6 de mayo de 2013 .- Bajo el pretexto de una invitación del alcalde
mafioso de Doral, Luigi Boria, el opositor venezolano Antonio Ledezma,
acaba de viajar a Miami para “consultas” con los elementos más violentos
de la oposición de su país, varios de ellos vinculados a los mecanismos
de inteligencia norteamericanos e israelí.
Así interpretan el último periplo de este colaborador del líder opositor Henrique Capriles Radonski, analistas que asemejan este viaje a otro que realizó Ledezma, a Israel, en mayo de 2012, bajo pretexto de una convención internacional de alcaldes. Ledezma terminó en la oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu con el cual se establecieron acuerdos que quedaron secretos.
En esa oportunidad, el hasta ahora alcalde de Caracas, sostuvo además encuentros con el director del Mossad y del Tzáhal, así como con diputados de extrema derecha y altos oficiales del Complejo Militar israelí.
“En Miami, se sabe que los encuentros no se realizaron exclusivamente con los cabecillas de grupos como Orvex y Vepexx, sino también con exmilitares venezolanos y grupos terroristas de origen cubano, de los que busca encontrar apoyo financiero, logística y preparar condiciones para el adiestramiento militar de un numeroso grupo de personas”, asegura Percy Alvarado, experto guatemalteco y ex agente de los órganos cubanos de inteligencia.
Miami es el santuario de todas las mafias políticas del continente y después de décadas de dominio de la red cubanoamericana conformada por la CIA, extiende sus mecanismos a las múltiples operaciones ocultas con las cuales se espera acabar con el chavismo en Venezuela y debilitar su influencia en Latinoamérica.
Parelamente a la CIA y a sus semejantes de la llamada comunidad de inteligencia, el Mossad mantiene en Miami su propia estructura, gracias a una comunidad judía extensa y adquirida en su mayor parte al sionismo más intransigente – un fenómeno averiguado en varias oportunidades por el propio FBI.
“Ha sido conocido que en Miami han operado varias células del Mossad, lo que se hizo público a raíz de los atentados del 11 de septiembre. En esta ciudad cuentan con oficinas que funcionan como tapaderas, casas de seguridad y numerosos oficiales operativos y agentes de campo”, señala Alvarado.
En 2012, bajo orientación de Capriles, Ledezma viajó a Jeresulem para sostener un encuentro con el Primer Ministro Benjamín Nentanyahu, a quien le expresó la disposición de su jefe de colaborar con el estado sionista. De los encuentros privados que siguió, no se supo nada. Pero sí aumentaron entonces las sospechas de apoyo financiero y “técnico” recibido por el clan Capriles, hasta al nivel del aparato de seguridad personal del político.
“Una visita posterior de Ledezma a España le permitió establecer contactos con los jefes de la inteligencia española (CNI), recibiendo apoyo de los mismos. Hay actualmente varios agentes del CNI operando en Venezuela bajo diversas coberturas”, indica el experto.
Miami y el sur de la Florida fue convertido a finales de los años 60, por la Agencia Central de Inteligencia, a golpe de cientos de millones de dólares, en una gigantesca estación – JM-WAVE – que intentó a partir de entonces, derrocar a la Revolución cubana. Inútilmente.
En Miami radica ahora un importante número de “personeros” venezolanos que en su mayoría se caracterizan por ser prófugos de la Justicia venezolana. Asesinos, terroristas, estafadores tienen estructuras, “legitimadas” por los políticos cubanoamericanos presentes en Washington y asesoradas de cerca por los propios órganos de inteligencia que les han generado.
De la estancia de Ledezma, solo se reportó su encuentro con los dos alcaldes vinculados a la mafia cubanoamericana - que aceptaron la propuesta de Luigi Bonia. Lo que permitió a la prensa local de publicar sus elucubraciones golpistas de Ledezma. De lo demás, ni una palabra salvo el hecho que Pedro Mena, antena local de la MUD opositora.
Mena es estrechamente ligado a la pandilla de delincuentes tales como el exteniente José Antonio Colina, el vice almirante Carlos Molina Tamayo, José Antonio Colina Pulido, Eligio Cedeño, Nixon Moreno, Raúl Díaz, Nelson Mezerhane, Patricia Poleo, Johan Peña, estos últimos cómplices del asesinato del fiscal Danilo Anderson.
