Su odio visceral hacia Fidel lo llevó a participar en varios planes de atentado
contra el dirigente cubano, en contubernio con terroristas de la calaña de Nelsy
Ignacio Castro Matos, Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles. Uno de
estos planes magnicidas fue el que iba a realizarse en Panamá, en ocasión de la
posible asistencia del Comandante en Jefe a los funerales del asesinado presidente
Omar Torrijos, para lo cual reclutó al terrorista Eduardo Guillén Guerra.
No hay mejor testigo que yo para desnudar el carácter terrorista del CID
y aseverar sus planes criminales contra nuestro pueblo. Me correspondió el
honroso papel de contribuir a neutralizarlos.
No sin sorpresa leí una nota en Diario de Cuba,
fechada en el día de hoy y con título “El CID niega que Huber Matos planeara
atentar contra Fidel Castro”, en la cual se acusa a la televisión cubana de "calumniar" a su
fundador, Huber Matos, al sostener en un programa sobre las elecciones del
pasado 19 de abril que el terrorista planeó en 1981 realizar un atentado contra
el Comandante en Jefe, Fidel Castro.
Al mismo tiempo,
también el CID rechaza haber realizado alguna acción terrorista contra Cuba.
El CID, en su sitio
digital http://cubacid.blogspot.com.es
se lanzó presto a refutar hoy dicha acusación.
En dicho sitio, el
grupúsculo terrorista y uno de los que más acciones provocadoras realizan en
Cuba, destacó:
“Otro propósito del reportaje es atacar a Cuba
Independiente y Democrática (CID), organización que tiene en la Isla una red de
50 delegaciones con cientos de activistas y simpatizantes y que continúa
creciendo a pesar de la represión. Entre los ataques hay una referencia –por
primera vez en la historia de la dictadura- a un supuesto atentado de Huber
Matos contra Fidel Castro. También vuelve a insistir sobre las actividades
terroristas del CID.
Ambas acusaciones son calumnias sin pruebas con la idea
de desnaturalizar un esfuerzo dedicado a crear conciencia en el pueblo cubano
de que el cambio es posible.”
Los autores de esta
vulnerable defensa parecen haber olvidado que yo, en mi condición de agente de
la seguridad cubana, infiltré en Miami a esta organización y recibí órdenes
durante algunos meses del propio Huber Matos.
Varios son los
artículos que he escrito sobre mi labor dentro del CID y la caracterización de
sus planes terroristas contra Cuba. Mis lectores pueden ver algunos de ellos en
la red:
Huber Matos, el
terrorista que yo conocí
Huber Matos
Araluce: de estafador a mentiroso
El resumen de mis notas al respecto desnudan el carácter terrorista del
CID y de su entonces jefe, Huber Matos. Testigos de mis vínculos con esta
organización son dos de sus lugartenientes: Astorga y Alejandro “Tarzán”. Todos
mis encuentros con el cabecilla, donde recibí instrucciones de realizar
acciones terroristas en Cuba, se realizaron en sus oficinas del 10020 SW 37
Terrace, en Miami, aledañas a su vivienda.
Veamos algunos extractos de estas aventuras terroristas del cabecilla
Huber Matos y del CID:
“No cabe duda de que la CIA
había apostado por Huber Matos para encabezar la lucha contra el naciente
proceso revolucionario. Este individuo, haciendo caso omiso a su anterior
participación en la lucha insurreccional y guiado por un oportunismo y ansias
de protagonismo desmedidos, se dedicó de inmediato a crear las condiciones para
sabotear el proceso de cambios, aglutinando cerca de él a personas opuestas al
tránsito revolucionario que vivía el país. Luego de establecer contacto con
elementos contrarrevolucionarios, se dedicó a publicar acusaciones infundadas
contra los dirigentes revolucionarios, obteniendo financiamiento de los propios
Estados Unidos. La Revolución, por supuesto, no podía permitirle tamaña
traición y fue apresado el 21 de octubre de 1959. Como resultado del juicio a
que fue sometido, fue condenado a una larga pena de prisión.
Cuando Huber Matos sale de
prisión el 21 de octubre de 1979, se trasladó de inmediato a Costa Rica y
posteriormente se dirigió a la ciudad de Miami, lugar en que fijó su
residencia. Allí, bajo el amparo de sus amos tradicionales, fundó la
organización Cuba Independiente y Democrática (CID), la que ha realizado
numerosas acciones terroristas contra Cuba en las últimas décadas.
