"El presidente Juan
Manuel Santos celebró la invitación que se le extendió
a Colombia para ingresar a la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE), lo cual se había puesto
como meta desde su llegada a la Casa de Nariño hace dos años",
informa el periódico conservador del principal banquero de este
país, Luis Carlos Sarmiento Angulo, en su edición del
30 de mayo.
Más adelante el diario El Tiempo de Bogotá
cita una frase del propio presidente Santos para destacar dicha invitación:
"Nos aceptaron en la mejor universidad porque hemos aprobado todos
los cursos. Ahora nos falta la hoja de ruta para graduarnos. Este es
un hecho del que los colombianos debemos sentirnos muy orgullosos. No
a cualquier país lo invitan a formar parte de esta organización.
Solamente los mejores son invitados y Colombia está dentro de
ellos".
Lo que no cuentan ni el periódico del banquero
Sarmiento Angulo, ni el propio Santos, ni menos su batería mediática,
la "gran prensa" nacional, es que la OCDE no es más
que el máximo centro ideológico y publicitario del neoliberalismo
y de la ultraderecha económica en el mundo.
Para los neoliberales la OCDE es "el club de las
buenas prácticas económicas", cuyas recetas son ampliamente
conocidas en América Latina porque terminaron por hundir socioeconómicamente
a prácticamente todas las naciones de la región: disciplina
presupuestaria, cambios en las prioridades del gasto público,
reforma fiscal con bases imponibles amplias y tipos marginales moderados,
liberalización financiera y comercial, privatizaciones, desregulación,
derechos de propiedad firmemente establecidos y garantizados, Estado
reducido, control de la inflación, banca central "independiente"
de los gobiernos pero obsecuente a los dictados de los organismos internacionales
de crédito como el Banco Mundial, el FMI y la Organización
Mundial del Comercio (OMC).
Se trata para los neoliberales de una especie de "buen
sentido económico que es aceptado de forma global", cuya
institución que propaga esa receta es la OCDE, que tiene su sede
en París, y a la que pertenecen los 29 países más
ricos del mundo. Es la oficina de propaganda de los poderes económicos
mundiales. Siempre receta las mismas cosas, sea cual sea la coyuntura
por la que atraviese cualquier región del planeta. Sus recomendaciones
son talla única.
No hay un solo elemento impredecible en sus informes
y documentos. Entre sus misiones está la de aportar un análisis
anual sobre cada país.
Mientras el Fondo Monetario Internacional se especializa
en finanzas, el Banco Mundial en desarrollo y la Organización
Mundial del Comercio en las regulaciones del ramo, la OCDE, fundado
en 1961, genera el pensamiento neoliberal y busca crear poder intelectual.
Por eso su secretario ejecutivo, el exministro de Finanzas
de México, José Ángel Gurría señaló
que la función de la OCDE "es pensar". Sin embargo,
sus mensajes no se distinguen de los que exportan los foros de reflexiones
empresariales particulares. En la mayoría de los casos da la
sensación de ser un espacio analítico del gobierno estadounidense.
Por querer posar en el club refinado del pensamiento
neoliberal, el presidente Juan Manuel Santos, un aplicado epígono
de este funesto modelo económico que aplica al pie de la letra
en su gobierno, ha solicitado en forma insistente el ingreso de Colombia
a la OCDE.
CRONICÓN.NET
Bogotá, 31 de mayo de 2013.
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