Miguel Díaz-Canel Bermúdez (D),
Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba,
recibe una Biblia entregada por Julio Mullray Thompson (C ), presidente
del Consejo Latinoamericano de Iglesias, y Joel Ortega Dopico (I),
Presidente del Consejo de Iglesias de Cuba, durante el culto inaugural
de la VI Asamblea General del Consejo Latinoamericano de Iglesias
(CLAI), realizado en el Teatro Lázaro Peña, en la sede de la Central de
Trabajadores de Cuba (CTC), en La Habana
El Departamento de Estado circuló este lunes en Washington su
informe anual respecto a lo que, de acuerdo a su óptica, es la falta de
libertad religiosa en Cuba.
Según la apreciación de esa dependencia oficial, el año pasado las
autoridades de la isla mantuvieron “restricciones significativas” sobre
ese tipo de actividad.
El documento llega a manifestar, sin aportar un solo ejemplo
concreto, que la mayoría de los líderes religiosos de Cuba admite
ejercer la autocensura en sus sermones, para no ser detenidos.
Pero, una vez más, la realidad estropea maquinaciones del
Departamento de Estado contra Cuba en lo que toca a su artificio sobre
la persecución religiosa.
¿En qué momento su nuevo informe? Casi al mismo tiempo que la nación
caribeña acoge la Sexta Asamblea General del Consejo Latinoamericano de
Iglesias (CLAI) con unos 300 delegados de toda la región y una agenda
que se extenderá hasta el domingo.
La cita debió efectuarse en febrero último, pero, denunció el
secretario general del CLAI, Nilton Giesel, no pudo concretarse debido a
que los fondos destinados para ello fueron congelados por el gobierno
de Estados Unidos.
Giesel, de nacionalidad brasileña, subrayó que están reunidos ahora
gracias a la ayuda y solidaridad desplegadas por las iglesias, incluidas
europeas.
Subrayó que los participantes latinoamericanos tienen un gran interés
en intercambiar experiencias y echar andar nexos aún más estrechos con
instituciones religiosas cubanas y con su pueblo.
Académicos y periodistas comentaron que la celebración de la VI
Asamblea General del CLAI en La Habana significa un reconocimiento
implícito al trabajo desarrollado por sus iglesias en Cuba.
No dejaron de mencionar que todos los años ingresan a la isla miles
de ejemplares de libros de carácter religioso que son utilizados en la
formación de sacerdotes.
Esas fuentes recordaron que en Cuba durante los últimos años se han
llevado a la práctica más de 100 proyectos de ayuda con instituciones
cubanas y extranjeras en sectores de la salud, la alimentación,
educación y otros.
Asimismo resaltaron los encuentros que de manera sistemática llevan a
cabo altos funcionarios del gobierno nacional e importantes delegados
religiosos.
También hicieron notar que líderes del sector han sido elegidos para
desempeñar puestos en todos los niveles del parlamento, incluidos, por
ejemplo, pastores protestantes y el presidente de la Asociación Cultural
Yoruba.
Como otro caso mencionaron a las instituciones religiosas que
atienden espiritualmente a los creyentes que cumplen de forma interna
sanciones penales o a través de asistencia individual y colectiva (misas
y cultos).
Otro hecho valorado por estos académicos y periodistas es que los
inmuebles de una u otra forma empleados por esas organizaciones,
pertenecen a estas.
En coordinación con el Ministerio de Salud Pública de Cuba se
facilita atención religiosa individual en los centros de atención a
enfermos de SIDA y se desarrollan proyectos de colaboración para el
mejoramiento de estos pacientes.
Hasta aquí algunos ejemplos, porque su total enunciación resultaría
demasiado extensa para un solo artículo periodístico, aunque, no
obstante, en archivo quedan muchos más.
Frente a esa incuestionable realidad, el unilateral, prepotente,
falso y hasta inoportuno informe del Departamento de Estado queda en
paños menores sobre el escenario.
Tomado de http://www.cubasi.cu
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