Así interpretan el último periplo de este colaborador del líder opositor Henrique Capriles Radonski, analistas que asemejan este viaje a otro que realizó Ledezma, a Israel, en mayo de 2012, bajo pretexto de una convención internacional de alcaldes. Ledezma terminó en la oficina del primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu con el cual se establecieron acuerdos que quedaron secretos.
En esa oportunidad, el hasta ahora alcalde de Caracas, sostuvo además encuentros con el director del Mossad y del Tzáhal, así como con diputados de extrema derecha y altos oficiales del Complejo Militar israelí.
“En Miami, se sabe que los encuentros no se realizaron exclusivamente con los cabecillas de grupos como Orvex y Vepexx, sino también con exmilitares venezolanos y grupos terroristas de origen cubano, de los que busca encontrar apoyo financiero, logística y preparar condiciones para el adiestramiento militar de un numeroso grupo de personas”, asegura Percy Alvarado, experto guatemalteco y ex agente de los órganos cubanos de inteligencia.
Miami es el santuario de todas las mafias políticas del continente y después de décadas de dominio de la red cubanoamericana conformada por la CIA, extiende sus mecanismos a las múltiples operaciones ocultas con las cuales se espera acabar con el chavismo en Venezuela y debilitar su influencia en Latinoamérica.
Parelamente a la CIA y a sus semejantes de la llamada comunidad de inteligencia, el Mossad mantiene en Miami su propia estructura, gracias a una comunidad judía extensa y adquirida en su mayor parte al sionismo más intransigente – un fenómeno averiguado en varias oportunidades por el propio FBI.
“Ha sido conocido que en Miami han operado varias células del Mossad, lo que se hizo público a raíz de los atentados del 11 de septiembre. En esta ciudad cuentan con oficinas que funcionan como tapaderas, casas de seguridad y numerosos oficiales operativos y agentes de campo”, señala Alvarado.
En 2012, bajo orientación de Capriles, Ledezma viajó a Jeresulem para sostener un encuentro con el Primer Ministro Benjamín Nentanyahu, a quien le expresó la disposición de su jefe de colaborar con el estado sionista. De los encuentros privados que siguió, no se supo nada. Pero sí aumentaron entonces las sospechas de apoyo financiero y “técnico” recibido por el clan Capriles, hasta al nivel del aparato de seguridad personal del político.
“Una visita posterior de Ledezma a España le permitió establecer contactos con los jefes de la inteligencia española (CNI), recibiendo apoyo de los mismos. Hay actualmente varios agentes del CNI operando en Venezuela bajo diversas coberturas”, indica el experto.
Miami y el sur de la Florida fue convertido a finales de los años 60, por la Agencia Central de Inteligencia, a golpe de cientos de millones de dólares, en una gigantesca estación – JM-WAVE – que intentó a partir de entonces, derrocar a la Revolución cubana. Inútilmente.
En Miami radica ahora un importante número de “personeros” venezolanos que en su mayoría se caracterizan por ser prófugos de la Justicia venezolana. Asesinos, terroristas, estafadores tienen estructuras, “legitimadas” por los políticos cubanoamericanos presentes en Washington y asesoradas de cerca por los propios órganos de inteligencia que les han generado.
De la estancia de Ledezma, solo se reportó su encuentro con los dos alcaldes vinculados a la mafia cubanoamericana - que aceptaron la propuesta de Luigi Bonia. Lo que permitió a la prensa local de publicar sus elucubraciones golpistas de Ledezma. De lo demás, ni una palabra salvo el hecho que Pedro Mena, antena local de la MUD opositora.
Mena es estrechamente ligado a la pandilla de delincuentes tales como el exteniente José Antonio Colina, el vice almirante Carlos Molina Tamayo, José Antonio Colina Pulido, Eligio Cedeño, Nixon Moreno, Raúl Díaz, Nelson Mezerhane, Patricia Poleo, Johan Peña, estos últimos cómplices del asesinato del fiscal Danilo Anderson.
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