La facturación de la industria militar de EEUU crece con las
discusiones sobre la intervención militar en Siria, mientras que los
centros de análisis proponen usar la producción de las empresas
patrocinadoras de esta industria para atacar al ejército del Gobierno
sirio, comentan los expertos.
En el Congreso de EEUU ya está discutiéndose esta posibilidad: los
asesores clave de Barack Obama contaron a puerta cerrada a los
legisladores los planes de la Casa Blanca respecto a un posible ataque.
La presión de la industria militar de EEUU desempeña un papel primordial
en este asunto.
“Por supuesto, [los cabilderos de la industria militar] desempeñan un
papel importante. Miren, por ejemplo, la lista de patrocinadores del
Instituto para el Estudio de la Guerra, dirigido por Kimberly Kagan,
esposa de Fred Kagan (analista, uno de los principales arquitectos de la
estrategia militar ‘surge’, que significa “embate”, para fortalecer la
seguridad en Bagdad). Son todos productores de armas, todos financian a
los expertos que no dejan de insistir en que hay que guerrear más”,
comentó a RIA Novosti el director ejecutivo del Instituto Ron Paul para
la Paz y la Prosperidad, Daniel McAdams.
INSTRUCCIÓN PARA TOMAHAWK
En particular, prestan apoyo al Instituto para el Estudio de la
Guerra las corporaciones Northrop Grumman y Raytheon. La primera es el
constructor de portaaviones y bombarderos estratégicos B-2 Spirit, la
segunda produce para el Pentágono bombas guiadas y sistemas de misiles
tierra-aire Patriot, así como misiles Tomahawk, con los cuales los
analistas del Instituto proponen atacar a las fuerzas del gobierno
sirio.
El alto analista naval del Instituto para el Estudio de la Guerra,
Christofer Harmer, en uno de sus recientes informes afirmó que el mejor
arma para los ataques contra las bases aéreas sirias son los misiles
Tomahawk y las armas aire-superficie JSOW, producidas ambas por
Raytheon, el patrocinador del Instituto.
Al hacer esta propaganda al JSOW, de 500 000 dólares cada uno, el
productor lo califica como un arma no cara. En el sitio de la
corporación están colocados los enlaces a los vídeos donde estas bombas
planeadoras, con ojivas de 450 kg, tiran en el polígono contra fortines
de hormigón armado.
Y el misil Tomahawk, de coste de un millón de dólares, dependiendo
del modelo, es una de las armas más publicitadas que se usó en las
guerras de Irak, Yugoslavia y Libia.
INTERVENCIÓN HUMANITARIA Y LA BOLSA
Entre tanto, según McAdams, son los políticos que ejercen mayor influencia sobre la decisión definitiva.
“Los partidarios de la respuesta bélica de mayor influencia son
ahora, como me parece, los ‘intervencionistas humanitarios’, como Susan
Rice [consejera de Seguridad Nacional] y Samantha Power [embajadora ante
las Naciones Unidas]. Son ellos los conductores que pisan el acelerador
a fondo, mientras que los neoconservadores son sus pasajeros”, dijo el
interlocutor de la agencia.
El director del Centro para la Política Internacional William Hartung
no cree que los grupos de presión del complejo industrial-militar
estadounidense hayan tenido o tengan alguna influencia sobre la decisión
por parte del presidente sobre la aplicación de la fuerza militar en
Siria.
“Primero, sucede que es un tema demasiado sensible. Segundo, si los
productores lo hicieran, esto socavaría su reputación entre los
contribuyentes, de cuyo dinero [de encargos públicos] depende su
negocio. Por fin, los pasos que se discuten no tendrán sino un mínimo
efecto sobre el desarrollo de la industria: se trata tan sólo de
sustituir un número limitado de misiles y bombas”, comentó Hartung a RIA
Novosti. A su modo de ver, la industria militar recurre al 'lobby' por
otros métodos y en otras materias. Sin embargo, según los datos de la
bolsa, los productores de esas armas están incrementando la
capitalización.
Como subrayan los analistas, el reciente crecimiento de las acciones
de Raytheon está directamente relacionado con la espera del ataque
contra Siria. “La Marina tendrá que aumentar considerablemente las
reservas de munición para estar preparada para cualquier variante de
desarrollo de los acontecimientos. Esto eleva las perspectivas de ventas
para Raytheon", dice el DefenseNews citando al analista militar del
Instituto Lexington, Loren Thompson.
