Reporteros
sin Fronteras constata con preocupación la frecuencia inédita con que
el gobierno de Estados Unidos ha emprendido procesos legales por casos
de filtración de información, apoyándose en la ley de espionaje (Espionage Act) del 15 de junio de 1917. Desde que Barack Obama asumió su cargo, seis “informantes” (whistleblowers) han sido objeto de procesos legales con base en la Espionage Act. Desde la adopción de la Espionage Act,
los gobiernos anteriores habían usado esta ley por casos de filtración
de información sólo en tres ocasiones: en 1973 (en el famoso caso de los
Papeles del Pentágono sobre la Guerra de Vietnam), en 1985 y en 2005.
Esta caza de fuentes –efectuada en menosprecio de
los principios de la Primera Enmienda– afecta directamente la actividad
de los periodistas, sobre quienes recae la sospecha de atentar contra
la seguridad del país, cuando estos no han hecho sino cumplir su deber
profesional.
“Hoy se anunció que el presidente Barack Obama no desea que los
periodistas enfrenten juicios por hacer su trabajo. Lo que no reduce la
contradicción entre, por un lado, la intención de promover una ley
federal que garantice el respeto del secreto de fuentes (shield law->44626),
por la que pugnamos, y, por otro, la obsesión de conspiración que lleva
a las autoridades federales a seguir el rastro del trabajo de los
periodistas y de sus fuentes”, consideró Reporteros sin Fronteras.
Cuatro de los seis procesos de los que son objeto los
whistleblowers fueron abiertos en 2010, el más conocido fue el del
soldado Bradley Manning.
El último proceso, emprendido en 2012, dio como resultado el 25 de
enero pasado la condena del ex agente de la CIA, John Kiriakou, a
treinta meses de prisión por haber filtrado información sobre los
métodos de interrogatorio empleados por la agencia con sospechosos
acusados de “terrorismo”. “El público estadounidense tiene derecho a
saber cómo se comportan sus agentes federales en situaciones en que se
plantea la cuestión del respeto a los derechos humanos”, agregó la
organización.
Tras el caso de la obtención de los registros telefónicos de la agencia The Associated Press, The Washington Post reveló en su edición del 20 de mayo de 2013 los procedimientos de espionaje de los que fue objeto James Rosen, corresponsal del canal Fox News en
la capital. El diario informa que el FBI obtuvo información de su
credencial magnética de entrada al Departamento de Estado, así como el
registro de sus llamadas telefónicas e incluso examinó el contenido de
su cuenta de correo electrónico personal, con el fin de descubrir su
fuente, que le había filtrado documentos clasificados. La fiscalía acusó
a James Rosen de ser “cómplice o colaborador”, pero el periodista no ha
sido inculpado formalmente, en este proceso emprendido en 2010 contra
el ex consejero de seguridad del Departamento de Estado Stephen Jin-Woo
Kim, quien está acusado de haber entregado a James Rosen documentos
relativos al disparo de un misil de Corea del Norte en respuesta a las
sanciones de la ONU contra el régimen de Pyong Yang.
Tomado de http://www.criticapolitica.mx/63257
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