a robar la renta petrolera, los venezolanos que han recibido
-de acuerdo con cifras de la Vicepresidencia venezolana para el Área
Social- los 594 millones 409 mil consultas médicas ofrecidas por profesionales
cubanos de la salud desde el 2003, saben muy bien a dónde irían los recursos
que hoy se destinan a mejorar y salvar sus vidas. Se los gastarían en lujos y
viajes a Miami los mismos que les enviaron el ejército a balearlos cuando en
1989 –en el país con las mayores reservas petroleras del mundo- los amigos del
FMI subieron el precio del combustible, no para pagar médicos ni instructores
deportivos cubanos, sino para asegurarle su dinero a los banqueros que se lo
llevan a Estados Unidos.
Ahora
son dueños de su destino y gracias a ellos, la embajada cubana -asediada en
2003- se ha multiplicado en la geografía venezolana, no para hacer política,
sino para brindarles lo que el neoliberalismo les quiso negar. Y ahora el acoso
va a ser más difícil, porque -como han demostrado hasta con sus vidas- los
reprimidos de siempre descubrieron lo que es tener un médico y están dispuestos
a defenderlo.
Por Iroel Sánchez Espinosa
Tomado
de CubAhora
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