En los últimos
días se ha divulgado con inusitada rapidez la noticia de que la oposición
venezolana – no se define a un actor determinado – adquirió en los finales del
mes de mayo 18 aviones de guerra a entidades productoras de estos artefactos en
Texas, EE.UU, según el reporte destapado por el Periodista y ex Vicepresidente
de la nación bolivariana José Vicente Rangel en su programa “José Vicente Hoy”.
La noticia agrega que después de escoger de catálogos que se les presentaron
prefirieron los modelos que “casualmente” están estacionados en una base aérea
en Colombia.
Hasta aquí la información divulgada por los
medios y rebotada por casi todas las agencias en el área y fuera de ella.
Para muchos, entre los que se encuentra el que
escribe, José Vicente es un personaje político y periodista creíble, serio en
sus análisis e incapaz de lanzar una noticia, por muy sensacional que sea, si
no es verificada y tiene una fuente confiable.
Pero leyendo los reportes de la información nos
asaltan muchas dudas que quisiéramos analizar conjuntamente con nuestros
lectores, tratando de colocar en contexto los hechos y traspasando la frontera
de lo meramente informativo, a la evaluación del hecho como tal y sus posibles
implicaciones.
En la información transmitida por Rangel se acota
que “Luego de ojear los catálogos (los dirigentes
contrarrevolucionarios) firmaron contrato por 18 aviones de guerra, que serían
estacionados en una base militar de Estados Unidos en Colombia, la cual tiene
las coordenadas P 11° 25′ 31”, M 72° 7′ 46” ”.
Nos llama la atención que una compra se realice
por catálogos de aviones que ya están en servicio, de lo contrario ¿que hacen
estos medios ya en un aeropuerto colombiano?
Los aviones nuevos se compran por catálogos según
ofertas específicas que hacen los productores, en consideración a las
necesidades y solicitudes del comprador. Los aviones de uso o de segunda mano,
como se suelen llamar, se venden de forma distinta y casi nunca participan las
empresas productoras ya que estos ya no pertenecen a ellos, sino a alguien que
ya los adquirió.
Por otro lado, según reglas internacionales, no
es posible vender aviones de combate a instituciones no representativas de un
gobierno.
La industria aero-militar es una industria muy
costosa y no se construyen naves para después ofertarlas, sino que se
construyen las naves que ya han sido ofertadas por catálogos y los contratos
correspondientes firmados con los clientes.
Los aviones-prototipo que a veces vemos en ferias
y exhibiciones, son modelos únicos construidos con ese fin y por lo general no
se ofertan. Es por ello que un contrato de compraventa de aviones de guerra se
puede firmar en un año y por lo general ejecutarse a los varios años.
Ahí tenemos el caso de Siria que esta ahora
recibiendo aviones MIG-29 que fueron contratados y parcialmente pagados hace 3
o 4 años.
Si estuviéramos hablando de aviones nuevos se
trataría evidentemente de aviones contratados por otro país o entidad y que una
vez terminados han sido revendidos a la oposición venezolana.
Si estuviéramos hablando de aviones de segunda mano, se trataría de modelos mas
antiguos con performance mas limitado y que deben estar en manos de países o
entidades estatales de algún gobierno para ser revendidos a la oposición
venezolana, por lo que la información de que se reunieron con proveedores
estadounidense de la industria de construcción de aviones de combate, no es
exacta.
Pero analicemos las diferentes variantes
probables en este caso y cuales deberían ser las premisas para su ejecución.
- Compra-venta de aviones nuevos de combate.- En este caso el contrato de producción de estas aeronaves debió haber sido firmado hace varios años por algún otro país y ahora cuando las aeronaves ya están concluidas se decidió por este “cederlas” para la compra por parte de la “oposición” venezolana.
En la información divulgada por Rangel los
aviones deberán ser entregados en el mes de noviembre próximo, o sea dentro de
5 meses, lo que genera un sinfín de dudas.
