No es que nadie se dé cuenta; hasta los presidentes lo confiesan, a
veces. Por más de una década parece que mucho del debate político aquí
se trata de cómo están tan descompuestas las cosas.
No se cansan de decir que el sistema de migración "esta
descompuesto". No niegan que el sistema financiero está descompuesto (no
podían ocultarlo después de la crisis más grande desde la gran
depresión). Que la guerra contra las drogas no funciona, que el sistema
de educación está descompuesto, que el sistema de control de armas es
disfuncional, que hasta la manera en que se espía a todo mundo está mal
(aunque no queda claro si está mal sólo porque fue revelado, o si estaba
mal desde antes); ni hablar de la salud, el cambio climático, el
sistema penal y la infraestructura del país.
Cada semana hay más ejemplos:
¿Por qué no hay más banqueros en la cárcel?, preguntó la senadora
demócrata Elizabeth Warren en una audiencia con reguladores financieros
la semana pasada. Uno de los encargados de la Reserva Federal no tenía
respuesta. Warren afirmó que "el mensaje a todo banquero de Wall Street
es fuerte y claro: si violan la ley, no irán a la cárcel, pero pueden
acabar con un ingreso aún más alto", en referencia al ejecutivo en jefe
de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, quien, después de negociar una multa de
su empresa sobre las hipotecas que provocaron la peor crisis financiera
desde la gran depresión, recibió un incremento en su ingreso. Millones
de desempleados y millones de familias que se quedaron sin casa aún no
tienen respuestas.
En otro plano, durante su campaña presidencial, el candidato Obama
declaró: "nos enfrentamos a la creencia de que está bien que cabilderos
dominen nuestro gobierno, que simplemente son parte del sistema en
Washington. Pero sabemos que la influencia exagerada de los cabilderos
es parte del problema, y esta elección es nuestra oportunidad para decir
que ya no les permitiremos obstruir nuestro camino". Cuando llegó a la
presidencia, emitió una orden ejecutiva que prohibió a los cabilderos en
su gobierno. Pero después hubo excepciones a tal extremo que, según
Politico, hasta la fecha, el gobierno de Obama ha contratado unos 70 ex
cabilderos registrados que antes representaban a corporaciones y
asociaciones empresariales.
En tanto, Ray Nagin, ex alcalde de Nueva Orleáns que tuvo un perfil
nacional durante el desastre del huracán Katrina, ingresó a una prisión
federal la semana pasada para iniciar su condena de 10 años por
corrupción, que incluye lavado de dinero y sobornos, por lucrar con la
reconstrucción de su ciudad.
El ex gobernador republicano de Virginia, Bob McConnell, considerado
una de las estrellas nacionales de su partido y campeón de los "valores
familiares" y la "honestidad", fue declarado culpable de corrupción
después de un largo juicio donde se comprobó que aceptó regalos de ricos
a cambio de favores políticos. Su estrategia legal de defensa fue
culpar a "la loca" de su esposa por todo.
Gobiernos extranjeros aportan decenas de millones de dólares en
contribuciones a algunos de los "grupos de pensamiento" (think tanks)
más prominentes y supuestamente "objetivos" de Washington, para comprar
influencia y acceso político para promover políticas que reflejan los
intereses de esos donantes, reportó el New York Times.
En otro rubro, casi cada semana hay otra tragedia por el uso de armas
de fuego en lugares públicos, pero, casi dos años después de que 20
niños de primaria y seis adultos en Newtown, Connecticut, fueron
ultimados por un joven armado, en lugar de imponer más restricciones,
varios estados han impulsado leyes que permiten portar más armas para
"defenderse" ante los otros armados; incluso permiten portarlas en las
mismas escuelas. Hace unos días, una maestra de primaria accidentalmente
se hirió cuando descargaba su arma de fuego en un baño de su escuela en
Utah, reportó Los Angeles Times. La maestra tenía licencia para portar
una arma oculta en Utah, de acuerdo con una ley que no requiere que
informe que está armada. Una semana antes, un profesor en una
universidad estatal en Idaho accidentalmente disparó su arma y se hirió
el pie frente a estudiantes.
Por otro lado, dos hombres que han estado encarcelados 30 años –uno
de ellos en la fila de la muerte a la espera de su ejecución– fueron
exculpados cuando abogados comprobaron su inocencia con base en pruebas
de ADN, en lo que varios medios, expertos y defensores de derechos
declararon ejemplo perfecto de lo descompuesto que está el sistema de
justicia estadunidense. Una vez más, el caso provoca la pregunta de
cuántos más que están a la espera de ejecución son inocentes (desde
1973, más de 140 han sido exonerados), y cuántos de los mil 388 ya
ejecutados desde 1976 lo eran.
El mayor Jason Wright, uno de los abogados militares estadunidenses
asignado a defender al presunto autor intelectual de los atentados del
11-S en Guantánamo, renunció al ejército a finales de agosto, acusando
al gobierno estadunidense de violaciones a los derechos humanos, que
incluyen tortura (su cliente fue sometido a la técnica de waterboarding
183 veces, entre otras cosas) y de preparar un juicio parcial y de
apariencias, reportó National Public Radio.
Más de 14 por ciento de los hogares estadunidenses –uno de cada
siete– padecen "inseguridad alimentaria", o sea, que por lo menos parte
del año no tienen acceso a alimentación segura, el mismo nivel que en
2008, según el gobierno federal.
Por donde se vea –estos son sólo algunos ejemplos recientes–, las
cosas no funcionan. Tal vez los más ricos y poderosos lo ven de otra
manera: Wall Street y las grandes empresas están generando ganancias sin
precedente; a los que se dedican a la industria de las armas, las
guerras, el petróleo y las cárceles les va muy bien, y los políticos –a
pesar de sus bajísimos índices de aprobación– aún despachan cómodamente
para sus patrocinadores (algunos políticos corruptos demasiado tontos,
que no entendieron cómo jugar, a veces pagan el precio). Pero con tantas
cosas que no funcionan para las mayorías, tal vez el sistema es lo que
está descompuesto.
Escrito por
David Brooks/ La Jornada
CubaSí
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