La reciente visita del presidente Barack Obama a
México y Centroamérica marca el inicio de un período de intensa
actividad diplomática de Estados Unidos con la región, después de más de
cuatro años de poco contacto que algunos tildarían de completa
indiferencia.
A finales de mayo, el vicepresidente de Estados
Unidos, Joe Biden, visitará Brasil, Colombia y el Caribe y, a comienzos
de junio, Washington será anfitrión de los presidentes de Chile y Perú,
seguidos de las visitas de otros mandatarios latinoamericanos aún por
conocerse.
El propio Biden describió la
iniciativa como "el período más activo de contacto a alto nivel con
América Latina en mucho tiempo", pero algunos se preguntan si EE.UU.
podrá recuperar el terreno perdido en la región y cómo mantener firmes
esos lazos.
Reinicio del contacto
El primer mandato de Obama fue una continuación
del bajo interés reflejado por la presidencia de su antecesor, George W.
Bush, en un hemisferio que poco a poco se ha ido distanciando del
tradicional gigante que tiene como vecino.
Pero la reciente reunión de Barack Obama con el
nuevo presidente de México, Enrique Peña Nieto, y su posterior viaje a
Costa Rica para encontrarse con líderes centroamericanos fueron
elogiados por observadores y funcionarios como una señal de que el
gobierno estadounidense quiere enganchar con América Latina ahora que
empieza un segundo período e inaugura a un nuevo secretario de Estado.
"El Hemisferio Occidental siempre ha sido importante para Estados Unidos, pero más aún hoy en día porque tiene más potencial que en cualquier momento de la historia americana"
Joe Biden, vicepresidente de EE.UU.
"El Hemisferio Occidental siempre ha sido
importante para Estados Unidos, pero más aún hoy en día porque tiene más
potencial que en cualquier momento de la historia americana", expresó
Joe Biden al anunciar un viaje a la región.
El vicepresidente se reunirá a finales de mayo
con la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, para buscar maneras de
profundizar los lazos económicos y comerciales; con el presidente Juan
Manuel Santos, de Colombia, para discutir relaciones de seguridad y
prosperidad mutua; y con varios líderes caribeños en Trinidad y Tobago
para hablar de temas de crecimiento, entre otros.
Por su parte, el presidente de Chile, Sebastián
Piñera, y su homólogo de Perú, Ollanta Humala, visitarán separadamente
la Casa Blanca para avanzar las negociaciones del Acuerdo Estratégico
Trans-Pacífico de Asociación Económica (TPP por sus siglas en inglés) y
otros asuntos energéticos, ambientales y económicos.
Biden anunció que habrá más visitas de otros mandatarios a Washington más tarde en el año.
Condiciones en la región
El repentino e intenso enlace de Washington con
sus vecinos responde a varios procesos en la región así como a la agenda
interna y externa de la Casa Blanca en los que puede o no haber
coincidencia política.
Están la muerte del presidente venezolano Hugo
Chávez y la polémica en torno a las elecciones en Venezuela que han
incrementado la preocupación con la estabilidad de ese país y los
vecinos andinos; se han formado bloques económicos regionales que no
incluyen a EE.UU.; la Asamblea General de la OEA se realizará en
Guatemala, en junio, donde sin duda se discutirá el reciente informe
sobre las drogas.
Por otra parte, hay un nuevo gobierno en México
que está tomando distancia en asuntos que son de mucho interés para
EE.UU., particularmente en temas de seguridad fronteriza. Y, por
supuesto, está la reforma migratoria que, aunque depende de los votos en
el Congreso estadounidense, su aprobación o rechazo tendrá repercusión
en la región.
Si bien las relaciones se mantienen en la mayor
parte cordiales -Venezuela siendo la excepción-, hay una percepción
entre los observadores de que EE.UU. está perdiendo terreno en América
Latina.
"No van a poder recuperar ese terreno perdido con nuevos y audaces programas de asistencia porque no hay dinero, así que el paso lógico es aumentar la actividad diplomática"
Adam Isacson, WOLA
"No van a poder recuperar ese terreno perdido
con nuevos y audaces programas de asistencia porque no hay dinero, así
que el paso lógico es aumentar la actividad diplomática", dijo a BBC
Mundo Adam Isacson, de la Oficina en Washington sobre Asuntos
Latinoamericanos, WOLA.
El analista señaló que en la reciente visita de
Obama a México y Centroamérica no se plantearon ideas ni programas
especiales. "No hubo promesas concretas más allá de continuar con CARSI
(la iniciativa de seguridad regional centroamericana) y lo que sea que
remplazará el plan Mérida en México".
Es una apreciación con la que coincide Eric
Hershberg, director del Centro de Estudios Latinoamericanos de la
Universidad Americana en Washington, quien acaba de regresar de
Centroamérica donde tuvo oportunidad de hablar con aquellos que
estuvieron presentes en la cumbre de mandatarios.
