Una de las falacias más ampliamente difundidas contra la
revolución cubana por los medios corporativos de información estadounidenses,
con resonancia en la prensa del resto del mundo, es que fue a partir de la
llegada al poder de la revolución cubana que miles de cubanos comenzaron a
abandonar su país, con destino a Estados Unidos.
Tal aseveración encierra una evidente falsedad porque la
aspiración de abandonar su país pobre para irse a trabajar a uno rico, con
mejores salarios y nivel de vida más elevado, es un síndrome mucho más antiguo
que la revolución cubana, que afecta a todo el mundo subdesarrollado.
Cuba no era ni es hoy excepción.
Solo que, hasta 1959, fecha en que triunfa y llega al
poder la revolución de los cubanos, la Isla no era un caso excepcional para
Washington y resultaba sumamente difícil obtener una visa para viajar a Estados
Unidos a los ciudadanos que no tenían bienes materiales que garantizaran que
habría un interés económico por regresar al país de origen. De ahí que para
quienes pretendían viajar en busca de empleo les era casi imposible obtener el
visado de la Embajada norteamericana al no poder acreditar una solvencia
económica que avalará su interés por el viaje de regreso.
A partir del triunfo de la revolución, entre las medidas
hostiles que Washington diseñó contra Cuba y se mantienen vigentes más de medio
siglo después, está la de promover una fuga de técnicos y trabajadores
especializados, para complementar los efectos del bloqueo económico y
financiero.
El esquema agresivo se completa con una campaña mediática
en torno a la fuga de cubanos "en repudio al régimen comunista" y una
intensificación, por múltiples vías, de la exaltación del "sueño
americano" para estimular el pretendido éxodo de cubanos hacia el paraíso
del norte.
Entre las medidas hostiles de Washington figura, de
manera sobresaliente, la denominada Ley de Ajuste Cubano, llamada a promover e
incentivar la emigración ilegal de cubanos hacia Estados, no obstante las
fatales secuelas de una siniestra apuesta que frecuentemente incluye una
peligrosa travesía por mar que, no pocas veces, ha provocado la muerte de los
presuntos migrantes y sus familiares.
Mediante la Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966,
todo ciudadano cubano que logre llegar a Estados Unidos, por cualquier vía
-legal o ilícita-, disfruta de atenciones materiales especiales para su
adaptación y, automáticamente, se hace elegible para la residencia permanente
un año y un día después de su arribo,
prerrogativa que no se ofrece a ciudadanos de ninguna otra nacionalidad
en el planeta.
Los efectos de esta medida -pero no sus motivaciones
reales- son ampliamente publicitados en Norteamérica y en la gran prensa
corporativa de otros países, presentados como deserciones o como muestra del
supuesto descontento que atormenta a la población cubana.
Tan amplia publicidad jamás han recibido las
circunstancias y maneras con que son reprimidos los mexicanos, centroamericanos
y caribeños que pretenden inmigrar en Estados Unidos, literalmente cazados en
la frontera cual si fueran peligrosas fieras. O quienes habiendo logrado
ingresar en territorio de esa nación son deportados inhumanamente, muchas veces
destruyendo sus familias y siempre acabando abruptamente con el "sueño
americano" que les había sido inculcado y que ya creían alcanzado a base
de grandes riesgos y muchos sacrificios.
Aparentemente, las
condiciones sociales y económicas por las que ahora atraviesa Estados Unidos
están llevando a la necesidad de excluir a los "privilegiados"
inmigrantes cubanos de algunas prerrogativas que les han mantenido distanciados
de la comunidad general de inmigrantes.
Una encuesta realizada en el sur de la Florida por la
National Public Radio (NPR) y publicada el 22 de enero con el título de
"Sobre los cubano-americanos y el esquivo sueño americano" revela que
"entre los latinos, ningún grupo ha asimilado tanto el sueño americano
como los cubano-americanos, pero tal sueño se les está volviendo esquivo".
No se trata de providencias contrarias a los
"privilegios" de los cubanos -dicen las autoridades estadounidenses-,
sino de un fenómeno que abarca a todos
los inmigrantes.
Ya se habla en las comunidades de inmigrantes de Estados
Unidos de lo que se ha identificado como la "extinción del sueño
americano", un fenómeno que les afecta prácticamente a todos los
inmigrantes pero que esta vez parece incluir a los cubanos.
En toda América Latina - con variable intensidad por
países- ha comenzado a tener lugar lo que se denomina "inversión de la
corriente migratoria" determinado por el incremento del número de
emigrados que regresan a sus países o proyectan hacerlo.
¡Y en ello Cuba pudiera no ser una excepción!
Por Manuel E. Yepe
Febrero 5 de 2014.
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