Don
Otto Pérez Molina
Presidente
de la República de Guatemala
Respetado
señor:
Con
profundo estupor y pesar he conocido que su gobierno, junto a los de Georgia,
Kuwait, Malta, Montenegro, Panamá, Polonia, Portugal, Australia, Canadá,
Francia, Italia, Japón, Corea del Sur, Arabia Saudita, España, Turquía, Reino
Unido, así como el propio gobierno de EE.UU., han apostado por una
solución violenta contra el legítimo gobierno de Siria. A este intento de
criminal genocidio contra el pueblo sirio también se han sumado Albania,
Croacia, Dinamarca, Estonia, Alemania, Honduras, Hungría, Letonia, Lituania
Marruecos, Qatar, Rumania, Kosovo y Emiratos Árabes Unidos.
Mucho
me preocupa su decisión, fundamentada en su genuflexión ante la Casa Blanca y
la defensa de los turbios intereses de las grandes potencias. ¿Acaso usted
intenta repetir el criminal genocidio sufrido por nuestro propio pueblo en las
décadas de dictaduras militares y las aparentes democracias que han reinado en
nuestra Patria? ¿Acaso usted, comprometido con esta época de terror que
costó casi 200 000 asesinados y desaparecidos a Guatemala, carece del decoro
para parar la criminal matanza que se anuncia o, al menos, bendecirá tan
repudiable acción?
La
dignidad de nuestro pueblo, su altruismo y solidaridad están puestos en tela de
juicio con esta decisión. Guatemala, herida en su historia por el terror, no
puede aplaudir actos como éste. Es por ello que, en mi condición de compatriota
suyo, le exijo que ponga fin a la complicidad criminal contra Siria. Nunca se
sea cómplice de crímenes contra hombres, mujeres y niños -las lógicas víctimas
colaterales de una agresión-, cuando no se desea ese mal para nuestras
gentes.
Ponga
usted a Guatemala en el honorable lugar de los que aman a la Paz y no se
ensucie las manos con sangre ajena, cuando aún quedan rastros de sangre en las
manos de los asesinos de nuestros indígenas, periodistas, obreros,
intelectuales, estudiantes, campesinos y gente humilde de nuestro país.
Espero
que esta carta llegue a su conocimiento y le haga recapacitar, si le es posible
hacerlo, sobre cómo pesa la maldad sobre la conciencia del hombre.
Sé
que no estoy solo en esta exigencia. La gran mayoría de mis compatriotas le
juzgarán con severidad por ese acto de complacencia con la poderosa nación del
Norte, que solo ha servido para saquear a nuestras riquezas, asesinar a
nuestros mejores hijos y hundirnos en la pobreza.
Atentamente,
Percy
Francisco Alvarado Godoy
Escritor
y periodista guatemalteco.
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