"Mientras reciben con beneplácito la disposición
de EE.UU. al diálogo, se lamentan de que Washington no parece tener una
visión estratégica de la relación a largo plazo", comentó el profesor
Hershberg.
"Falta compromiso"
Según Hershberg, Estados Unidos le puso gran
énfasis al intercambio educacional, que fue aplaudido, pero hubo una
ausencia de compromiso para ofrecer los recursos necesarios para tal
iniciativa.
"Todavía falta mucho para forjar el tipo de
relaciones que deberían caracterizar la dinámica entre Washington y sus
vecino", expresó el académico.
En México hay, y continuará habiendo, tensiones
sobre la insistencia del nuevo gobierno de recuperar algún grado de
autonomía con respecto a la lucha contra el narcotráfico y el crimen
organizado.
"Todavía falta mucho para forjar el tipo de relaciones que deberían caracterizar la dinámica entre Washington y sus vecino"
Eric Hershberg, Universidad Americana
La preocupación del gobierno estadounidense
respecto a la guerra contra las drogas se verá puesta a prueba con la
publicación de la OEA sobre el informe que analiza alternativas en ese
frente.
"La Casa Blanca querrá manejar ese asunto de
manera creativa y prestándole atención a los países de la región que
buscan cambiar la actual política antidrogas un poco", indicó Adam
Isacson de WOLA.
Pero dentro del gabinete de Obama no hay
unanimidad al respecto, dijo Isacson. Unos sectores estarían dispuestos a
considerar otras alternativas, aunque no la legalización. Por otra
parte, hay preocupación de que algunos gobiernos de la región están
aflojando en la lucha contra los carteles de la droga con tal de que su
actividad no genere más violencia.
"Aunque el tráfico de drogas continúa igual, el
crimen en las calles ha disminuido y esa situación parece ser aceptable
para esos gobiernos, aunque no todos en Washington están complacidos con
esa política", recalcó el analista.
Cambio de foco
No obstante, Eric Hershberg de la Universidad
Americana le abona al presidente Obama la voluntad de cambiar el foco de
la discusión hacia temas que debieron ser prioritarios durante su
primer mandato pero se vieron opacados por el énfasis desproporcionado
en una agenda antidroga y de seguridad.
"Las relaciones entre EE.UU. y América Latina
deberían evolucionar bajo la luz de una agenda compartida en torno a
temas de crecimiento económico, integración y administración de
gobierno", dijo Hershberg a la BBC.
En ese sentido, las visitas de los presidentes
Piñera, de Chile, y Humala, de Perú, a Washington están destinadas a
avanzar las negociaciones del TPP, un pacto firmado inicialmente por
Chile con naciones del Pacífico Sur.
Por parte del hemisferio occidental, Estados
Unidos, Perú y México están negociando la entrada en el TPP, mientras
que Colombia y Panamá anunciaron su interés en asociarse al pacto.
"Se desarrollará una situación en que se estrechan las relaciones con los países que no están en el bloque bolivariano o izquierdista y se evitan incidentes que puedan inclinarlos en esa dirección"
Adam Isacson, WOLA
Todos estos países ya tienen acuerdos
bilaterales con EE.UU. y están más o menos alineados políticamente. Eso
estaría dejando por fuera de la arena de las relaciones con EE.UU. a
aquellas naciones "bolivarianas" y sus simpatizantes.
Aunque Adam Isacson no cree que se vaya a formar
un cisma entre un bloque y el otro, Venezuela, Bolivia, Ecuador y
Argentina han sido pasados por alto en este primer movimiento de
acercamiento de EE.UU. con la región.
"No será como una Guerra Fría pero se
desarrollará una situación en que se estrechan las relaciones con los
países que no están en el bloque bolivariano o izquierdista y se evitan
incidentes que puedan inclinarlos en esa dirección", manifestó.
El gran residuo de esa Guerra Fría, la política
hacia Cuba, ni siquiera está siendo abordada, al tiempo que el
Departamento de Estado ha manifestado reserva frente al resultado de las
elecciones en Venezuela.
"En ese sentido, Washington ha estado
completamente fuera de sincronización con los gobiernos de la región",
señaló Eric Hershberg. "Así que, todavía, es muy temprano vaticinar que
las relaciones con América Latina durante el segundo mandato de Obama
sean menos ásperas que lo fueron durante su primer gobierno".
William Márquez
BBC Mundo, Washington
Creo que los Estados Unidos deben comprender que estamos viviendo otra época, y que nuestros países latinoamericanos están interesados, de acuerdo con el derecho de la libre autodeterminación, a escoger su propio sistema de gobierno y de vida, así como a establecer relaciones diplomáticas y comerciales con todos los países.
ResponderEliminarAmérica Latina lucha por lograr la prosperidad y aprovechar sus recursos naturales en función de su propio desarrollo y crecimiento económico.
Estados Unidos está obligado a entender que su papel de gendarme mundial debe terminar. Es la diplomacia y no la fuerza bruta la que debe imperar en las relaciones entre naciones.