Laura Bell/Linkedin |
Vulneraciones de datos como la que atacó al sistema de correo electrónico del Pentágono el mes pasado a menudo empiezan cuando una persona comete un sencillo error como abrir un mensaje de phishing. Pero la industria de la seguridad informática se ha construido sobre todo con herramientas que exploran, parchean o escudriñan el software en lugar de los errores humanos.
La CEO de SafeStack, una empresa de seguridad de Auckland (Nueva
Zelanda), Laura Bell, cree que ha dado con un método para abordar esa
discrepancia. Está desarrollando un tipo de escáner de seguridad para las personas, en forma de un software llamado Ava. Envía correos electrónicos dirigidos o mensajes de redes sociales para poner a prueba a los receptores y determinar lo bien que se les da resistirse a las trampas que dan paso a ataques peligrosos.
Ava coge datos de sistemas informáticos corporativos para mapear los permisos de los que disponen los empleados y evaluar la frecuencia con la que se comunican entre sí. También busca los perfiles de redes sociales
de los empleados y las conexiones entre ellos, que pueden hacer
resaltar relaciones claves que podrían resultar valiosas para un
atacante.
Entonces se puede utilizar Ava para enviar mensajes de estilo phishing a los empleados para poner a prueba sus reacciones. Podría haber un mensaje de un alto mando pidiendo una contraseña
a un empleado de menor rango, por ejemplo, o uno de un compañero
desconocido que utilice el nombre de un amigo en común y que pida que se
comparta un documento con él por Facebook.
La industria de la seguridad dispone de algunas maneras establecidas para intentar frenar los llamados ataques de ingeniería social.
La formación de seguridad se ha convertido en una práctica estándar en
muchas organizaciones grandes, y algunas empresas simulan ataques de phishing
periódicamente para subrayar los riesgos que representan los correos
electrónicos falsos. Pero Bell dice que el flujo constante de los
ataques causados por error humano demuestra que la educación no funciona. Mientras tanto, las empresas que realizan pruebas de phishing son pocas, y generalmente son pruebas únicas realizadas de forma manual, afirma.
La intención de Ava es permitir que las organizaciones sondeen
patrones de comunicación y relaciones claves de forma periódica, explica
Bell – siendo algo más parecido a un sistema automatizada de defensa,
como un cortafuegos. Esto podría posibilitar que se rastreen cambios en
el nivel de vulnerabilidad humana de una empresa con el paso del tiempo,
quizás descubriendo relaciones con los plazos de entrega de los
proyectos o eventos de formación, dice.
No obstante, Ava sigue siendo un trabajo en curso.
Bell ha probado el software con varias pequeñas organizaciones del
sector público y privado en Nueva Zelanda, y el equipo que trabaja en el
software ha aumentado. Ahora, un comité de ética y privacidad recién formado está considerando los retos legales y de privacidad que rodean el engaño intencionado de la gente.
- Por Tom Simonite
- Traducido por Teresa Wood
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