Primero que todo, ¿donde y cuando se preparará el
personal que evidentemente no tiene capacitado la oposición, por demás no
poseedora de una infraestructura, ni de medios, ni de instalaciones para
mantener una “fuerza aérea”?
¿En que lugar las “fuerzas opositoras” podrán
instalar y guardar todos los medios de logística, mantenimiento, piezas de
repuesto y medios técnicos, así como el armamento que requiere una flota de 18
aviones de combate?
¿Quienes le prestarán los múltiples servicios que
requiere la aviación de guerra para garantizar la navegación, el mando y las
Operaciones de combate que pretenden desarrollar?
¿Bajo que bandera podrán operar estos aviones en
su actuar internacional y bajo que leyes se ampararán?
Podríamos agregar muchas mas interrogantes, pero
al parecer con estas se podrá llegar a la conclusión de lo inviable de una
operación como esta.
Por ultimo hay que agregar los costos de la
compra de aviones nuevos de combate. Para que tengan una idea les presentamos
una tabla con el costo aproximado de algunos modelos de aviones de combate
norteamericanos, cuya fuente se menciona como proveedora.
Modelo
|
Costo
|
Productor
|
F/A-18 Hornet
|
$94 millones
|
McDonnell Douglas (ahora Boeing)
|
EA-18G Growler
|
$102 millones
|
McDonnell Douglas (ahora Boeing)
|
V-22 Osprey
|
$118 millones
|
Bell-Boeing
|
F-35 Lightning II
|
$122 millones
|
Lockheed Martin
|
F-22 Raptor
|
$350 millones
|
Lockheed Martin
|
Como se puede observar, la cuenta de una compra
de esta magnitud esta en el orden de los 1600 – 1700 millones de dólares como
mínimo, esto sin contar el costo de instalaciones piezas de repuesto,
equipamientos especiales y armamento, además del adiestramiento del personal
que puede no estar incluido en el precio del aparato.
Aquí nos deberíamos preguntar ¿de donde saldrá
esta enorme suma de dinero? ¿De las arcas de los magnates que conforman la
oposición? ¿Lo recaudaran con fiestas, cacerolazos y ágapes?
Parece fantasioso creer que algún miembro de la
oposición venezolana tenga tal capacidad de recursos financieros y la voluntad
de arriesgarlos en una aventura como esta.
- Compra-venta de aviones de combate de segunda mano.- Aunque no es algo imposible tendríamos que comenzar por decir que en este caso la reunión con entidades productoras norteamericanas no tendría sentido y esta u otra reunión se debería de estar produciendo con los poseedores de tales aeronaves que compraron en algún momento y ahora ofertan a los “opositores” de Venezuela.
En esta situación es necesario destacar que los
posibles vendedores tienen que ser obligatoriamente representantes de gobiernos
legítimos, los únicos autorizados para la compra de este tipo de aeronaves.
Claro que incluyo a la CIA, el Pentágono, y el Mossad israelí, considerados
gobiernos independientes dentro de los gobiernos a los cuales deberían rendir
cuentas.
Pero, ni en este caso los aviones de combate son
baratos, pues su coste, en dependencia del modelo y su tiempo de explotación,
son también millonarios. A esto se le suma que la creación de la
infraestructura para su explotación y mantenimiento es tan o mas costosa que la
de aviones nuevos, pues conseguir las partes y piezas es mas difícil y los
niveles de roturas y sustitución obligatoria de agregados, es mas frecuente.
Desde el punto de vista operativo, esta
compraventa parece menos lógica, pues en cualquier caso se necesita considerar
cual será el posible “enemigo”. Es evidente que estamos hablando de las Fuerzas
Aéreas y antiaéreas de Venezuela.
El problema consiste que en la actualidad la
Fuerza Aérea venezolana esta dotada entre otros de aviones y helicópteros rusos
de ultima generación. Los Shukoi en el staff venezolano, son superiores en
muchos casos a los últimos modelos desarrollados por la industria
estadounidense. Comprar aviones obsoletos, para que sean más baratos, no
tendría ningún fundamento táctico y correspondería a botar dinero en una guerra
de antemano perdida.
