Al menos siete personas murieron y 11 resultaron heridas este domingo
al estallar una bomba en un campamento de refugiados en el noroeste de
Pakistán, en tanto un ataque con un drone de Estados Unidos en una
región tribal dejó cuatro muertos.
La bomba, que estaba colocada en una motocicleta, explotó en un campamento de desplazados internos en las afueras de la ciudad de Hangu, en el noroeste del país, donde se encuentran numerosas personas que han huido del conflicto en la vecina región tribal de Orakzai.
La policía paquistaní precisó que entre las siete víctimas mortales
figuran tres niños y que hasta ahora nadie ha reivindicado el atentado.
El hecho tuvo lugar poco después de que un avión no tripulado de Estados Unidos bombardeó posiciones rebeldes en Waziristán del Sur, zona tribal junto a la frontera con Afganistán, matando a cuatro milicianos.
Entre los muertos se encuentran dos milicianos árabes y dos de sus aliados locales, según el diario paquistaní Dawn.
Estados Unidos suspendió sus ataques con los llamados drones durante los primeros seis meses de este año para permitir al gobierno paquistaní negociar con los talibanes, pero las conversaciones fracasaron, por lo que este tipo de bombardeos se reanudaron.
Además, las Fuerzas Armadas paquistaníes lanzaron a mediados de junio pasado una ofensiva contra los milicianos de Tehrik-e-Taliban (TTP) y otras redes yihadistas que operan en Waziristán del Norte, una operación en la que han muerto más de mil talibanes.
La ofensiva paquistaní ha forzado a unos 698 mil civiles, la mayoría niños y mujeres, a abandonar sus casas en las zonas tribales, de acuerdo con cifras de fuentes militares.
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