La captura de pantalla que aquí ponemos
deja ver los tres mensajes de Anounymous Brasil en el que amenazan con
declararnos su objetivo. Los tres comentarios son respuesta a una
entrevista que Gustavo Borges le realizó a un comunicador alternativo
en Río de Janeiro el pasado 21 de junio, un día después de que las
movilizaciones perdieran su carácter reivindicativo para obedecer
exclusivamente a la línea que bajaba el canal de TV Globo y demás
consorcios del fascismo financiero.
Curiosa, y ridículamente, las amenazas
fueron hechas en inglés. Curiosa, y ridículamente, dicen ser
hacktivistas brasileños que perfectamente podrían redactar su
señalamiento en portugués o en español, ¿por qué en inglés? Denuncian
nuestro reporte como “una mentira”, cuando se trata de una entrevista a
un militante de izquierda en Brasil, para más señas.
¿Y por qué amenazan a Misión Verdad?
Desde esta redacción no es difícil imaginarse que el haber colocado en
agenda los elementos procedimentales de un golpe mediocrático hayan
generado malestar en el interés de ciertos “manifestantes demócratas”,
que en aras de la libertad de expresión se disponen a declararnos
objetivo jaqueando nuestra página y silenciando en consecuencia nuestro
análisis, y nuestra clara posición ante una serie de acciones que aquí
bien recordamos y reconocemos como el principio de un golpe mediático.
Algo que hasta los “activistas” de Anonymous saben que aquí en la
Venezuela Bolivariana conocemos y entendemos bien.
El contenido de la denuncia no supera
todos los clichés de los supuestos “manifestantes apolíticos” que han
venido secuestrando la esencia misma de las reivindicaciones y
fracturando la legitimidad de reclamos serios y concretos. Reclamos
serios y concretos que también ha mencionado en su análisis Misión Verdad.
Pero es evidente que Anonymous no está interesado en revisar el resto
de nuestro trabajo. “Democráticamente”, pretenden intimidarnos.
El comentario de Anonymous BR dice
relatarnos la terrible situación de desigualdad, la falta de asistencia
médica, el abandono de las escuelas y la corrupción dentro del gobierno,
culpando y señalando a Lula y a Dilma Rouseff como los principales
responsables de una situación que en Brasil ha existido mucho antes de
los gobiernos del PT, y que antes de su llegada ocurría en proporciones
aún más escandalosas y alarmantes.
Señalan generalidades, responsabilizan a
Lula, Dilma y al PT, pero nada señalan de la más descarada y rampante
corrupción del sector privado, de las corporaciones mediáticas, del
Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB). ¿O es que no radica
tácticamente en eso su condición “antipolítica” y “antipartido”?
Pero han sido justamente los dos
gobiernos de Lula y el primero de Dilma los únicos gobiernos que se han
ocupado de esos mismos problemas, y están concientes de que mucho falta
todavía. Se borran los orígenes específicos y las causas estructurales
de una de las sociedades más desiguales de América y se despoja de toda
responsabilidad a los hambreadores de siempre, casi intactos y a la
ofensiva a causa del exceso de concesiones del gobierno petista con esos
poderes tradicionales.
La presidenta Dilma Rouseff ha
reconocido los reclamos y denuncias de los grupos con reivindicaciones
específicas, y en los actuales momentos toma nota de los grandes
problemas y de las grandes soluciones que ameritan. Igual, grupos
“apolíticos” (non-partisan) como Anonymous en las redes, y
organizaciones de clasesmedieros antilulistas en las calles, pretenden
mantener la tensión, y acentúan un conflicto que en su “espontaneidad”
anuncian el potencial desembocamiento en el expediente libio y sirio. La
intervención extranjera que se viene acelerando contra el continente en
su conjunto.
¿No esperamos todos que las próximas “protestas espontáneas” vengan a desarrollarse ahora en Argentina?
La gran mayoría de agrupaciones “de
izquierda” pretenden celebrar “el despertar” del pueblo brasileño, sin
darse cuenta que ese “despertar” mismo se lo están robando mientras
ellos festejan.
Los escuálidos en las calles acusan a
Lula y a Dilma, se hacen llamar “revolucionarios”, pero electoralmente
su intención se orienta por Joaquim Barbosa, un juez de la elite que ha
logrado dar golpes serios al petismo y a la administración Lula y ahora
Dilma, como lo demuestra una encuesta reciente de Folha de Sao Paulo. Y
como señala la misma encuesta, el 78% de la gente “movilizada” en
Brasil tienen instrucción universitaria: no son ellos precisamente
quienes padecen los rigores de esa desigualdad por la que dicen
movilizarse, más allá del funcionamiento de los servicios. ¿Por qué no han salido? ¿Dónde está el barrio en esta historia?
No señalan precisamente a sus
dominadores, si no al único gobierno que ha hecho algo por la mayoría
descalza de Brasil. Y con esto ya es suficiente para entender de qué
lado de la cancha juegan estos hacktivistas. Esto es lo que ha venido
denunciando Misión Verdad; esto es por lo que ahora Anonymous Brasil nos amenaza. Para más señas, en inglés.
No pasarán.
Tomado de http://misionverdad.com/?p=1567
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