Estado del vehículo accidentado |
Las redes sociales se estremecieron ante el empuje de las páginas
mercenarias y sus aliadas. Con rapidez, como siempre, fabricaron e
hicieron correr una versión que acusaba a la dirección cubana de la
muerte de los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero Escalante en un
terrible accidente cerca de la ciudad de Bayamo en la provincia Granma,
el pasado domingo.
La mentira esgrimida fue una horrenda e increíble historia dada a conocer por una hija de Payá de un camión fantasmagórico que empujó el auto hasta sacarlo fuera de la carrera y lo hizo volcarse. Pero algo me han enseñado las películas de violencia norteamericanas: si era un atentado ¿para qué dejar dos supervivientes y ambos extranjeros?
La dirección del país fue concreta en la nota dada en Granma. Tuvo la seriedad que le caracteriza, se limitó ahora solo a relacionar nombres de fallecidos y heridos, lugar y forma del accidente, sin adelantos ni especulaciones, y si señalando que se efectuaban las investigaciones de rigor.
La mentira esgrimida fue una horrenda e increíble historia dada a conocer por una hija de Payá de un camión fantasmagórico que empujó el auto hasta sacarlo fuera de la carrera y lo hizo volcarse. Pero algo me han enseñado las películas de violencia norteamericanas: si era un atentado ¿para qué dejar dos supervivientes y ambos extranjeros?
La dirección del país fue concreta en la nota dada en Granma. Tuvo la seriedad que le caracteriza, se limitó ahora solo a relacionar nombres de fallecidos y heridos, lugar y forma del accidente, sin adelantos ni especulaciones, y si señalando que se efectuaban las investigaciones de rigor.
Es una línea de la Revolución heredada de Fidel, de decir la verdad y
dar a conocer informaciones confirmadas, verificadas. Recuerdo haber
leído que, cuando denunció en el periódico Alerta los desmanes del
entonces Presidente de la República, Carlos Prío Socarrás, en las obras
de reconstrucción de su finca La Chata financiadas con fondos del
gobierno y utilizando como fuerza de trabajo a presos comunes, había fotografiado lo que sucedía para después denunciarlo a la prensa.
Esa fue la directriz noticiosa de los medios rebeldes -la
autenticidad- durante toda la campaña militar que derrotó la dictadura
de Fulgencio Batista. Y así ha sido la dirección revolucionaria hasta
hoy.
De nuevo nuestra distinción informativa, por enésima vez, estuvo a
prueba con la aparición del brote epidémico en Manzanillo. Ustedes
conocen la historia. La contra se deshizo en mentiras de los supuestos
“periodistas independientes” rebotadas sin el menor escrúpulo por los
falsi-medios de Miami conformando sus comentarios con muchos más muertos e infectados de los que hemos tenido que lamentar y supuestas propagaciones hasta en La Habana, a centenares de kilómetros de la provincia Granma, del lugar de los hechos.
Supe temprano de las militancias políticas de los dos extranjeros
–ingresados a Cuba como “turistas”- que aparecían como tripulantes del carro siniestrado:
Ángel Carromero, español, vicesecretario general de la organización
Nuevas Generaciones del Partido Popular en Madrid y colaborador de la
Comunidad de Madrid, regenteada nada más y nada menos que por Esperanza
Aguirre, estrecha asociada a la Embajada de USA y enemiga acérrima de
Cuba; y Jens Aron Modig, líder de Liga de la Juventud Demócrata
Cristiana (KDU) de Suecia, de la derecha anticomunista, filiación
también de Anna Ardin quien trabajó aquí junto las llamadas Damas de
Blanco y principal acusadora de Julian Assange ante la justicia sueca.
El objetivo de la entrada de ambos a la Isla era establecer contactos
con disidentes de la Revolución.
Ahora se comprueba el refrán: Más rápido se coge a un mentiroso que a un cojo. La verdad ha aparecido solita, solita. Lo dijo El Mundo, de España . El chofer del auto era el español Carromero, y quien le acompañaba, en la parte delantera, ambos protegidos por sus respectivos cinturones de seguridad, era el sueco. Los cubanos iban detrás y resultaron los muertos.
Ahora se comprueba el refrán: Más rápido se coge a un mentiroso que a un cojo. La verdad ha aparecido solita, solita. Lo dijo El Mundo, de España . El chofer del auto era el español Carromero, y quien le acompañaba, en la parte delantera, ambos protegidos por sus respectivos cinturones de seguridad, era el sueco. Los cubanos iban detrás y resultaron los muertos.
Según este último despacho Carromero, tras ser dado de alta en
Hospital Clínico Quirúrgico Docente Carlos Manuel de Céspedes, de
Bayamo, hizo declaraciones a la Policía Nacional Revolucionaria y quedó
detenido después de confesar que no vió una señal de tráfico de
reducción de velocidad y por este motivo perdió el control del vehículo y
cayó por un terraplén. El sueco no tuvo “que hacerse el sueco” para
que le dejaran en libertad, hoy volaba desde Cuba a Suecia y veremos que
declara cuando llegue allá.
Así las cosas por voz de otro se desarma una mentira disidente y el
responsable de dos muertes será enjuiciado por su proceder irresponsable
aunque esperen, todo puede suceder, nuevas invenciones de seguro
aparecerán, ellos siempre tienen la convocatoria abierta…
Por Mario Zavaleta
Aparecido en Auca en Cayo Hueso
UNA PREGUNTA SI AL FINAL FUE UN ATENTADO IGUAL NO A SIDO COSA DEL GOBIERNO DE CUBA SI NO DE LA PROPIA GUSANERA LO DIGO POR Q SEGUN BBC sus contactos con el resto de la disidencia no eran muy buenos. Oswaldo Payá fue criticado en más de una ocasión por otros importantes anticastristas de dentro y fuera de Cuba.
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