Estados
Unidos, la superpotencia única del planeta desde que finalizó la guerra
fría, la que por más de medio siglo bloquea el desarrollo de su vecina
isla de Cuba acusándola de indemostrables violaciones de los derechos
humanos, tiene vigente una ley federal según la cual toda entidad o
empresario estadounidense o con intereses en ese país que apoye un
boicot por ese mismo motivo contra Israel será encarcelado o severamente
multado.
En años recientes, muchas organizaciones
defensoras de los derechos humanos y prominentes activistas de todo el
mundo, sin excluir a Estados Unidos, han condenado a Tel Aviv por su
cruel papel en la crisis humanitaria en la Franja de Gaza y por los
graves abusos contra los palestinos en toda la región.
El asunto cobró relevancia cuando, hace unos días, el científico
británico Stephen Hawkings anunció su decisión de apoyar un boicot
contra Israel convocado por los palestinos y, a tal efecto, canceló su
participación en una próxima conferencia internacional que tendrá como
anfitrión al presidente israelí Shimon Peres.
Hawkings es un físico y cosmólogo universalmente reconocido por sus
aportes científicos en diversos campos. Fue el primero en presentar una
cosmología explicada a la partir de la unión de la teoría general de
relatividad y la mecánica quántica. Ha recibido distinciones y premios
de universidades y centros de investigación de diversos países, entre
ellos de Estados Unidos.
Es una personalidad prestigiosa por su sistemática defensa de causas
justas y, además, goza de grandes simpatías y solidaridad porque lucha
contra una progresiva dolencia neuromotora severa vinculada con una
amiotrofia esclerótica que le genera una casi total parálisis y la
necesidad de hablar, limitadamente, por medio de un dispositivo
electrónico especial.
A raíz de su protesta contra la actuación de Israel contra los
palestinos, ha salido a relucir esa ley de Estados Unidos, casi
desconocida u olvidada, que esencialmente criminaliza el acto de
promover o brindar apoyo a cualquier forma de boicot a Israel, acto que
califica como delito federal.
Las sanciones prescritas por violar la prohibición de brindar apoyo a
un boicot contra Israel pueden llegar a ser de multa, hasta de un
millón de dólares, y de cárcel hasta 20 años.
Por eso, el periodista Daniel Jackson se preguntaba en el sitio
digital Activist Post el reciente 11 de mayo: “¿Si Stephen Hawking
poseyera un negocio en los Estados Unidos sería multado o encarcelado
por solidarizarse con el boicot contra Israel?”.
“No obstante las atrocidades de Israel, ahora nos vemos obligados a
comprar a punta de cañón las importaciones de ese país”, comentaba
Jackson.
Este papel que asume Washington de ángel de amparo de la cúpula de
Tel Aviv contrasta vivamente con el de feroz guardián del bloqueo con
ropas de embargo que ejerce contra Cuba desde 1962, instrumentando
directivas del Departamento de Estado de EE.UU. de abril de 1960 que
llamaban a “derrotar a la revolución cubana por medio del desencanto y
el desaliento; la insatisfacción y las dificultades económicas,
negándole dinero y suministros para disminuir los salarios reales y
monetarios a fin de causar hambre, desesperación y el derrocamiento del
gobierno cubano”.
En la medida que Estados Unidos fue quedando cada vez más aislado
internacionalmente en su política de bloqueo contra Cuba, solo Israel le
fue quedando como aliado inconmovible en la votación de condena que
cada año se le hace en la Asamblea General de la ONU desde 1992.
Solo Israel y Estados Unidos votan contra esa resolución cada año,
acompañados en la sistemática derrota diplomática por alguna que otra
isla nación del Pacífico que vota en contra o se abstiene debido a su
situación de virtual fideicomiso bajo control de EE.UU. El número de
Estados miembros de Naciones Unidas que condena el bloqueo a Cuba de
Estados Unidos llega ya a 188, o sea, más del 97% del total de países
acreditados en el organismo mundial.
Lo que viene a constituir una muestra más del fariseísmo de la
política exterior de Washington es que mientras castiga a cualquier
súbdito suyo que condene a Israel por violaciones de los deberes
humanitarios aprobados por las Naciones Unidas, reprima con crueldad a
quienes no acaten su arbitrario boicot a la isla que es modelo respeto a
los derechos humanos y la solidaridad global
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