Además seria muy difícil explicar a la opinión
publica el porque estos aviones están siendo “guardados” y “mantenidos” en un
país vecino, que debería responder ante la opinión publica por tal actitud.
A estas alturas del análisis podríamos
preguntarnos ¿Nos esta engañando José Vicente Rangel con esta información? ¿Lo
habrá embarcado alguna fuente en esta historia mal contada?
Pienso en lo personal que no. Solo que hay
aristas de esta nueva maquinación anti venezolana que no han sido develadas y
se esconden detrás del hecho informativo.
Primero que todo es necesario valorar el contexto
actual venezolano, donde el fallecimiento del líder bolivariano Hugo Chávez,
trajo la esperanza de la oposición liderada por EE.UU, de acceder al poder y
revertir todas las conquistas alcanzadas en estos años de gobierno popular.
Si bien Nicolás Maduro no es Chávez, este esta
decidido a defender y dar continuidad al proceso comenzado por este y por ello
la oposición esta jugando todas las cartas en su poder, bajo la batuta del
líder del “Eje de la Guerra”, EE.UU.
Las recientes informaciones de la aparición de
grupos armados para desestabilizar Venezuela incluyendo un supuesto grupo que
“defiende” el socialismo “traicionado” por Maduro y que tiene hombres armados
en algunas regiones, es un indicio de cual es el camino a seguir. Primero
generar una matriz de opinión de que en Venezuela hay fuerzas que luchan por la
democracia y la libertad y de esta forma formar el pretexto para una
intervención directa por parte de los EE.UU u otra organización afín a
estos en el área (la OEA por ejemplo).
Este esquema ya se ha probado en el Medio
Oriente, pero tiene su versión más cercana geográfica y morfológicamente
hablando en Cuba.
Durante el desarrollo de la llamada y ahora bien
conocida operación “Mangosta”, que culminó con el desastre de Bahía de
Cochinos, se emplearon aviones adquiridos por la CIA de los modelos existentes
en Cuba de fabricación norteamericana. Estos aviones fueron presentados a la
opinión pública como naves pilotadas por oficiales descontentos por el rumbo
político de la revolución cubana y participantes de una rebelión o complot para
derrocar al “régimen” castrista.
Por otro lado, la presencia ya en territorio
colombiano de naves de guerra supuestamente compradas por la oposición, puede
ser presentada como un hecho en el cual el país sudamericano no estuviera
involucrado directamente, claro que nadie en su sano juicio creería que
Colombia esta ajena a tal operación.
Por ultimo las experiencias del Medio Oriente nos
indican, que no es primera vez que EE.UU, sin recato alguno, bombardea a la
población civil con sus mercenarios y después acusa al gobierno de haberlo
hecho, apoyándose en su amplia ventaja en el control de los Medios Masivos de
Difusión.
Valorados estos factores y considerando las
posibilidades reales de la oposición venezolana y su maridaje con EE.UU, parece
que lo que se esta gestando es una operación para encubrir de forma cosmética
la participación directa de aviones de guerra perteneciente a EE.UU y
basificados en alguna de la instalaciones recientemente adquiridas por estos en
territorio colombiano y dar un viso de “legalidad” y “verosimilitud” a la
agresión que está en desarrollo contra el pueblo bolivariano.
Puede parecer demasiado burda la maniobra
EE.UU-oposición, pero si observamos con que desfachatez e impunidad mienten los
personeros y medios occidentales, no parecerá rara una operación como esta.
Todos saben que la oposición esta matrimoniada
con el gobierno y los intereses norteamericanos, pero como dice el refrán “La mujer del Cesar no tiene que ser honrada, solo
aparentarlo”.
DAVID URRA / CONTRAINJERENCIA-
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