El Japón puso en marcha hoy un reactor de la central nuclear de Oi,
prefectura de Fukui (centro-oeste), comunicó la operadora de la central,
compañía Kansai Electric Power.
La primera corriente eléctrica será generada el 4 de julio. La
potencia proyectada, de 1,18 millones de kilovatios, se alcanzará dentro
de una semana. Personal de la planta realiza preparativos para
reactivar también otro reactor, informó.
Es la primera vez que empieza a funcionar un reactor parado para
hacerle mantenimiento profiláctico antes de producirse la avería en
Fukushima 1. Hasta ahora ninguno similar pudo ponerse en marcha por las
protestas de la población y el recrudecimiento de las normas de
seguridad tras el siniestro ocurrido en Fukushima 1 en marzo de 2011.
Como consecuencia, hacia comienzos de mayo pasado en el Japón no
había ni un reactor activo. El país vive durante casi dos meses sin
consumir energía atómica, la que antes garantizaba hasta un 33% de la
demanda de la electricidad.
A mediados de junio pasado, el Gobierno nipón logró convencer a la
población de la necesidad de reactivar los reactores de la planta de Oi,
porque en la temporada de calor la escasez de la energía eléctrica
puede superar el 15% en esa región.
Sin embargo, unos activistas convocaron protestas que se celebran
desde el viernes pasado al lado de la sede de la cancillería del primer
ministro. Los manifestantes incluso intentaron bloquear los accesos
hacia la plante de Oi.
Un terremoto de 9 grados de magnitud y un tsunami que afectaron el
11 de marzo de 2011 la costa nordeste de Japón provocaron una situación
de emergencia en la central nuclear Fukushima 1, donde los fallos en el
sistema de refrigeración originaron explosiones en varios reactores con
las subsiguientes fugas de radiación.
Fue la avería más grave de los últimos 25 años, después de la de Chernóbil.
Fue la avería más grave de los últimos 25 años, después de la de Chernóbil.
Las autoridades evacuaron a 140 mil personas en un radio de 20
kilómetros en torno a la planta. Poco después se reportó la
contaminación radiactiva del aire, el agua marina y potable y los
alimentos, particularmente con isótopos de yodo y cesio.
Las autoridades planean concluir durante dos años la desactivación de
las regiones donde la contaminación no excede 50 milisieverts al año.
La liquidación plena de las consecuencias del siniestro, incluido el
desmontaje de los reactores, llevará unos 40 años.
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