El exfuncionario del Pentágono, Lawrence Korb, dijo a la publicación
que el coste de mercado de la corporación está subiendo desde que
empezaron las discusiones sobre la intervención militar. “Es evidente
que se trata de ataques con los Tomahawks. Y si se propone lanzarlos en
serie, habrá que comprar más”, comentó Korb.
DINERO PARA LOS ELECTOS
Los productores más grandes del material bélico siempre han negociado
con su mercancía de manera muy activa. La corporación Northrop Grumman
asignó en el primer semestre del 2013 para los servicios de los
cabilderos profesionales 9,2 millones de dólares. Lockheed Martin dio
7,6, Boeing puso 7,5 millones, General Dynamics se dejó 5,5 millones y
Raytheon aportó 3,6. Los gastos comunes para el lobby de la industria
militar en EEUU se estiman alrededor de 60 millones dólares al año, y
esto sólo oficialmente, según algunas estimaciones superan hasta 100
millones de dólares.
Lockheed Martin produce aviones de caza F-16, aviones de ataque
F-117, y el caza polivalente de quinta generación F-35, Boeing
suministra al Pentágono los aviones cisterna, y General Dynamics,
carros de combate M1 Abrams.
La tarea principal de los grupos de presión consiste en influir en la
opinión de los congresistas, que se pronuncian por asignar medios para
diferentes programas en el marco del presupuesto. El método de
influencia más popular son donativos en efectivo a los candidatos en el
curso de las campañas electorales.
Willam Hartung comentó en su investigación titulada 'Instrumentos de
influencia: lobby de defensa y supercomité' que el complejo
industrial-militar sólo en curso del ciclo electoral curso del ciclo
electoral 2009-2010 asignó a los candidatos políticos 22,6 millones de
dólares. 12 miembros del supercomité del Congreso con derecho de
proponer el recorte de gastos presupuestarios obtuvieron más de un
millón de dólares.
Con el actual secuestro presupuestario las tasas son especialmente
altas: las corporaciones de la industria militar obtienen contratos para
miles millones de dólares, pero algunos programas en todo caso deben
ser reducidos.
También goza de mucha popularidad el siguiente método de influencia
sobre el poder ejecutivo: los funcionarios que trabajan en la
administración, ocupándose de la industria militar, luego pasan a
trabajar en algunas empresas del complejo industrial-militar
precisamente. Así, en 2010 al menos 682 personas encontraron trabajo
nuevo.
McKEON Y FAMILIA
Uno de los cabilderos más influyentes en el Congreso de EEUU es el
diputado republicano de California, presidente del Comité de Servicios
Armados de la Cámara Baja, Buck McKeon, que regularmente se pronuncia en
contra de los recortes de gastos en industria militar.
“Nuestro deber como ciudadanos de EEUU es asegurar que nuestras
tropas estén bien equipadas, dice el diputado en su página web. Si no
resolvemos el problema del secuestro, las consecuencias serán
catastróficas. Ya tenemos una reducción de gastos en Defensa de 487.000
millones de dólares; 50.000 millones cada año en el curso de los
siguientes diez años”.
McKeon se dirige a sus electores con voz emocionada: “No podemos
cargar con el agobio de la crisis financiera a nuestros soldados. ¿Qué
pasará la siguiente vez que nos ataquen?”
Según los datos de la prensa, el hermano de McKeon (Joe) y sus
sobrinos (Steve y Daniel) han constituido una empresa de cabildeo,
Golden Oak Consulting, que ayuda a las empresas de industria militar a
obtener contratos ventajosos.
“Golden Oak ayudará a su organización a desarrollar relaciones
existentes y crear nuevos contactos dentro del Gobierno federal. Nuestra
experiencia ayudará a su organización a activar los esfuerzos para
obtener subvenciones y contratos gubernamentales”, se dice en el sitio
web de la empresa.
En la misma página está colocada la biografía del director de Golden
Oak Consulting, Steve McKeon, donde ni se menciona su vínculo familiar
con el presidente de la cámara baja.
Asimismo, la esposa del diputado McKeon (Patricia) según los datos de
la investigación de Republic Report, obtuvo donativos de las empresas
de industria militar cuando se postuló para la asamblea legislativa de
California.
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