El discurso político de Huber
Matos se centra en continuados ataques contrarrevolucionarios y en la búsqueda
de crear fisuras entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del
Interior, alentando a la traición por parte de los oficiales y combatientes. En
más de una oportunidad ha hecho llamamientos en ese sentido y ha proclamado su
interés por crear células clandestinas opuestas al gobierno cubano dentro de
sus instituciones armadas. Tanto en el “Proyecto de la Nueva República”,
documento con pretensiones programáticas y sacado a luz pública durante la
Convención del CID, celebrada en Miami durante los días del 9 al 11 de agosto
del 2002, así como en su adhesión al llamado “Acuerdo por la Democracia en
Cuba”, el viejo lobo contrarrevolucionario esgrime la tesis de disolver las
instituciones armadas en una Cuba post Castro y perdonar a aquellos que se
opongan al régimen.”
Un breve recuento de mis contactos con Huber Matos aparece también en uno
de los citados artículos:
“Luego de que un
contrarrevolucionario de complexión fuerte, apodado Tarzán, concertó la cita
con Huber, mediante una llamada a su teléfono (305 551-8484), ambos arribamos
al domicilio del jefe del CID, quien nos recibió en una pequeña oficina situada
en el lugar. Un lugarteniente de Matos, apellidado Astorga, se encontraba en el
lugar.
Mi contacto con Huber Matos
era fruto de un trabajo de penetración de nuestros Órganos de la Seguridad del
Estado, quienes me encomendaron infiltrar la actividad terrorista del CID y
conocer sus actividades y planes contra la Revolución. Atrás habían quedado los
años en que me había relacionado con otras dos organizaciones
contrarrevolucionarias radicadas en Miami: Comandos L y el ala terrorista de la
Fundación Nacional Cubano Americana.
El casi octogenario
terrorista en ese entonces clavó en mí su mirada, escrutándome con detenimiento
y sin reparo, con vistas a evaluar a mi persona, tratando de despejar alguna
sospecha sobre mi posible vinculación con la seguridad cubana. Cuando luego de
un tiempo, para mí interminable, pareció que había logrado inicialmente pasar
la prueba de su escrutinio, Huber asumió una postura más abierta y me ofreció
una discreta sonrisa.
Luego de hacer una
grandilocuente apología de su persona y de su organización, pasó a indicarme, a
grandes rasgos, cuál sería mi papel para el CID en Cuba:
- Servir de correo entre él y los otros miembros de la organización que laboraban en Cuba en la más completa clandestinidad.
- Buscar información sobre posibles miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y del Ministerio de Interior con posibilidades de colaborar con el CID, orientándolos en la realización de actividades violentas en el interior de sus unidades y en el exterior de las mismas, con vistas a sabotear y crear el caos y la confusión dentro de la Isla.
- Evaluar las posibilidades de crear células del CID dentro de las FAR y el MININT que permitieran la adquisición de armamentos y explosivos para la promoción de sabotajes.
- Realizar estudios de vulnerabilidad en organismos y empresas, firmas extranjeras y entidades dedicadas al turismo, con vistas a realizar sabotajes contra las mismas.
- Creación de células del CID con personal civil para provocar la indisciplina social y el caos en el país.
Aún recuerdo el momento en
que repartió los seudónimos entre nosotros para llevar a cabo “nuestra”
actividad conspirativa en Cuba, arrogándose para sí el seudónimo de Liborio y
obsequiándome con la identificación de Máximo Gómez pues, según él, yo sería
como el héroe dominicano de la Independencia de Cuba un luchador por la
libertad de los cubanos. No vaciló en ultrajar a los apóstoles de la
independencia cubana, ofreciéndoles seudónimos a otros complotados como los de
Carlos Manuel de Céspedes y Antonio Maceo.
Su orientación principal para
mi trabajo conspirativo en Cuba quedó sentenciada en una frase suya: “No
importa matar, incendiar, robar o hacer cualquier cosa. Lo importante es acabar
con el tirano”. Me lo dijo, es cierto, con una mueca de odio en su rostro, sin
mostrar apenas una pequeña señal de remordimiento.”
Su odio visceral hacia Fidel lo llevó a participar en varios planes de atentado
contra el dirigente cubano, en contubernio con terroristas de la calaña de Nelsy
Ignacio Castro Matos, Gaspar Jiménez Escobedo y Luis Posada Carriles. Uno de
estos planes magnicidas fue el que iba a realizarse en Panamá, en ocasión de la
posible asistencia del Comandante en Jefe a los funerales del asesinado presidente
Omar Torrijos, para lo cual reclutó al terrorista Eduardo Guillén Guerra.
No hay mejor testigo que yo para desnudar el carácter terrorista del CID
y aseverar sus planes criminales contra nuestro pueblo. Me correspondió el
honroso papel de contribuir a neutralizarlos.
Percy Francisco Alvarado Godoy.
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