Marie Cristine Chilver, Fifi, según el nombre que empleaba como agente secreto de los servicios de espionaje británico.
PAUL TONGUE
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Se hacía llamar Fifi, aunque su verdadero nombre era Marie Cristine Chilver, así lo han revelado los documentos secretos sobre su figura, hechos públicos a través de los Archivos Nacionales Británicos.
De padre inglés y madre letona, se educó en una escuela alemana de
Riga, donde acabaría sus primeros estudios para después trasladarse a la
Universidad de la Sorbona en París, donde permanecería hasta que en
1940, la invasión de las tropas nazis en París provoca su internamiento
en el campo Frontstalag 142, Besançon, París, del que
logró escapar un año más tarde. Una huída que le hace llegar hasta
Inglaterra, y allí se convertiría en la espía Fifi.
En 1942 se unió a la SOE (Special Operations Executive), la organización que crearon Winston Churchill y Hugh Dalton
durante la II Guerra Mundial para espiar, sabotear y conocer las
estrategias y mecanismos de las Potencias del Eje (Alemania, Japón e
Italia) y luchar así contra la ocupación nazi en Europa.
Fifi era una de las 3.200 mujeres que formaban parte de aquel cuerpo de espías (13.000 en total)
instruidos y formados para dar soporte e información al resto de
agentes secretos del mundo, así como a aquellos grupos que se resistían a
las tropas de Hitler.
La educación de una espía
Discreta, terca, seductora y eficaz. Unas cualidades que adquirió en The Finishing School, la escuela de Beaulieu State (Hampshire,
Inglaterra) donde se instruían a todos los espías del gobierno
británico. De dos a cuatro semanas, el periodo que duraba el curso, Fifi
adquirió conocimientos en robo, falsificación de documentos, chantaje y asesinato silencioso.
También formaba parte del programa el uso y diferenciación de las
distintas armas, el reconocimiento de los uniformes y vestimentas del
enemigo, el manejo de explosivos, conocimiento de emisiones radiofónicas
así como la codificación y descodificación de mensajes en clave.
Un programa de estudios condensado en el que había que aprender en el
mínimo tiempo posible el mayor número de materias para pasar
posteriormente a la actividad real, infiltrarse entre los distintos grupos,
recabar datos y documentación y anticiparse al enemigo. Alumna ejemplar
donde las haya, Fifi puso en práctica todas las nociones que adquirió
durante su entrenamiento.
Su función era corroborar si los agentes en prácticas de
Gran Bretaña eran leales a su país y sabían guardar secretos. Para
lograrlo era capaz de pasar noches enteras con su objetivo, generalmente
hombres, para comprobar si lo que le relataban era verdad o no. Así
sucedió en una misión a Wolverhampton (Inglaterra),
donde, y tras tomar varios Martinis y pasar la noche con uno de los
jóvenes a los que Gran Bretaña iba a mandar a combatir, averiguó las
verdaderas intenciones de éste. "Obviando lo que pueda suceder en el
campo, es muy suave e inocente. Sería una pena tener que renunciar a
él".
Sus informes se pararon cuando acabó la II Guerra Mundial (1945). Tras el conflicto, la femme fatale del cuerpo de espías británico se trasladó al sur de Inglaterra, a Gloucestershire, donde estuvo hasta el día de su muerte, el 5 de noviembre de 2007.
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